G8 destinará US$ 20 mil millones a agricultores pobres

A último momento los participantes decidieron aumentar la cifra en 5 mil millones de dólares.




Las principales naciones industrializadas y Rusia (G8) destinarán 20.000 millones de dólares a los agricultores más pobres del mundo, según acordaron hoy en el marco de las políticas de ayuda al desarrollo en la clausura de la cumbre celebrada en la localidad italiana de L'Aquila.

Los participantes aumentaron en último momento la cifra, que ascendía inicialmente a 15.000 millones de dólares. Está previsto que los agricultores perciban fondos para estimular su propia producción, en lugar de suministar alimentos a las regiones castigadas por el hambre y destruir así los mercados locales.

La iniciativa, que prevé el desembolso de los fondos en un plazo de tres años, es una "estrategia cordinada" dirigida a impulsar "el desarrollo agrícola sostenible", señaló el G8 en un comunicado.

La iniciativa es secundada principalmente por Estados Unidos y Japón. Por otro lado, las primeras críticas apuntaban a que todavía no está claro si los 20.000 millones serán medios puestos a disposición adicionalmente o provendrán de fondos ya existentes.

Los países pobres, en especial en Africa, padecen masivamente los efectos de la peor crisis financiera desde la década de 1930, tanto más cuando los países industrializados se han visto obligados a rescatar sus tambaleantes economías con enormes paquetes financieros y en muchos casos se encuentran en serios apuros.

HAMBRE EN EL MUNDO
La clausura del encuentro de tres días estaba dedicada en exclusiva a la lucha contra el hambre, la pobreza y las carencias educativas en los países en vías de desarrollo.

De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos, el número de hambrientos a raíz de la crisis económica en este año superó la barrera de los 1.000 millones de personas.

Los jefes de Estado o de gobierno del G8 se reunieron en la mañana de hoy con sus socios de Argelia, Nigeria, Senegal, Egipto, Angola y Libia; sobre este último recae actualmente la presidencia rotativa de la Unión Africana.

Por primera vez en una conferencia de esas características se sentó a la mesa el líder revolucionario libio, Muammar al Gaddafi, tras estar políticamente aislado durante décadas. La tarde anterior, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, estrechó la mano del dirigente libio, lo cual constituyó un acontecimiento histórico.

CRITICAS
Entre tanto, organizaciones de ayuda humanitaria arremetieron duramente contra la cumbre del G8. Oxfam, aunque mostró su satisfacción por el acuerdo del G8, subrayó que no está en absoluto claro si se trataba de medios económicos ya pactados o de dinero adicional.

"Teniendo en cuenta las dramáticas dimensiones de la crisis de hambre serían necesarios, al menos, 25.000 millones de dólares anuales adicionales", puso de manifiesto Oxfam en un comunicado. "El vasto número de personas hambrientas en el mundo aumentó sólo en 2008 en 100 millones", añadió.

Por su parte, el jefe de la organización Global Action Against Poeverty (Acción Global contra la Pobreza), Kumi Naidoo, fue bastante más crítico y acusó a los países del G8 de racismo subliminal.

"Existe una enorme diferencia entre lo que dicen y lo que hacen", aseveró Naidoo en el entorno de la cumbre. Ese modo vacilante de actuar tiene que ver con el "racismo subliminal" latente en algunos de los Estados del G8. Al fin y al cabo, los que más hambre padecen son sobre todo los negros, subrayó.

Naidoo consideró que la cumbre ha sido un "completo fracaso". "Se celebra una cumbre tras otra y siempre escuchamos las mismas promesas pero no sucede nada decisivo".

A los países miembros del G8 los acusó de gastar colosales sumas de dinero para rescatar bancos y empresas, mientras los fondos destinados a la lucha contra la pobreza y el hambre en los países en vías de desarrollo escasean.

Los Estados del G8 de ahora en adelante quieren verificar regularmente si se cumplen las promesas hechas en 2005 en la localidad escocesa de Gleneagles, donde acordaron incrementar las ayudas a África en 25.000 millones de dólares anuales hasta 2010.

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