Gabriela Mistral, poeta en Nueva York
En el Instituto Cervantes se presenta hoy una versión bilingüe de Desolación, primer libro de la escritora chilena, publicado originalmente en Estados Unidos en 1922.
Aún no publicaba libro alguno, pero su nombre llegaba a Nueva York. En febrero de 1921, el académico y crítico español Federico de Onís, profesor en la Universidad de Columbia, dio una conferencia sobre una nueva poeta latinoamericana, desconocida, pero de primer orden, según dijo. Ante una audiencia de hispanistas y estudiantes, leyó poemas de Gabriela Mistral. Los versos ásperos, misteriosos y de conmovedora belleza de la escritora de Elqui impresionaron al público. Un año después aparecía en Nueva York el primer libro de Gabriela Mistral, Desolación, con el sello del Instituto de las Españas.
Fue el inicio de su trayectoria. Y marcó de alguna manera el destino de su obra, siempre más valorada en el extranjero que en Chile. Desolación se publicaría en el país después de la edición neoyorquina, en 1923. Ocurriría lo mismo con Ternura, publicado en España en 1924, y Tala, editado en Buenos Aires en 1938. Esos tres libros bastarían para convertirla en el primer autor latinoamericano premiado con el Nobel en 1945.
Noventa y dos años después de la primera edición, el Instituto Cervantes -heredero del Instituto de las Españas- lanza hoy en Nueva York una versión bilingüe de Desolación, que se convierte en su primer libro íntegramente traducido al inglés. Si bien la obra de la poeta ha sido motivo de ensayos y estudios académicos en las universidades norteamericanas, su poesía se conoce sobre todo por antologías.
"Es el libro que contiene los Sonetos de la muerte, por los cuales ganó los Juegos Florales (que la lanzaron a la fama en 1914), fue el poema que se reconoció cuando ganó el Premio Nobel y es el libro que muchos consideran su obra maestra", dice Gloria Garafulich-Grabois, directora de Fundación Gabriela Mistral en Nueva York. "Vivimos en un mundo globalizado y para poder dar a conocer la vida y la obra de una persona tiene que estar traducido al inglés".
Eso mismo pensaron Liliana Baltra, profesora emérita de la Universidad de Chile, y Michael Predmore, profesor de literatura hispánica de la Universidad de Stanford en Estados Unidos. Cuando Predmore leyó los Sonetos de la muerte en la casa de Mistral en Montegrande, en 2004, le dijo a Baltra: "Tenemos que traducir esto". Y así se lanzaron a una tarea que les tomó seis años para la traducción viajando de Santiago a California y cuatro más para la publicación.
"Yo traducía del castellano al inglés y Mike me corregía, embellecía, afinaba los versos con los diversos procesos propios de la poesía", explica Baltra por email desde México. "Existe un prejuicio general de que la poesía no puede o no debe traducirse. Discrepo totalmente. Al traducir un poema, lo que estás haciendo, en realidad, es que lo estás interpretando en la otra lengua. La traducción se convierte en el otro yo del poema, es como su sombra", dice la académica.
La reforma educacional
La edición publica cada poema en español enfrentado a su versión en inglés. Doris Atkinson, última albacea del legado de Mistral luego de donarlo a Chile en 2007, y sobrina de Doris Dana, pareja y secretaria de la poeta, dice que su tía era muy exigente en ese punto, por lo que está muy agradecida.
"Esta publicación va a ser una contribución esencial al entendimiento de Mistral en la comunidad angloparlante, donde ha habido muy poco disponible por mucho tiempo", dijo Atkinson por email.
Pero ello está cambiando. La académica estadounidense Velma García, quien viajó con Atkinson a Chile en abril, está traduciendo Niña errante, su espistolario con Doris Dana, y un libro con los ensayos de Mistral sobre derechos humanos y justicia social.
Ese es uno de los aspectos que destaca la introducción hecha por los traductores de Desolación, que algunos editores rechazaron. "Era una innovadora y visionaria, constantemente comprometida con la reforma educacional", dice. Incentivaba a sus alumnos a tener contacto con la naturaleza, luchaba por la educación de adultos de la clase trabajadora y valoraba el trabajo manual y técnico. Fueron estos atributos los que sorprendieron a José Vasconcelos, escritor y ministro de Educación mexicano, quien en 1922 la invitó a México para colaborar con la reforma educacional. Allí, dice la introducción, Mistral se sentaba a leer el diario en voz alta en las plazas para que la gente pudiera escuchar.
"La relación de Gabriela con Chile es una relación difícil, que todavía no ha sido descrita o entendida en toda su complejidad", subraya la introducción. Agrega que Mistral fue discriminada por ciertos círculos santiaguinos por ser una extraña en una sociedad "elitista, machista y centralista".
Sin embargo, su obra y su trabajo político fueron admirados en Estados Unidos, país donde vivió y enseñó en varias universidades, y donde finalmente murió en 1957, en un hospital de Long Island, en Nueva York.
El libro de 553 páginas, publicado por Latin American Literary Review Press, fue financiado por la Escuela de Ciencias y Humanidades de la Universidad de Stanford y los derechos de autoría son entregados a la Orden Franciscana de Chile y los niños de Montegrande, "en conformidad a la voluntad de Gabriela Mistral". Su lanzamiento se realizará hoy, a las 19.00, en el Instituto Cervantes en Nueva York, con el patrocinio del Instituto, la Gabriela Mistral Foundation y el consulado general de Chile.
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