GAM recupera obras perdidas del edificio hace 40 años
En 1972, artistas como Roberto Matta y José Balmes donaron piezas para la Unctad III. Varias desaparecieron después del Golpe.
Dos hazañas por el precio de una. En 1972 no sólo se logró levantar, en 275 días, un edificio de 13 mil metros cuadrados, para ser sede de la Conferencia Mundial de Desarrollo y Comercio (Unctad III), sino también se armó una inédita colección de arte con obras de 35 artistas, como Roberto Matta, José Balmes, Marta Colvin y Roser Bru, que fue donada al Estado en apoyo al gobierno de Salvador Allende.
Tras el 11 de septiembre de 1973 y con el edificio rebautizado como Diego Portales, muchas de las piezas desaparecieron. Hoy sólo quedan 10, algunas de ellas como las esculturas de Sergio Castillo y Marta Colvin, la puerta de cobre de Juan Egenau y los tiradores de puerta de Ricardo Mesa siguen en el inmueble. Otras, en cambio, hicieron un largo viaje para volver a casa.
Una de ellas es la pieza en madera del grabador Santos Chávez, quien murió en 2001 sin reencontrarse con su obra. Apareció en 2007, entre computadores y sillas, cuando el ingeniero del edificio, Miguel Lawner, buscaba los planos originales. "Siempre tenía en mente esta obra de mi marido. Es especial, no es mural ni una matriz de xilografía, porque mide más de dos metros. Es realmente única", cuenta su viuda, Eva Chávez.
Desde el próximo martes, la pieza vuelve a exhibirse en el GAM junto a obras gráficas de Santos Chávez, Julio Escamez y José Venturelli, quien también hizo un mural en 1972. "El azar marcó el destino de las obras. El mural de Venturelli no se tocó, porque le gustó a Pinochet, pero uno de Balmes se destruyó y otro muy moderno de Nemesio Antúnez que intercalaba líneas blancas y negras con cerámicas se transformó en un piso con forma de tablero de ajedrez. Una canallada", cuenta Eduardo Martínez Bonatti, gestor de la colección.
Por estos días, también regresa al GAM un tapiz de Gracia Barrios, hallado en 2001 por el artista Carlos Leppe en una feria de pulgas. La pintora lo restauró y lo donó al Museo de la Solidaridad, entidad que ahora lo devuelve simbólicamente junto a un óleo de Roberto Matta que también fue parte de la donación original. Ambos se exhibirán hasta diciembre. Mientras que en abril se instaló una réplica del pez de mimbre de Alfredo Manzano, recuperado por el artesano Julio Rodríguez para decorar el hall del GAM.
"Es un deber y un honor difundir esta colección. De las que tenemos, nos quedan sólo tres por restaurar: esculturas de Federico Assler, de Félix Maruenda y un tapiz de Héctor Herrera, que esperan su turno para ver la luz", señala Alejandra Wood, directora del GAM.
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