Garin se quedó y Zverev se fue

Christian Garin, Alexander Zverev

Cuatro años después del triunfo de Garin en el Roland Garros junior, frente al alemán Zverev, la realidad de ambos finalistas es antagónica. La evolución de uno y otro tomó un trayecto inverso al que apuntaba el desenlace de esa inolvidable final de 2013.




8 de junio de 2013. París. El revés de Alexander Zverev se queda en la red tras el servicio de Christian Garin. El Tanque deja caer la raqueta y se tapa el rostro de emoción. Acaba de ganar Roland Garros junior. Las esperanzas del tenis chileno recaen de repente en el joven ariqueño (entonces 17 años, uno más que su rival) y las comparaciones con González, Massú y Ríos empiezan a colgarle de cada golpe. Cuatro años han pasado de esa final, el chileno no despega. Y la diferencia de ranking, resultados y roce internacional con su contrincante es brutal. La vida ha llevado un rumbo radicalmente inverso al que tomó aquel partido. Zverev ya acostumbra a convivir con las rondas finales de torneos ATP y ha sido capaz de ganar en Roma un Master 1000; Garin lucha aún por afianzarse en la categoría challenger.

¿Qué factores influyeron para tal diferencia entre ambos tenistas? Ex entrenadores del chileno opinan. "Una razón importante es cómo afecta la atención que hay sobre los tenistas en Chile, lo difícil que es manejarla. Desde que ganó Roland Garros y después obtuvo un buen resultado en el ATP de Viña, se generó sobre Garin una presión que muy pocos saben manejar", explica Martín Rodríguez, el entrenador que tenía Christian cuando conquistó París.

Y continúa: "Zverev es un alemán con descendencia rusa del que no se hablaba en ninguno de los dos países. Y viajó desde chico a todos los torneos con su hermano Misha. Vivió todo ese proceso desde chico. Está mucho más fogueado y con mucha experiencia del papá, que es su entrenador".

Pese a las irregulares temporadas de Garin, que no ha podido hilvanar más de dos semanas con grandes resultados, el argentino confía en su ex pupilo: "Sigo viéndolo jugar y siento que está listo para meterse arriba. Christian y Alexander siguieron caminos similares en cuanto a físico y golpes. Pero como decían el otro día en ESPN, 'en Chile se prioriza el personaje sobre el deporte, porque siempre las comparaciones son Ríos, González y Massú están, y eso es lo que les cuesta manejar a los chicos'. Si Christian tuviese la tranquilidad mental de Zverev, estaría metido arriba también".

Una diferencia a la vista entre Garin y Zverev desde entonces es que el alemán no se ha movido de la dirección de su padre, y el chileno ha dado poca continuidad a sus cuerpos técnicos. Tras su alejamiento de Martín Rodríguez, en junio de 2014, han pasado por su pizarra Fernando González, Guillermo Pérez-Roldán, Jorge Aguilar y los españoles Javier Duarte, Tomeu Salvá y el mismísimo Toni Nadal. "No creo que tenga mucho que ver en eso. Puede ser que Garin no termine confiando en alguien para que lo ayude, pero no creo que cambie en su proceso", sostiene Rodríguez.

En cambio, para Guillermo Pérez-Roldán, su formador, es trascendental: "Claro que afecta al rendimiento. El jugador tiene que tener una línea y no seis diferentes. Eso sólo le genera confusión. Yo siento que la etapa formativa de Christian sufrió un corte. Con 15 años tuvo que ir a jugar una Davis. Le iba bien, tenía buenos resultados. Y cuando ganas, se pierde la capacidad de análisis, se ve todo bueno. Pero no es así. Christian no se terminó de formar a nivel mental".

Se suma a la tesis Javier Duarte: "Esto es como un colegio. Antes de llevar a tu hijo a uno, habla con muchos para tratar de darle la mejor educación. A partir de ahí, tienes que darle tiempo. Debes dejar trabajar a la gente. Si te cambias de colegio enseguida, a lo mejor hay que pensar que tengo que madurar yo y que no es culpa de los colegios. El problema es que falta una personalidad aún por hacer, admitir una serie de errores uno mismo y querer superar ese momento. Dicho eso, a lo mejor Garin ha tenido mala suerte con los seis entrenadores".

"Una diferencia y esto me lo ha explicado gente que sabe mucho de tenis, jugadores que jugaron con ellos a su misma edad, es que Zverev ya parecía bueno entonces. Parecía una persona adulta, aunque pudiera tener rabietas y romper raquetas. Era más maduro", profundiza el español. Y agrega: "Además, los golpes del alemán podían ser mucho más rápidos que los que Garin, que juega en el fondo y pega con mucho kick (tipo de efecto que busca el bote alto). Tiene talento, pero debe trabajar cada punto y para eso hay que estar mentalizado, tener buena cabeza. Eso cuesta más, sobre todo a los latinos. Zverev, en un momento complicado, te tira un winner de los dos lados o un ace. No tiene que explotar tanto la cabeza en ese aspecto".

Cierra Pérez-Roldán: "Christian tiene un potencial tremendo. Saca bien, pega bien de ambos lados. Su tenis no tiene relación con que esté 200 del mundo. Debería estar más arriba, pero tiene que afirmar más la cabeza. Yo lo vi a principio de año contra un 90 del mundo. En el segundo set, le pintó la cara en 15 minutos: 6-1. El otro parecía un tarado. Pero Garin arrancó el tercero con doble falta y una derecha larga y perdió 6-2. Esos cambios tan bruscos tiene que manejarlos".

Razones en suma para explicar un despegue progresivo y un estancamiento. El rumbo imprevisto y opuesto que tomaron las carreras de Garin y Zverev desde aquella final de 2013 que encumbró al chileno en París.

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