Gobierno argentino minimiza las protestas y niega su espontaneidad

"Son sectores minoritarios que se han opuesto históricamente a las políticas de inclusión", señaló el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. El cacerolazo "no es algo que ocupe ni preocupe a este gobierno", agregó.




El gobierno argentino minimizó hoy los multitudinarios cacerolazos y protestas que se registraron ayer en Buenos Aires y decenas de ciudades en contra de las políticas oficiales.

"Son sectores minoritarios que se han opuesto históricamente a las políticas de inclusión", señaló el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. El cacerolazo "no es algo que ocupe ni preocupe a este gobierno", agregó.

Decenas de miles de personas salieron a las calles anoche para hacer sonar sus cacerolas en protesta contra las políticas del gobierno, la inseguridad, la corrupción, una eventual reforma de la Constitución para habilitar la re-reelección presidencial y los controles en el mercado de divisas.

Las movilizaciones, que incluyeron una masiva marcha a la Plaza de Mayo porteña, frente a la Casa de Gobierno, fueron convocadas por la gente a través de las redes sociales.

Abal Medina consideró sin embargo que la marcha no tuvo "espontaneidad" e indicó que fue organizada "desde hace dos semanas".

"Fue muy poca gente comparativamente, cualquier movilización de la izquierda junta esto", estimó el jefe de ministros, quien cuestionó las expresiones de "odio, insulto y agresión" que hubo en las protestas. Y aconsejó a los opositores "armar un partido y ganar las elecciones".

Horas antes, el senador del Frente para la Victoria (FPV, peronista) oficialista Aníbal Fernández reconoció que hubo "una manifestación importante".

El ex jefe de Gabinete kirchnerista aseveró que "el gobierno toma nota de cada una de las manifestaciones, sean un montón o 25 personas paradas en la puerta de un estamento del gobierno que expresen determinada queja".

"Yo nerviosa no me voy a poner ni me van a poner", advirtió la Presidenta Cristina Fernández en un discurso que dio en la provincia de San Juan mientras comenzaban las protestas en numerosas ciudades y se multiplicaban los manifestantes en la histórica Plaza de Mayo porteña.

"No hago milagros, me encargo de desarrollar políticas activas", aseguró Fernández de Kirchner.

Varios dirigentes de la oposición salieron en tanto a pedir al kirchnerismo que escuche los reclamos populares.

"La protesta fue impresionante por lo espontáneo, lo masivo, por el coraje, la gente lo que expresó es que no tiene miedo sino que quiere que se la escuche", destacó el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el líder de centroderecha Mauricio Macri.

"La gente tuvo el coraje que algunos empresarios, jueces y políticos no se animan a tener, la gente salió a la calle a pedirle a la presidenta que los escuche, que no diga que se puede comer con 6 pesos por día y que baje la inflación, que combata la exclusión y la pobreza", señaló el alcalde porteño.

"Si se ponen a negar esto, en pocos días vamos a tener cientos de miles de familias más expresándose", alertó el líder del PRO.

El jefe del bloque de diputados de la Unión Cívica Radical (UCR) opositora, Ricardo Gil Lavedra, afirmó que "tanto el gobierno como las fuerzas políticas de la oposición tienen que tomar nota de esta manifestación popular".

El presidente de la UCR, Mario Barletta, afirmó que "el cacerolazo fue expresión del hartazgo social". "La presidenta debe dejar la soberbia de lado, hacer un esfuerzo de humildad y escuchar el mensaje de la gente", expresó.

La diputada del partido de centroizquierda GEN Margarita Stolbizer estimó por su parte que "la manifestación refleja el enojo, el hastío, el cansancio frente a las manifestaciones de atropello (del gobierno) y la generación de conflictos en un país que no debería tenerlos; la gente está cansada porque no se le resuelven los problemas y se le agregan otros".

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