Insulza, bajo fuego cruzado entre EEUU y Hugo Chávez

La percepción general en EEUU es que el bloque chavista ha ejercido una presión más eficaz que los demás integrantes de la OEA.




Cualquiera que haya puesto atención a las señales enviadas por Hillary Clinton, echado un vistazo a la prensa norteamericana o seguido las discusiones en el Congreso, habrá notado que la Administración Obama ha actuado en cierta forma a contrapelo de la OEA. Sin embargo, Washington no ha tomado posición sobre la reelección de José Miguel Insulza a la cabeza de la organización, como lo ratificó esta semana la carta enviada por la secretaria de Estado al canciller Mariano Fernández. La misiva, señalan a La Tercera fuentes del Departamento de Estado, no deja entrever qué decisión tomarán; sólo dice que se "dará cuidadosa consideración" al asunto y se hace votos por una cooperación en temas regionales, mencionando la Carta Democrática.

En buen cristiano, Washington le está diciendo a Insulza: el apoyo dependerá de cómo actúes en relación con la defensa de la democracia en América Latina en coordinación con nosotros. Es lógico: Clinton quiere mantener capacidad de influencia sobre Insulza, en un escenario en el que la percepción en EE.UU. es que el bloque chavista ha estado ejerciendo una presión más eficaz sobre él que los demás integrantes de la OEA.

El senador y ex candidato demócrata John Kerry, quien preside la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y es figura clave del Congreso en los vínculos entre Washington y la organización que lidera Insulza, dijo a La Tercera que "el problema que percibió el Congreso fue que la OEA y sus líderes principales hicieron gestos algo precipitados en relación con Honduras que pudieron haber disminuido la capacidad de esa organización de mediar con eficacia. La OEA no debe olvidar que su rol es resolver crisis en favor de la democracia. Parece haber una mejora en este momento".

SEÑALES DE LA CASA BLANCA
Hillary no recibió al hondureño Manuel Zelaya hasta varios días después de su derrocamiento y cuando lo hizo no se fotografió con él. Al salir de la reunión, anunció que el Presidente de Costa Rica, Oscar Arias, sería el mediador, lo que dejó a Zelaya sin posibilidad de coordinar una respuesta con Caracas, y de inmediato recibió en su despacho a dos personalidades de la cadena venezolana Globovisión, que Chávez ha prometido cerrar. Todo esto era un mensaje cifrado a la OEA, que quería decir: la Carta Democrática Interamericana debe ser defendida en Venezuela y otros países con el mismo ardor que en Honduras, donde además -a ojos de EEUU- debió también ser defendida antes de que estallara la crisis. Y era también un llamado de atención a Insulza, por haber apoyado el intento de regreso del mandatario.

En la prensa, tanto la izquierda del espectro -el Washington Post, el New York Times- como la derecha -el Wall Street Journal- han fustigado a la OEA por hacer la vista gorda en los países del eje chavista. En el Congreso, las críticas no vinieron sólo de republicanos. El influyente demócrata Eliot Engel, que preside el Subcomité de Asuntos del Hemisferio Occidental, dijo que "anunciar la suspensión de Honduras en momentos en que se anunciaba la eliminación de la suspensión a Cuba envió un mensaje desarticulado a la región". Republicanos como Connie Mack y Michael McCaul, están pidiendo recortar la partida que se otorga a la OEA, cuyo presupuesto depende en un 60% de EEUU.  Ambos reiteraron a La Tercera que creen que Washington recibe un trato poco considerado por parte de la organización, teniendo en cuenta su dependencia financiera.

CAMBIO DE ACTITUD
A sus cercanos, Insulza -quien siempre ha creído que la OEA sin Estados Unidos pierde sentido- les ha explicado que entiende que algunos sectores en Washington interpreten, como Eliot Engel, que hubo un mensaje "desarticulado" a la región. No obstante, el secretario general chileno ha comentado a sus cercanos que su viaje a El Salvador -visto con recelo por la Casa Blanca- debía concretarse sí o sí, porque los presidentes que querían llegar a Honduras con Zelaya -como la argentina Cristina Fernández y el ecuatoriano Rafael Correa- estaban resueltos a llegar a Tegucigalpa. El Salvador operaba, para el ex ministro chileno, como una forma de evitar ese bochorno.

Insulza parece estar -además- convencido de que ha conseguido mantener moderados a los países que integran la chavista "Alianza Bolivariana para las Américas". Como ejemplo, sus cercanos citan que antes de la cumbre de San Pedro Sula evitó que el Alba impusiera quebrar a la organización.

Con todo, Insulza ha sentido la presión de Washington. No de otro modo se entiende el cambio de actitud de esta última semana. Ha aceptado reunirse, la semana que viene, con el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, quien hizo una huelga de hambre de seis días en la sede de la OEA en Caracas, para llamar la atención sobre el asedio de Chávez contra la oposición. Ledezma ha sido despojado del presupuesto, las funciones y el edificio de la alcaldía, y Chávez ha creado una administración paralela. Los gobernadores de Miranda (Enrique Capriles), Táchira (César Pérez) y Zulia (Pablo Pérez), que acompañarán a Ledezma a Washington, enfrentan persecución penal.

PRESION NO CHAVISTA
Otra señal de que Insulza está sintiendo la presión de Washington y los países no chavistas es la reunión del Consejo Permanente ocurrida el miércoles. Ese día no estaba previsto tocar el tema de Honduras, pero los países del Alba (bloque chavista) cargaron duramente contra la mediación de Arias, a quien acusan de demorar una solución para dejar a Zelaya fuera del poder. En respuesta, Insulza defendió la gestión de Arias -el hombre que lo ha desplazado del rol principal en el tema hondureño-, pidiendo "calma" y explicando que "tomará tiempo" una solución.

Esto último es lo que Caracas y compañía objetan. ¿Quiere decir que Insulza se va haciendo a la idea de que, como es el deseo tácito de Washington, la solución final pase por las elecciones democráticas en Honduras y no necesariamente por la restitución de Zelaya? En todo caso, su actitud parece distinta.

En la OEA se cree que el hecho de que una persona de origen chileno, Arturo Valenzuela, vaya a ocupar pronto el cargo de subsecretario de Estado para Asuntos para el Hemisferio Occidental puede ser un elemento clave para recomponer la relación de Insulza con Washington. Valenzuela hizo una defensa del rol de la OEA en su presentación ante los senadores que deberán confirmarlo en el cargo en los próximos días. Pero Valenzuela es, ante todo, un funcionario del gobierno de Obama y un hombre leal a Clinton, que si tiene el día de mañana que alinearse en contra de Insulza porque su gobierno así lo decide, lo hará.  Lo mismo, indican en la OEA, ha expresado internamente Insulza.

CUESTION DE MAYORIA
Como buena cabeza política, Insulza entiende perfectamente quiénes tienen hoy la mayoría y están ejerciendo mayor presión en el continente. También entiende que en la otra orilla ideológica no hay coordinación y algunos países, como México, por razones de cálculo interno, están haciendo méritos ante la izquierda en política exterior. ¿Qué pueden hacer Perú o Colombia, incluso con apoyo de Estados Unidos, para reemplazar a Insulza si esa fuera la decisión? No es mucho, por ahora.

Quien sí tiene capacidad de presión es Washington. La Administración Obama, a diferencia de Bush, despierta muchas simpatías en la región. Eventualmente, el gobierno norteamericano, en caso de llegar a la conclusión de que Insulza debe ser reemplazado, podría hacer una de dos cosas: o bien tratar de armar un frente con la izquierda moderada, buscando un candidato que sea apetecible para ella, para lo cual sería clave Brasil, o bien marginar a la OEA y reducirla a la insignificancia. Tendría para ello el decidido apoyo de Canadá, cuyo gobierno de centroderecha está bastante exasperado con Insulza.

En todo caso, hay mucho pan por rebanar. Esta discusión, que en Chile se sigue con lógico interés, no es una prioridad en Washington ni se discute más allá de pequeños foros de entendidos. Por ahora, las cosas se mueven en un plano de perfil más bajo, con discreción y un calendario paciente.

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