Jaime Anguita Medel, viudo de Viviana Haeger: "Nunca he sentido de algún conocido dudas respecto de mi inocencia"
Esta semana la Corte de Apelaciones rechazó anular el juicio por el crimen de Viviana Haeger y confirmó el veredicto que absolvió de forma unánime a su esposo. En entrevista, el ingeniero civil aborda sus casi dos años en prisión, su futuro y el sentir de la opinión pública.
"El tiempo de aislamiento y de soledad en la cárcel me enseñó, entre otras cosas, a valorar más a mis amigos y, en especial, a comprometerme a mejorar mi actitud hacia ellos; a expresar y compartir espontáneamente y sin timidez el cariño y apoyo a los amigos y cercanos".
Esta es una de las reflexiones de Jaime Anguita Medel. La primera, en rigor, que hace en forma pública, luego de que el reciente lunes 11 de diciembre la Corte de Apelaciones de Puerto Montt ratificara el fallo de primera instancia, de fines de septiembre, cuando el Tribunal Oral de Puerto Montt lo absolvió del cargo de "parricidio", presentado por la fiscalía, en el caso de la muerte de Viviana Haeger, su esposa (ver cronología).
Tras casi dos años en prisión preventiva, el Ministerio Público lo acusó como autor intelectual del crimen de la contadora, ocurrido en el invierno de 2010, en su casa de Puerto Varas, pero ambas instancias judiciales, de manera unánime, finalmente lo hallaron inocente de aquella imputación.
Se trata de una historia compleja, que data de aquel 2010, y que generó conmoción a nivel nacional, fundamentalmente producto del misterio que siempre la rodeó.
El 29 de junio de ese año, la contadora Viviana Haeger desapareció de su casa, en Puerto Varas, X Región, sin dejar rastro, producto de un aparente robo, ya que en su pieza matrimonial las cosas estaban totalmente desordenadas.
Después de 42 días, sin embargo, la mujer apareció sin vida, en el entretecho del mismo inmueble, que había sido registrado una y otra vez por la policía. Luego, en marzo de 2012, su cuerpo fue exhumado y un nuevo peritaje estableció lesiones atribuibles a terceros y la asfixia como probable causa de muerte.
Bajo esa hipótesis, a fines de 2015, su viudo, Jaime Anguita, y el obrero José Pérez, quien había efectuado reparaciones en esa misma casa, fueron detenidos y formalizados como posibles autores -intelectual y material- del crimen. La tesis del Ministerio Público era un asesinato por encargo. Un sicario.
Finalmente, el tribunal solo halló culpable a Pérez y lo condenó a 10 años de presidio, pero por el delito de robo con homicidio.
El ingeniero civil Anguita, en tanto, lentamente comienza a rearmar su vida en Puerto Varas, ciudad en la cual vive, junto a sus dos hijas, en un departamento céntrico. Por esos barrios sale a comprar, a caminar y a reflexionar. Poco a poco. Y desde allí, a través de un cuestionario, responde las consultas de La Tercera, analiza lo vivido estos últimos siete años y aborda lo que viene.
Desde el punto de vista más personal, ¿cómo ha vivido este proceso del fin del juicio y de reinsertarse en la vida cotidiana? ¿Cómo ha pasado estas semanas, tras el fallo de primera instancia y la sentencia definitiva del lunes pasado?
Terminado el proceso y conocida la sentencia definitiva, sentí una alegría inmensa. Finalmente se establecía mi absoluta inocencia, tal cual yo la sostuve durante todo el proceso. Felizmente, tuve un equipo de abogados que creyó en mí y logró demostrarlo en el juicio. El apoyo de mis hijas, madre, hermanos, compadres, amigos y mis abogados ha sido permanente. Nunca he sentido de algún conocido dudas respecto de mi inocencia, al igual que de muchas personas, que sin conocerme me expresaban y continúan expresando su apoyo.
¿Perdió amigos?
Respecto de eso, debo reconocer que no me había dado cuenta de la gran cantidad de amigos y de buenos amigos que tengo. Como le decía, este tiempo de aislamiento en prisión me enseñó a valorar más a mis amigos.
¿Qué va a hacer ahora, tal vez viajar, buscar trabajo, vivir en otra región? Se lo pregunto en relación a si siente que cuenta con la confianza de asumir responsabilidades, tanto en lo laboral como en la posibilidad de rehacer su vida familiar y sentimental.
Respecto de planes a futuro, no tengo nada claro todavía, ya que aún me encuentro procesando el hecho de que he sido absuelto en forma definitiva, lo que no ha sido fácil pues siento que la actitud del Ministerio Público induce a la gente a rechazar un fallo rotundo y absolutorio, a mantener la odiosidad y el rencor en muchas personas que no tienen fundamento alguno para su actitud, salvo que basan su opinión en la información difundida por la prensa en forma escrita y audiovisual.
¿En qué sentido?
En la permanente campaña, sostenida durante siete años y medio, por la fiscalía y el querellante, donde me han sindicado como culpable sin haber podido presentar jamás alguna prueba convincente en mi contra, salvo la declaración de la persona que resultó ser quien mató a mi esposa al ir a robar a nuestra casa.
Dentro de ese mismo tema, ¿cuál es su opinión final de lo vivido en el juicio? Quedó conforme con los antecedentes que se comprobaron y con la sentencia de que José Pérez fue quien asesinó a su esposa, en medio de un robo, y la introdujo en el entretecho? ¿0 hay cosas y detalles aún en las sombras, que usted espera que se diluciden en el futuro?
Mi opinión es que los señores jueces, tanto del Tribunal Oral de Puerto Montt como de la Corte de Apelaciones, así como mis abogados, hicieron un trabajo serio, responsable, honesto, profesional y muy valiente, que soslayó las presiones inculpatorias. Se logró, de esta forma, superar los errores y vicios del trabajo de la fiscalía y la parte querellante. Los jueces debieron hacer un trabajo arduo, profesional, para no dejar duda alguna respecto de su sentencia. En relación a aclarar detalles en las sombras, no espero nada de una fiscalía que no ha sido objetiva, lo que la llevó a realizar una labor que, a mi juicio, fue deficiente. Su trabajo ha causado mucho daño a nuestras familias, a mi entorno laboral, a la credibilidad de las instituciones públicas, como PDI, SML y Labocar, y a la sociedad en general, con un altísimo costo económico, tanto para nuestras familias como para el Estado.
Siempre se cuestionó, tanto por la fiscalía como por parte de la opinión pública, su comportamiento en el caso, su supuesta frialdad cuando desapareció Viviana Haeger, su alejamiento de la familia Haeger, su aparente negativa a que se exhumara el cuerpo y se reabriera la investigación. Ya a la luz de su inocencia, ¿qué puede decir de los cuestionamientos que generó su comportamiento?
Parte del contenido de esta pregunta refleja lo vivido durante estos siete años y medio. Se hacen acusaciones sin ningún fundamento y después solo son ignoradas, pero al lanzarlas ya han hecho su daño. Su afirmación, de mi aparente negativa a que se exhumara el cuerpo, ¿en qué la basa? Yo no recuerdo haberme opuesto. Le agradecería que me pueda refrescar la memoria. Otra cosa muy distinta podría ser el haber repetido, si es que así lo fue, lo dicho por el doctor José Belletti, quien señaló expresamente que una exhumación del cuerpo no aportaría ningún antecedente adicional, y menos contribuiría a dilucidar la causa de muerte. Afirmación que fue plenamente ratificada en el juicio oral por la persona que practicó la segunda "autopsia", a partir de la exhumación del cuerpo. Con esta forma de presentar la información al público, ¿qué reacción puedo esperar, qué puedo decirle? Solo insistir, una vez más, que sean responsables con sus afirmaciones, que no lancen acusaciones sin fundamento, pues estas causan mucho daño.
Es decir, en relación a la investigación del crimen y sus dos años en prisión, ¿usted se asume como una víctima del proceso?
De todas maneras fui víctima de la acción sesgada de la fiscalía y el querellante. Sobre esto no hay duda alguna. Respecto de la investigación, en ningún caso se hizo bajo el principio de objetividad, sino rotundamente lo contrario, se me tuvo por culpable desde un principio.
¿Cómo vivió sus dos años en la cárcel? ¿Fue duro, conoció otras personas, en qué se concentró?
Le invito a conocer la vida en la cárcel. Hay muchas personas, algunas reclaman justicia, otras, la mayoría, reconocen sus errores y se proponen mejorar. Sin duda, el medio en que se desenvuelven en libertad impide en muchos casos su rehabilitación, pero en la cárcel somos todos iguales y, en general, con sentimientos nobles, humanos. Mucho me gustaría poder saludarlos, darles ánimo, decirles que pueden lograrlo, que pueden ser mejores y, por qué no, también ayudarlos a lograrlo. Pero me dicen que no lo haga, que será malinterpretado, que daré más motivos para que me critiquen.
¿Buscará recomponer la relación con las hermanas de Viviana Haeger o su familia quedó fracturada definitivamente?
Yo no tengo rencor ni odio hacia ninguna persona. La actitud de ellas y el tiempo dará la respuesta a su pregunta. Y, por el bien de mis hijas, espero que sean capaces de darse cuenta de su error y lo enmienden.
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