Jaime Mañalich: "El PC apostó a entrar al gobierno para radicalizar la agenda y no le está resultando"

El ex titular de Salud manifiesta que la lógica refundacional y de la retroexcavadora de los primeros meses de gobierno ha ido cediendo terreno.




El ex ministro de Salud Jaime Mañalich hoy tiene puesta su atención en dos cosas: el inicio de los estudios en un doctorado en Ciencias Biológicas y Evolución en la Universidad de Chile y el próximo lanzamiento de su Fundación Acción en Salud, con la que espera aportar en la elaboración y difusión de temáticas propias del área.

Sus preocupaciones no son obstáculo para que siga con mucho detalle el funcionamiento de su ex cartera y del propio gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, desde donde ha recibido algunos cuestionamientos a su gestión.

¿Cómo ha visto estos primeros cinco meses de gobierno?

Este gobierno es un gobierno refundacional, vale decir, no es un nuevo gobierno de la Concertación y, de hecho, Jaime Quintana y otros miran con cierto menosprecio todo lo que ha ocurrido en los años de la Concertación, en los que ellos mismos trabajaron, y señalan que es necesario un nuevo comienzo, un partir de cero. Esa dinámica refundacional se instaló muy fuerte al principio, en los primeros meses de gobierno, en imágenes como la aplanadora, la retroexcavadora.

Pero en el último mes ha habido un giro o, al menos, un mayor espacio para los acuerdos. 

Hay una nueva mirada, o sea, a esta soberbia refundacional se está oponiendo la dura realidad. Y es que a pesar de lo dicho en la Cámara de Diputados, la reforma tributaria requería consensos, incluso de las minorías, como cuando se firmó ese protocolo, que yo creo que es un gran avance, cosa que era impensada tres meses atrás. Ahora se está discutiendo si va a haber o no protocolo de acuerdo con la oposición y con otros en la reforma educacional, y yo creo que eso es sensato, porque Chile es un país al que le ha costado enormemente construir su democracia. Claro, el PC tiene una situación compleja, porque ellos apostaron a entrar al gobierno pensando en radicalizar la agenda hacia la izquierda y eso no les está resultando bien.

¿Se está imponiendo la visión de la DC, que es más proclive a los acuerdos?

Lo que tenemos aquí es que hubo ciertamente un esfuerzo, de Michelle Bachelet en particular, de incorporar al gobierno al PC y para eso hubo gestos muy concretos. Hubo candidaturas protegidas a la Cámara de Diputados, la pareja de Camila Vallejo fue contratada en el Hospital de Maipú y, además, como asesor directo de la ministra de Salud, o sea, yo creo que hay un esfuerzo real por atraer, seducir, al PC, incorporar su agenda dentro del actual gobierno. El PC, por su parte, tiene una dificultad conceptual bastante seria, y es que tiene un discurso ciertamente ambivalente entre el Marx joven y el Marx viejo; está entre el marxismo más bien pro anarquista, pro base, pro sindicato, pro organizaciones sociales, y el marxismo dictatorial leninista. La cúpula del PC todavía está impregnada de marxismo leninismo. En cambio, la gente joven es mucho más adherente a un modelo mucho más participativo de democracia comunal, de democracia sindical, y creo que esa definición en el PC no está clara y, claro, el péndulo se inclinó hacia el PC, la DC alegó y nuevamente se está moviendo y tiene que detenerse en algún lugar como agenda de gobierno.

Mencionó la reforma tributaria, proyecto que a nadie de la Alianza le gustó, pero por el cual se terminó firmando un protocolo que lo valida.

Los agentes políticos tienen el deber nacional de llegar lo antes posible a un acuerdo, que dé certeza tributaria, sea cual sea. Yo no soy un tributarista, no soy un técnico, pero evidentemente lo que nos está pasando es fruto más de la incertidumbre que de la certeza de lo que podría ocurrir con el impuesto a las empresas, el poder del lobby. O sea, uno ve que el gobierno se animó, yo no creo que haya sido un error de redacción, como dijo el ministro Arenas, a subir un poquito más el impuesto a los destilados, mucha plata, y bastó un poquito de presión y unas llamadas por teléfono para decir: "Pucha, a mí me eligen los pisqueros, entonces cómo vamos a hacer esta cuestión y pobrecitos los pisqueros". ¡Pum!, el impuesto se cae al tiro, o sea, hay motivos de incertidumbre.

Otra cosa que ha pasado es que, pese a que va poco de este gobierno, ya han surgido cartas presidenciales. 

Evidentemente hay personas que tienen ambiciones presidenciales; está Lily Pérez, está Allamand, está Ossandón, probablemente Coloma y desde luego Sebastián Piñera. De esas figuras, esas personas, Allamand tiene opciones, se están tratando de perfilar y haciendo cosas en una agenda de precandidatura, pero yo creo que la situación actual es muy incierta.

Menciona que el ex Presidente Piñera estaría en la misma lógica. ¿Lo dice por lo que ve o por lo que conversa con él?

Toda persona que ha sido Presidente de la República queda en una posición muy favorable para volver a presentarse, y la conducta habitual de todos los ex presidentes, salvo Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet desde luego, y Piñera ahora, es guardar un prudente silencio durante el primer tiempo y ver qué pasa, qué dicen las encuestas.

¿En qué quedó su situación con RN?

No soy miembro de ningún partido político. Como señalé en los medios, casi al dejar el gobierno yo manifesté mi intención de formar parte de RN, incluso firmé la ficha, y le dejé solicitado al presidente del partido que postergara eso cuando el tema de salida del ministerio fue agitado por dos ilustres senadores de RN, lo que hacía incompatible absolutamente mi militancia en ese partido. A mi regreso acá, yo me enteré de que mi solicitud había sido tramitada y, por lo tanto, apenas llegué me acerqué al registro electoral y renuncié.

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