Japón eleva a más de 5.600 las personas fallecidas tras el terremoto y tsunami

La policía nipona informó además que 9.506 permanecen desaparecidas. Más de 305.000 personas han buscado refugio en alrededor de 2.260 centros de acogida. En tanto, en Tokio reina el nerviosismo por cortes de luz programados.




La policía japonesa cifró en su último balance que la cifra de muertos tras el terremoto y tsunami llega a las 5.692 personas y los desparecidos a 9.506. Aunque el número podría seguir aumentando, según consignó la cadena televisiva NHK.

En la prefectura de Miyagi, se confirmó la muerte de 3.158 personas y 2.157 permanecen desaparecidas. A su vez, en la prefectura de Iwate, hay 1.905 muertos y 3.853 desaparecidos.

La prefectura de Fukushima, por su parte, confirmó 574 muertes y 3.491 desaparecidos. Decenas de personas murieron así mismo en la región de Kanto, incluyendo 19 muertos en Ibaraki y 7 en Tokio.

Más de 305.000 personas han buscado refugio en alrededor de 2.260 centros de acogida.

NERVIOS EN TOKIO
En tanto, los habitantes de Tokio se encuentran sumidos en el nerviosismo y la incertidumbre, no sólo por la posibilidad de que la radiación llegue a la capital, sino por la eventualidad de un gran apagón en la ciudad.

Las autoridades anunciaron hace días un plan de cortes de luz. Según la agencia Kyodo, unos 10 millones de hogares se verían afectados por los planes de recorte de suministro de la empresa Tepco.

Los cajeros automáticos de la ciudad han sufrido fallas debido a la aturación del sistema por parte de miles de personas que sacan dinero para comprar provisiones y productos básicos.

Algunos residentes escapaban, otros solicitaban pasaportes y muchos juntaban todo lo que podían: desde comida hasta dinero y oro, refugios seguros en tiempos de crisis.

En la oficina del segundo piso del Centro de Pasaportes de Tokio, en el distrito Yurakucho de Tokio, las filas para obtener el documento bajaban hasta el primer piso, según un testigo de Reuters.

En el centro, los restaurantes de sushi que suelen estar colmados de oficinistas estaban vacíos, muchas escuelas permanecían cerradas y las compañías permitían a sus empleados trabajar desde sus casas reduciendo voluntariamente el uso de energía.

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