Jefe negociador palestino da un plazo de seis meses a Israel para reiniciar negociaciones de paz
A partir de enero la ANP lanzará una nueva iniciativa para regresar al diálogo, que incluirán la demanda de la liberación de presos y la suspensión del crecimiento de los asentamientos. <br><br>
El jefe negociador palestino, Saeb Erekat, dio hoy un plazo de seis meses a Israel para reiniciar las negociaciones de paz, que incluirán la demanda de la liberación de presos y la suspensión del crecimiento de los asentamientos.
Erekat declaró a la emisora "Voz de Palestina" que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) lanzará en enero una nueva iniciativa para regresar al diálogo con Israel, con el apoyo de representantes de la comunidad internacional y un plazo de seis meses para concretarse.
Según explicó a la emisora, el diálogo deberá reanudarse en el punto en el que se abandonó, a lo que siempre se ha negado el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ya que la última negociación la llevó un gobierno encabezado por el partido opositor, Kadima.
"En realidad, la oferta no cambia la postura anterior, siempre hemos dicho que nos sentaremos a negociar, la resolución aprobada por Naciones Unidas llama a que haya negociaciones y, además, a que éstas se aceleren", explicó a Xavier Abu Eid, vocero de la oficina de Asuntos para las Negociaciones de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Las negociaciones, añadió, "deben basarse en resoluciones anteriores y en el cumplimiento de compromisos adquiridos con anterioridad".
Entre ellos resaltan "la liberación de prisioneros" encarcelados por Israel desde antes de los Acuerdos de Oslo (1993) y poner freno a la edificación en los asentamientos judíos en territorio palestino ocupado.
En estos momentos, la oferta no parece tener visos de prosperar, dada la reacción de Netanyahu al cambio de estatus de Palestina en la ONU, que fue anunciar la construcción de más de 3.500 asentamientos en Jerusalén Este y Cisjordania.
Tanto Estados Unidos como múltiples capitales europeas, entre ellas España, Francia y Reino Unido, y otros países como Australia y Canadá, han condenado con dureza el anuncio de los nuevos asentamientos y han pedido al gobierno israelí que eche su plan para atrás, algo que Netanyahu ya ha advertido que no hará.
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