Jorge Toro, saliente rector del Instituto Nacional: "Creo en los jóvenes con opinión, pero hoy no tienen límites"

El miércoles, el rector dio un paso al costado como una forma de destrabar el conflicto del liceo. "No concibo que planteen un cogobierno", dice.




En julio de 2008, Jorge Toro llegó a la Rectoría del Instituto Nacional a apagar un incendio. Tras varias semanas en toma, los alumnos pedían la salida del rector Omar Letelier, quien completaba 42 años de trayectoria en el liceo.

Este miércoles y tras sus propios 42 años en la educación pública, Toro supo que deberá dejar el cargo, tras cuatro semanas de toma. En los próximos meses se llamará a concurso, para designar a su sucesor y él abandonará el edificio del liceo más antiguo de Chile.

¿Lo pilló por sorpresa la decisión de la alcaldesa?

Ella me planteó que la solución era darle un nuevo enfoque al conflicto y estoy de acuerdo. Soy director a la antigua. Creo en los jóvenes con opinión, pero hoy no tienen límites. No concibo, por ejemplo, que planteen un cogobierno. Así, era muy difícil seguir dirigiendo el Instituto Nacional.

Los alumnos acusan fallas en la administración.

Se nos evalúa por el sistema público y mi equipo ha sido destacado cinco años. Entonces, no hay un problema administrativo. Todos los años doy cuenta pública de lo que entra y sale. Me ha molestado mucho que se haya tendido un manto de dudas y de ofensas a mi equipo, profesionales que han dado su vida en la educación…

Ellos denuncian otras irregularidades.

Tuvimos que reponer a 30 profesores. Nos costó mucho encontrar y lo más irónico es que cuando los repusimos, vino el paro. Se han perdido 14 mil horas y se quejaban por 200. Me acusaban de un terreno en Quintero. Le pedí al contralor que me dijera todas las propiedades del Instituto. Nunca ha habido un terreno en Quintero. Es de los scout, que es una corporación autónoma. Después, salían con otra cosa. Además, hay adultos, una minoría, que generan rencillas personales. Son los mismos que acusaron al rector anterior. Todo esto hacía conveniente buscar otras soluciones. El Instituto en su bicentenario no puede dar este espectáculo.

Hubo críticas por la realización de un reality.

No autoricé el uso de la insignia, sino que la productora se aprovechó y la grabó y creó un problema.

¿Hubo algún error suyo en eso?

El error pudo haber estado en que autoricé, pero el encargado fue el profesor de básquetbol y no tomamos resguardos. Pedí disculpas a la comunidad.

Se dice que en la retoma, Ud. tuvo gran parte de la responsabilidad, que no recibió a los alumnos.

Nos íbamos a juntar un sábado. No vinieron. Después, yo estaba en reunión con el consejo de profesores y ellos dicen: "Queremos entregarle un petitorio". Les dije que esperaran, que los recibía después o al otro día. No, tiene que ser altiro. Hay que hacer lo que ellos quieren, a la hora que quieren. Saben que este es su minuto de fama, ponen de rodilla a medio mundo. Han demostrado más inmadurez. Los otros centros de alumnos fueron más políticos. A la alcaldesa, un día le dicen una cosa, después no cumplen.

En ese escenario, ¿cómo ve la respuesta de la alcaldesa frente a las peticiones de los alumnos?

Los alumnos nunca esperaron una respuesta. Esa es la estrategia: la Aces llamó a tomarse los colegios, por demandas internas, para mantener la efervescencia. No pueden pedir más porque el gobierno se va. Por eso, pese a la renuncia, siguen en la toma.

¿Cree que la alcaldesa le hizo un guiño al movimiento?

Ella está conteniendo el movimiento y busca una estrategia para no generar los mismos conflictos. Pero hay que tener cuidado, porque los adolescentes no responden muy bien a los patrones.

¿Considera que esa estrategia no está bien?

Habría que ver si logra acuerdo. Hay que darle una oportunidad.

¿Hubo otras razones que justifiquen su alejamiento, políticas?

No. La alcaldesa ha sido muy deferente. No creo que ella esté para cosas pequeñas. Y no he notado maltrato, al contrario.

¿En términos personales, qué sensación le deja la salida?

Es un poco ingrata. Fui exonerado en la dictadura. Trabajaba en la Industria de San Miguel, intenté formar un sindicato y nos echaron. Cuando gritan malversación, sin nada concreto, uno siente que se repiten cosas. Hay una dictadura juvenil, que impone criterios… Yo hice todo lo que pude. Ahora tienen que venir otros. Si en cinco años no hay educación pública, sabemos a quién pedirle cuentas.

¿A quién?

A los que plantean nuevas estrategias. Los muchachos gritan, rompen y no ganan nada. Están contentos, porque es primera vez que consiguen algo: echar al rector.

Considerando que Ud. lo ve así, ¿la respuesta de la alcaldía fue adecuada?

…No lo tengo claro. Cuando le entregan el petitorio, la alcaldía no satisface todo. A los alumnos no les gustó y se radicalizaron. La alcaldesa me decía que ella ve que el ambiente posterior no es bueno para el Instituto.

¿Mejora con su salida?

Apaciguará los ánimos un tiempo.

Desde que llegó la alcaldesa, ¿se sintió respaldado?

…Ella desde un principio fue más proclive a los alumnos. Ahora último ha estado más abierta... Parece que ella traía un diagnóstico. Está bien que quiera ganarse a los chiquillos, pero no hay que descuidar a los profesores, a la dirección, porque todos trabajamos para lo mismo. Tenemos que ser aliados del sostenedor, no su contraparte.

¿Cómo se arregla el tema? Hubo protestas en 2006, 2008, 2011.

Hay un problema de la educación pública. Yo estoy fuera, porque no tuve la fórmula para arreglarlo.

¿Hay alguna autocrítica?

No haber sido más populista. Creo que hay que hacerles ver a los jóvenes que están equivocados. Otros se suben a la cola de ellos y se identifican como sus amigos. Ahí cometí un error: quise ser demasiado profesor y ese colegio es demasiado político.

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