Juan Manuel Santos: "No es constructivo que Estados Unidos no reconozca a Maduro"

Según el gobernante, estrechas diferencias se vieron en las elecciones de Calderón y Bush.




Más de 2.000 kilómetros de frontera y un historial de tensiones, bordeando la guerra en ocasiones, explican los desvelos con Venezuela del Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien confesó hace un año su preocupación porque si algo sucedía a Hugo Chávez, la estabilidad del vecino podría venirse abajo y la consiguiente anarquía devendría en desastre para el conjunto de la región. La situación ahora en Venezuela no hace más que deteriorarse. Sólo el miércoles, el líder de la oposición, Henrique Capriles, acusó a Nicolás Maduro de haber "robado" la elección. Todo indica que en cualquier momento se puede producir un estallido que ningún mandatario de la región desea. En esta entrevista con el diario español El País, Santos aborda la situación en Venezuela, las negociaciones de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y su eventual reelección.

¿La razón del temprano reconocimiento por parte de Colombia del triunfo de Maduro en Venezuela es evitar el estallido en el vecino país?

No. El reconocimiento fue producto de la manifestación oficial del Consejo Nacional Electoral, que dijo expresamente que por ley ellos anuncian el ganador cuando la tendencia es irreversible y han contabilizado un número suficiente de votos. Nosotros tomamos eso como base, porque no podía ser de otra manera. Una democracia tiene unas reglas de juego que en la elección pasada fueron exactamente las mismas reglas y se acataron, se respetaron. ¿Por qué no va a ser lo mismo ahora, a pesar de que la diferencia es menor? Las diferencias pequeñas se han visto en muchos países: México con Calderón, inclusive Bush con Al Gore. Cuando una autoridad respetada por las dos partes da un veredicto, la obligación de todo el mundo es aceptarlo.

EE.UU. ha anunciado que si no hay recuento no reconocerá a Maduro.

No me parece que sea lo más constructivo. Nosotros esperamos que haya recuento y Maduro, en este momento, ha dicho que sí, que está dispuesto al recuento; hemos tratado de estimular que el recuento se pueda efectuar, porque eso distensiona y normaliza la situación.

Con el resultado obtenido, Henrique Capriles se consolida como alternativa y Maduro, pese a su retórica, sabe que tiene la mitad del país en contra y una situación política y económica que se deteriora a toda velocidad. ¿Es una paradoja, no?

Es una apreciación respetable de quienes dicen eso. Sí, sin duda alguna a Capriles le fue mejor ahora de lo que le fue hace unos meses: el haber aumentado su votación en términos relativos en forma tan importante, pues es un resultado muy positivo para él. Sin duda alguna. Ya en lo otro, son especulaciones donde a mí me queda muy difícil entrar a juzgar.

Dependiendo del encuestador, hasta un 70% de la población desea un acuerdo con las Farc, tras 50 años de guerrilla. Pero porcentajes similares muestran que la confianza en que esta vez se logre es muy escasa. ¿Qué se da más entre los colombianos, las ganas de lograr la paz o la triste convicción de que no se va a conseguir?

Yo le diría lo siguiente: primero, hacer la guerra es más fácil que hacer la paz. Cuando yo tomé esta decisión, sabía de sus dificultades. Sobre todo cuando decidimos negociar en medio del conflicto. Aquí no hay cese al fuego sino cuando lleguemos a un acuerdo.

Resulta difícil entender que mientras se negocia en Cuba, aquí se sigan dando tiros.

Esa es una decisión deliberada mía, porque ellos están pidiendo cese al fuego. ¿Por qué la tomé? Primero, porque yo creo que un cese al fuego, y la experiencia así nos lo ha demostrado, lo que hace es prolongar el conflicto; yo quiero exterminarlo lo más rápido posible. Segundo, porque siempre la historia nos ha demostrado que la guerrilla aprovecha mucho el cese al fuego para volverse a oxigenar, para volverse a fortalecer y continuar la lucha armada; yo no quiero eso. Ya hemos aprendido de las lecciones del pasado y por eso he tomado esa decisión que sé que genera confusiones, pero que a la larga va a ser más positiva.

¿Qué les pasa a los ex presidentes de este país, como Alvaro Uribe y Andrés Pastrana, que han cuestionado duramente las negociaciones con las Farc?

No, yo no quiero referirme a los ex presidentes. Esa pregunta se la dejo a que la respondan otros. Yo, francamente, no entiendo esa actitud.

¿Se imaginó alguna vez, en los años de colaboración con Uribe, conociendo su carácter, que esto pudiera llegar a pasar?

No me imaginé nunca. Sobre todo a los extremos a los que ha llegado.

¿Cree usted que es posible acabar militarmente con las Farc?

Es posible, pero nos demoraríamos otros 50 años. A costa de muchas vidas y sangre, de parte y parte.

Todos los observadores comparten la idea de que las negociaciones con las Farc se entrelazarán a una eventual reelección presidencial. ¿Le preocupa esto?

No, porque no creo que eso sea cierto. Las Farc no van a tener en este momento ninguna determinación sobre, por ejemplo, si yo acepto o no acepto algo en la mesa. Mis enemigos me han acusado de que por buscar una posible reelección, que no la he buscado ni he decidido si me reelijo o no me reelijo, yo esté haciendo concesiones a las Farc. Eso es una especulación malévola, muy contraria a mi forma de ser. Yo tengo mis líneas rojas, yo sé qué se puede ceder y qué no se puede ceder desde un principio y desde ahí no me mueve nadie.

Si no se presenta usted a la reelección o si no logra ser reelegido, ¿su legado político no quedará de alguna manera ligado a la guerrilla, en caso de que el proceso fracase?

Por supuesto, qué bueno sería poder entregar este país en paz y para mí sería maravilloso, pero yo no voy a buscar eso a cualquier precio. Yo sé exactamente qué es lo que se puede entregar y qué es lo que no se puede entregar en la mesa de negociación, qué es aceptable y qué no sería aceptable para el pueblo colombiano. Acuérdese de que eso va a ser refrendado popularmente. Lo que yo sí creo es que el pueblo colombiano cuando vea lo que se logre, si se logra, va a estar detrás y apoyando en una inmensa mayoría.

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