Kosovo elige nuevo Parlamento en medio de corrupción e irregularidades

Según datos de la comisión electoral del país, casi 1,8 millones de ciudadanos están llamados a las urnas pero ello se corresponde aproximadamente con el total de la población de Kosovo. Los analistas creen que las listas están manipuladas.




Kosovo vota mañana en unas elecciones legislativas anticipadas que suponen una prueba crucial para el primer ministro conservador, Hashim Thaci, y las aspiraciones europeas del territorio que se autoproclamó independiente en 2008.

Estas son las segundas parlamentarias desde la independencia unilateral de la antigua provincia serbia, reconocida por más de cien países, entre ellos Estados Unidos y la gran mayoría de los estados de la Unión Europea (UE).

Las elecciones se adelantaron tras disolverse el Parlamento a comienzos de mayo pasado, tras meses de estancamiento en las tareas legislativas, una dinámica que se espera romper ahora con un Gobierno que cuente con un claro mandato de las urnas para luchar contra la corrupción y reforzar el imperio de la ley.

En estos comicios en los que están llamados a votar casi 1,8 de millones de personas para elegir a los 120 diputados del Parlamento, las últimas encuestas prevén una ajustada carrera entre las dos principales formaciones, ambas conservadoras.

El Partido Democrático (PDK) de Thaci -que busca su tercer mandato- será la fuerza más votada, con un 30 %, mientras que la opositora Liga Democrática (LDK), liderada por el exalcalde de Pristina Isa Mustafa, logrará un 27 %, según esos sondeos.

Ambos líderes han prometido inversiones millonarias para impulsar la débil economía kosovar y la creación de decenas de miles de nuevos puestos de trabajo, unos objetivos que serán difíciles de alcanzar, según los expertos.

No hay muchos países en Europa que celebren unas elecciones parlamentarias como en Kosovo, donde nadie se sorprende por la compra de votos ni por la falsificación de listas electorales. Incluso es posible que la participación en los comicios de mañana domingo supere el 100 por ciento. 

Según datos de la comisión electoral del país, casi 1,8 millones de ciudadanos están llamados a las urnas, pero ello se corresponde aproximadamente con el total de la población de Kosovo. Debido a que los niños no pueden votar, los analistas creen que las listas están manipuladas.

Poco antes de las elecciones, la minoría serbia, que constituye menos del 10 por ciento de la población en Kosovo y que no reconoce la independencia autoproclamada hace ocho años por la ex provincia serbia, anunció su boicot a la cita electoral. Originalmente, lo hizo por el escudo de armas de Kosovo impreso en las papeletas.

Pero ahora el gobierno de Belgrado ha presionado a los ciudadanos serbios de Kosovo para que cambien de opinión: el responsable de asuntos kosovares en el gobierno de Belgrado, Marko Djuric, recomendó a sus ciudadanos que simplemente tachen el escudo impreso en las papeletas incluso con el riesgo de que sean invalidados los votos.

Sin embargo, la actitud de esa minoría en la provincia de mayoría albanesa es sólo uno de los muchos y graves problemas a los que se enfrenta el joven Estado europeo. Entre otras cosas, es considerado uno de los países más corruptos de la región.

Pese a que el jefe de gobierno Hashim Thaci no ha logrado reactivar la economía en los seis años que lleva en el poder, el hombre de 46 años sigue siendo el político más popular. Tampoco la mayor operación exterior de la Unión Europea, la misión EULEX, ha contribuido mucho a levantar una administración estatal capaz de funcionar en el país.

Pero la corrupción, los escándalos y supuestas conexiones con la mafia no afectan sólo al partido PDK de Thaci, sino también a la segunda fuerza política del país, la opositora LDK encabezada por Isa Mustafa. Precisamente diez miembros del partido de la administración local de la capital Pristina fueron detenidos recientemente por acusaciones de corrupción.

Y con este trasfondo no extraña que en las pasadas elecciones de 2010 el 45 por ciento de las urnas electorales fueran manipuladas, como calcula el analista Naim Rashiti. 

Poco sorprende también que pese a la presión internacional, los dos principales partidos hayan evitado realizar una reforma de la ley electoral y es un secreto a voces que los partidos suelen depender de unos pocos oligarcas que mediante la compra de votos y manipulación de las listas electorales tienen más influencia en los resultados electorales que los propios ciudadanos.

De ahí no se espera que pueda cambiar nada importante en el futuro en Kosovo. Los candidatos al Parlamento suelen ser rostros ya conocidos en el país.

La mayoría de las encuestas dan la victoria al PDK de Thaci con en torno al 31 por ciento de los votos, seguido del opositor LDK con un 25 por ciento. El nacionalista Vetevendosye (Autodeterminación), que se hizo con la capital Pristina en las elecciones municipales del año pasado, podría obtener el 15 por ciento de los votos.

El PDK aspira a una gran coalición con el LDK, que sin embargo éste rechaza, al preferir una alianza con los nacionalistas y el opositor AAK del ex líder rebelde y jefe de gobierno Rasmush Haradinaj para formar gobierno.

Para la minoría serbia, la Constitución contempla reservar 10 de los 120 escaños en el Parlamento, por lo que podrían tener un papel decisivo en la formación del gobierno.

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