La Bolsa chilena se encamina a un tercer año de débiles resultados

<font face="tahoma, arial, helvetica, sans-serif"><span style="font-size: 12px;">Aunque el año partió bien para la Bolsa, los ánimos han ido decayendo. El Ipsa pierde 4% en 2013. Las corredoras aún esperan un leve repunte en el segundo semestre, pero no hay señales de que la presión bajista esté cediendo.</span></font>




Después de dos años de magros resultados -una caída de 15% en 2011 y una leve alza de 3% en 2012-, la Bolsa chilena parece que se aproxima a un tercer año de pobreza. Transcurridos cinco meses del año, las señales no son auspiciosas. El índice de las 40 acciones más transadas, Ipsa, terminó el viernes en 4.119,25 puntos, lo que representa una baja de 4,23% en 2013.

Las señales de que la recuperación comienza a afirmarse en Estados Unidos y que Europa, aunque en recesión, parece haber evitado el colapso, no impidieron que en muchos mercados bursátiles emergentes los ánimos se tornaran pesimistas. Si hace un año, la duda era si China podría por sí sola seguir tirando el carro de la economía mundial, ahora que EEUU parece ponerse de pie, la desaceleración de la economía asiática se ha convertido en un elemento de incertidumbre que ha golpeado a buena parte de los países exportadores de commodities.

Factores como la presión de costos que ha afectado los márgenes de las empresas del Ipsa, los anuncios de aumentos de capital y la baja en los precios de las materias primas se han visto agravados por la incertidumbre y los ruidos propios de un año electoral y una desaceleración económica que podría ser mayor que la anticipada, erosionando el efecto de la estabilización internacional.

Jaime de la Barra, socio y estratega de Compass Group, sugiere ver el contexto: la Bolsa chilena ha caído, pero también lo han hecho las de otros mercados emergentes. "Hay una divergencia en los desempeños de los mercados bursátiles desarrollados y los mercados emergentes, con el mercado americano teniendo un desempeño muy positivo en lo que va del año, Europa y Japón también positivo y los mercados emergentes de Asia, Europa del Este y América Latina con un desempeño pobre", dice. "El factor común entre el mercado chileno y otros emergentes ha sido una cierta desilusión con la capacidad de las empresas de hacer crecer los resultados. Eso está en el centro potencialmente del desempeño pobre de la Bolsa", agrega.

El gerente de una corredora local encuentra pocas razones para un optimismo de corto plazo, lo que puede traer, no obstante, oportunidades de compra a más mediano plazo. Y en la larga lista de factores que inciden, resalta uno: la creciente percepción de que Chile pasará de una política monetaria contractiva a una expansiva, con bajas de tasas, camino inverso al que se anticipa en EEUU. "Los inversionistas se anticipan a esos flujos y se trasladan de mercados", afirma.

FACTORES LOCALES

La desilusión con los resultados corporativos es un tema recurrente. Los expertos coinciden en que, pese al buen ritmo de la economía chilena hasta comienzos de año, las empresas enfrentaron presiones de costos, en particular, energéticos y laborales, que evitaron que las mayores ventas se tradujeran en utilidades. Recién en el primer trimestre se vio un repunte en el Ebitda (que rompió con cinco trimestres de caídas) y una mejora en los márgenes de Ebitda de las empresas del Ipsa.

Guillermo Tagle, socio de IM Trust, estima que si bien el factor de más peso en el débil desempeño de la Bolsa es la situación global, con caídas en las acciones y monedas de la región y salida de flujos de inversiones atraídos por una mayor seguridad en el mercado estadounidense, "hay dos elementos propios del mercado chileno que están impactando. Uno, es que por cambios de la industria, la presión de costos y de cambios de reglas del juego hemos tenido resultados más débiles en colocaciones, con efecto en retailers y el sector financiero. El otro factor es que el aumento del impuesto de Primera Categoría genera un impacto en las utilidades, que debiera ser por una vez, pero este año se empieza a asimilar en los resultados".

Al mismo tiempo, se han aplazado proyectos de inversión. "Hemos visto postergaciones que de alguna manera han pospuesto la generación de flujos y, por lo tanto, el aporte de valor que esperábamos se ha ido aplazando en el tiempo", explica Cristóbal Lyon, director de estrategia en CorpResearch. "Si uno busca razones para esa postergación, hay varias. Hay un problema ambiental, un problema con las comunidades, un problema de procesos burocráticos más lentos. Se necesitan nuevos marcos regulatorios para muchos negocios, porque han ido avanzando y desarrollándose, y el ambiente de inversiones es distinto", añade.

Los numerosos anuncios de aumentos de capital también le han jugado en contra a la Bolsa. Por un lado, se duda que el mercado pueda absorber la totalidad de las emisiones, que Bice Inversiones estima en unos US$ 4.500 millones, entre las cuales se cuentan Latam Airlines, CCU, CMPC, Vapores y BCI (ver infografía). Por otro, con frecuencia los inversionistas deben rebalancear carteras para acudir a esos aumentos de capital, presionando a la baja.

Tagle cree que el mercado chileno ha incrementando su profundidad en los últimos años y debiera ser capaz de absorber la oferta de títulos. Refuerza su planteamiento con un dato concreto: Chile ha pasado a representar un 9% del MSCI Latam, precisamente, gracias a aumentos de capital como los de Enersis, Cencosud y otros realizados en años recientes.

IMPACTO LABORAL

A un desempeño de las empresas que no ha sido el deseado se sumó en el último mes la incertidumbre generada por las campañas presidenciales. La sola discusión de una reforma tributaria es suficiente para inquietar a los inversionistas. "Una reforma tributaria les pega a los resultados de las empresas; una reforma al sistema previsional le pega al corazón de los actores no bancarios del mercado de capitales, y los mercados de capitales al final son fundamentales para dar confianza a los inversionistas", comenta De la Barra.

José Ramón Valente, socio y director ejecutivo de Econsult, cree que los inversionistas han comenzado a dudar de que se mantengan las tasas de expansión de 5%, porque los énfasis de los discursos electorales "no están en el crecimiento, sino en reformas tributarias y aumentos de impuestos que han llamado 'significativos'". Esa combinación "le pega de inmediato a la Bolsa", agrega.

Si pasadas las primarias los discursos se moderan, sería positivo. Es lo que espera Manuel Bengolea, gerente general de Octogone. "Tenemos primarias en las que se tiende a ver una especie de polarización. Pero una vez aclaradas, se va a volver a pelear por el centro y el cauce va a volver a la normalidad", apunta.

Bengolea se declara optimista: "La inflación está baja, el crecimiento no es malo, el Banco Central va a bajar la tasa y eso es bueno para las acciones de valor en la Bolsa", señala. "Viene una vuelta cíclica, una reversión a la media, y eso debería hacer subir a la Bolsa, en un período razonable, entre 10% y 15%".

LO QUE VIENE

Con todo esto, ¿dónde cierra el Ipsa? CorpResearch prevé un cierre en 4.800 puntos, un alza de 16% respecto del viernes. La cifra, advierte Lyon, es inferior a los 5.000 que anticipaban a fines del año pasado.

Pamela Auszenker, subgerenta de investigación de Renta Variable en BCI Estudios, dice que por el momento mantienen su proyección de 4.830 puntos, aunque se están materializando riesgos bajistas. "Para los próximos dos a tres meses, las señales no son muy positivas, no esperamos un repunte, tampoco una gran caída", dice. No obstante, mirando los fundamentos, "se ve algo mejor hacia fines de año".

Aldo Morales, analista de Bice Inversiones, también mantiene un target de 5.000 puntos, sobre la base de un incremento de 30% en las utilidades de las empresas del Ipsa, "cuyo crecimiento más importante debiera reflejarse hacia el segundo semestre".

Los riesgos para estas proyecciones son que la desaceleración vuelva a afectar los resultados de las empresas y que el escenario internacional sufra un nuevo deterioro. Y también está la posibilidad de que en lugar de moderarse, los discursos electorales se polaricen más.

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