La crisis hídrica de Sao Paulo debilita a Aécio Neves en su feudo electoral
Rousseff, utilizó el problema como un arma contra su oponente, a quien logró sacar una ventaja de entre seis y ocho puntos ante la segunda vuelta electoral.
La histórica crisis hídrica en el estado de Sao Paulo, gobernado por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), se ha colado de lleno en el tramo final de la campaña para las comicios presidenciales brasileños del domingo y debilitado al opositor Aécio Neves en su feudo electoral.
En los últimos días, la presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, utilizó el problema como un arma contra su oponente, a quien logró sacar una ventaja de entre seis y ocho puntos ante la segunda vuelta electoral y romper así el empate técnico en el que se mantenían ambos candidatos.
El fuerte avance de Rousseff a solamente dos días de los comicios ha estado motivado, en parte, por la pérdida de apoyo a Neves en su feudo del sureste del país, lo que algunas voces del propio PSDB han atribuido a la falta de agua en Sao Paulo.
Según una encuesta divulgada ayer por el instituto Datafolha, los votos válidos que obtendría Neves en la estratégica región sureste, que concentra al 43,5 % de los 142,8 millones de electores, cayeron ocho puntos porcentuales desde el pasado 9 de octubre al pasar del 62 % al 54 %.
En ese mismo período, el apoyo a la presidenta en esa región, que incluye al estado de Sao Paulo, creció ocho puntos porcentuales y llegó al 46 %.
Un resultado similar arrojó otra encuesta divulgada también ayer por el instituto Ibope, que registró una fuerte caída del apoyo al candidato opositor entre las clases media y alta que son mayoría en el sureste del país.
A pesar de que desde hace varios meses algunas regiones de Sao Paulo han denunciado la carencia de agua, que ha llegado a niveles críticos, los problemas de abastecimiento tan sólo fueron admitidos por las autoridades locales una vez que el candidato socialdemócrata a gobernador, Geraldo Alckmin, fue reelegido el pasado 5 de octubre.
Alckmin ganó las elecciones con el 57 % de los votos, frente al 21,3 % de Paulo Skaf, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), y el 18,22 % del ex ministro de Salud de Rousseff, Alexandre Padilha, del Partido de los Trabajadores (PT).
Tras los comicios, el problema de la falta de agua dejó de ser exclusivo del interior del estado y la periferia, y comenzó a afectar regiones centrales de la capital paulista, lo que ha sido explotado por Rousseff para arañar votos.
En la primera vuelta de las presidenciales, Neves obtuvo el 44,2 % de los sufragios en el estado de Sao Paulo, que constituye el mayor colegio electoral del país, con un 22,4 % del censo, frente al 25,82 % que obtuvo la presidenta.
En sus últimas intervenciones públicas, la mandataria atacó a los socialdemócratas y subrayó que la crisis de agua en Sao Paulo refleja la visión del PSDB "contraria a la inversión planificada" y que "no tiene compromiso con el tema del abastecimiento de servicios fundamentales para la población".
Rousseff también acusó al PSDB de gobernar durante 20 años en el estado de Sao Paulo sin haber adoptado las medidas necesarias para afrontar el problema, agravado con la fuerte sequía que atraviesa la región sureste del país, y subrayó que la situación ya había sido advertida por los expertos.
Ante las acusaciones del PT, Neves echó balones fuera y colgó en el Gobierno federal la culpa de la crisis hídrica de Sao Paulo, mientras que Alckmin consideró "lamentable" que se quiera sacar rédito político del problema en tiempo de elecciones y descartó nuevamente un posible racionamiento.
No obstante, en muchos municipios paulistas la falta de agua es notoria y el abastecimiento es restringido a determinados horarios, aunque las autoridades niegan que eso suponga un racionamiento.
De acuerdo con una encuesta divulgada por el diario Folha de Sao Paulo, el 60 % de los habitantes de la capital paulista relataron haber sufrido falta de agua en el último mes y el 75 % de los entrevistados afirmó que el problema podría haber sido evitado.
Asimismo, el 43 % consideró que la actuación del gobierno de Alckmin fue "mala o pésima", el 36 % "regular" y el 19 % "buena".
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