La historia de la mujer que podría redefinir el matrimonio en EEUU
La Corte Suprema debe pronunciarse en una resolución que podría cambiar el concepto de matrimonio. El caso de Edith Windsor es emblemático en la lucha por los derechos homosexuales en el país.
Cuando Edith Windsor se enamoró en 1963 de otra mujer, no se imaginó que más de cuatro décadas después esta relación sería tema de debate en la Corte Suprema de Estados Unidos. Windsor, quien ahora tiene 83 años, es la mujer detrás de uno de los casos judiciales más comentados del año y que podría cambiar la definición del matrimonio en EE.UU. El miércoles pasado, la corte escuchó los argumentos de los representantes de Windsor y su contraparte para tomar decisiones trascendentales sobre la definición del matrimonio, los derechos civiles de los homosexuales y, en última instancia, los principios de igualdad y protección ante la ley.
La historia comenzó en los años 50, cuando tras confesarle a su esposo que era gay, Windsor dejó su pueblo y se fue a vivir a Nueva York, a estudiar matemáticas. Allí conoció a la sicóloga Thea Spyer y se volvieron inseparables. En 1967, Spyer le propuso matrimonio, pero aunque Windsor aceptó, no había ninguna jurisdicción que las casara.
En 2007, luego de vivir décadas como pareja, Spyer y Windsor decidieron casarse en Canadá y regresaron a Nueva York hasta la muerte de Spyer, en 2009. A la hora de repartir la herencia y los impuestos federales que la acompañan, comenzaron los problemas. Ello, pues el gobierno federal define el matrimonio como "exclusivamente la unión legal de un hombre y una mujer", bajo una ley federal de 1996 conocida como Ley de Defensa del Matrimonio (Doma). Pero hoy nueve estados y el Distrito de Columbia reconocen el matrimonio gay, creando un conflicto legal entre ambas jurisdicciones. Este problema afecta a Windsor, ya que es considerada viuda en Nueva York (donde el matrimonio gay es legal), pero soltera a nivel federal.
Esta diferencia le está costando US$ 363.053 en impuestos federales, debido a que el Departamento de Rentas Internas no reconoce su matrimonio ni los beneficios de herencia que éste implica. Según Windsor, su demanda va más allá del dinero y lo que busca es un punto final a la discriminación que sufrió por años. Vale la pena mencionar que cuando buscó representación legal, las principales organizaciones de defensa de los homosexuales rechazaron su caso. Finalmente, una abogada privada y la Unión por Libertades Civiles (Aclu) le dieron su apoyo. Ahora, la corte deberá decidir si Doma y su definición del matrimonio es constitucional, o si la ley debe ser invalidada por discriminatoria y el gobierno federal debe reconocer por igual a todos los matrimonios, sin importar el sexo.
Windsor cuenta con el apoyo de la administración del Presidente Barack Obama, que en febrero de 2011 decidió no apoyar la ley Doma. La decisión generó el rechazo de los líderes republicanos de la Cámara de Representantes, quienes cuestionaron la autoridad del mandatario para ignorar una ley vigente. Los legisladores formaron un grupo que es ahora parte del caso ante la corte y argumentan que Doma fue una ley aprobada por el Congreso como representante del pueblo, así que se debe respetar. Los defensores de Doma afirman que la ley no es discriminatoria, ya que no les impide a los estados otorgar los beneficios que quieran a sus residentes y tampoco impide que el gobierno federal dé beneficios adicionales de salud o de impuestos, siempre y cuando no sea con base en el matrimonio. De forma similar, una coalición de estados, como Kansas, Indiana y Virginia, se opone a cambios en la "definición tradicional del matrimonio", ya que pueden causar "daños irrevocables" en el proceso democrático. Estos estados también son parte del caso legal y señalan que en varios referendos locales, como en California, los votantes rechazaron el matrimonio homosexual.
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