La Ley sella su gira de reunión con emotivo regreso a Santiago

Fueron 13.800 personas las que llegaron hasta el Movistar Arena para el cierre de su gira de reunión.




Todavía quedaba un bis, pero hasta ese momento -cuando el cronómetro rasguñaba las dos horas de música, después de rematar El duelo- el núcleo duro de La Ley por fin se abrazó en hilera, dio la espalda a las multitudes, y pudo darse ese baño de masas que tantos años se tramitó para la banda de pop chilena de mayor rendimiento internacional. Ese alud de aplausos que había sido esquivo en la capital y que había quedado suspendido desde la separación que sellaron en 2005. Un pendiente que el cantante Beto Cuevas, el baterista Mauricio Clavería y el guitarrista Pedro Frugone guardaron para la última estación de Retour, su gira de regreso, y que el viernes, ante los cerca de 13.800 asistentes que reportó la organización en el Movistar Arena, por fin puso el visto a la asignatura, ahora liberados para seguir sumando historia.

La Ley, en rigor, ya había consumado su retorno a Chile cuando tocaron en el Festival de la Canción de Viña del Mar, en febrero de este año. Esa vez, la ecuación incluía al ex Soda Stereo Zeta Bosio en el bajo. El viernes, en cambio, Archie Frugone tomó las cuatro cuerdas y la suplencia, aunque menos efectista, asomó siempre acertada: la banda ganó en coherencia, con una sección rítmica que sumó en pulcritud, y reforzó las bases siempre sólidas de Clavería, con ocasionales desbordes de virtuosismo que comenzó a subrayar a la altura de la séptima canción de la lista, Doble opuesto.

Sobre esa estructura, Cuevas y Frugone tejen una trama de atmósferas sensibles, que apuntaló una puesta en escena basada en pantallas led: detrás de los músicos, dispuestas en hileras horizontales y otras tres que colgaban sobre la cancha, apuntando hacia el fondo del recinto y sus costados. Roberto Artiagoitia, "El Rumpy", salió a presentarlos a las 21.20 horas y partiendo por el locutor radial, paseándose hacia la cancha y tribunas, fue posible armar un relato de los asistentes: convocatoria transversal, concentrada en los veinteañeros de los años 90, varios ya paseando sus hijos sobre los hombros.

Cuevas, sin discusión, estaba con ánimo de recordar. Lo recalcó cuando tocaron Desiertos, la canción más antigua que asomó en la jornada. Lo argumentó en un set consagrado a la antología, con Día cero como primer combo -con algunos problemas en la amplificación de la voz, medio abombada al principio, resueltos plenamente ya en la cuarta canción Prisioneros de la piel-. "Somos un grupo chileno que emigró al extranjero y en su momento, eso no fue bien recibido. Pero siempre seguiremos siendo, primero, el grupo chileno La Ley", declaró sobre el escenario. Recordó, con su habitual corrección, "a todas las personas que han pasado por este grupo... a Andrés (Bobe), a Luciano (Rojas), a Coti (Aboitiz)".

Y anunció, ahí sobre la tarima, que ya trabajan en un nuevo álbum para 2015, aunque la única novedad del set haya quedado relegada a esa versión que estrenaron hace un par de meses para la canción Wicked games, de Chris Isaak, bautizada por ellos como Sin ti. Puede sonar a mezquino, pero en el ánimo del viernes, del todo lógico: La Ley, así, se convirtió en el tercer grupo nacional en llenar el Movistar Arena, tras Manuel García y Los Bunkers. Reconocimiento algo a destiempo, pero válido para la nueva etapa que ahora sí, timbrado ya el triunfo de local, puede desplegarse para La Ley.

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