La nación Borghi
Cuando Claudio Borghi fue despedido la semana pasada de la selección chilena, de inmediato recibió un llamado. Era de Argentinos Juniors, el club donde fue campeón como jugador y técnico. Le ofrecieron que se hiciera cargo del equipo. Fuimos a La Paternal, el barrio de Argentinos, donde el amor por Borghi es incondicional. Supera incluso al que tienen por Diego Maradona, quien también salió de esa cantera.
El mural está justo en la esquina de Gavilán y San Blas, frente a la cancha de Argentinos Juniors, en el barrio de La Paternal. El mural es un lugar de culto. Frente a él, los hinchas del club se sacan fotos y a veces cantan, como en una suerte de mantra para que regrese.
La persona que aparece en el mural, con el buzo de Argentinos y abrazando un trofeo, se llama Claudio Borghi. A un costado aparecen pintados los cuatro trofeos que ganó en el club y la leyenda "Nuestro barrio, nuestros colores". En La Paternal dicen que Borghi es el máximo ídolo del equipo, donde Diego Maradona se formó y triunfó.
En Argentina eso no es poco.
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Todo parecía calzar. Chile perdía con Serbia 3-1 en un amistoso jugado la semana pasada en Suiza. Luego, Claudio Borghi era despedido en el camarín. Argentinos Juniors justo había quedado sin entrenador. Entonces Luis Segura, presidente del club, tomó el teléfono y se contactó con el representante de Borghi.
-Se veía difícil, porque era muy reciente, pero dije "esto hay que intentarlo". No lo quisimos abrumar con un llamado a él por el momento vivido, pero le explicamos al representante lo que queríamos y me dijo que le preguntaba. Y bueh, el resultado fue que por ahora no.
Ese mismo día, Mirta del Valle, la dueña de la casa de La Paternal donde está el mural de Borghi, rezaba por su regreso. De niña, tenía un poster del Borghi jugador en su pieza de Tafí Del Valle, un pueblito de la provincia norteña de Tucumán. Eran principios de los 80 y era tan pobre, que en su casa escuchaba los partidos de los "Bichos de la Paternal" sólo por la radio. Ese fue el equipo más glorioso en la historia del club, en el que Borghi ganó dos campeonatos argentinos, la copa Libertadores y la copa Interamericana. "Lo que más me gustó de él fue su manera de ser. Como hablaba en las entrevistas de la sociedad, de nosotras las mujeres".
Mirta llegó joven a probar suerte a Buenos Aires. Su sueño era vivir en La Paternal, cerca de la cancha de Argentinos y hace dos años se le cumplió, convenciendo a su marido hincha de Boca Juniors para arrendar justo frente al estadio. Además del mural de su casa, las paredes del coqueto estadio de Argentinos están pintadas con simbología y personajes históricos del club.
El mural de Borghi nació este año como idea de los socios del club. Matías Lenoce, secretario de un juez, 25 años, cuenta que Borghi fue elección indiscutida. El segundo mural homenaje se le hizo al jugador Jorge "Polo" Quinteros. De Argentinos, club que se autodenomina "semillero del mundo" por la cantidad de jugadores que forma, salieron figuras como Juan Román Riquelme, Fernando Redondo, Esteban Cambiasso o Juan Pablo Sorín. También el mejor jugador en la historia del fútbol argentino.
-¿No pensaron en hacerle un mural a Maradona?
-Sí, pero Diego es más resistido. Se fue y se hizo hincha de Boca, por ahí nos metió un gol y lo celebró. Para mí, Diego es lo más grande, pero un mural para él generaba división. Y no lo hicimos- explica Lenoce.
Maradona, a pesar de haber anotado 118 goles entre 1976 y 1980, no pudo levantar una copa con Argentinos. Al irse, raramente volvió al club. Y cuando lo hizo, fue relacionado con la mala suerte, lo que en dialecto lunfardo se llama "mufa". Lenoce cuenta que la última vez que Maradona fue a ver a Argentinos fue un partido clave para ganar el campeonato del clausura 2010 contra Independiente, con Borghi en la banca. El equipo perdía 3-1 faltando poco para terminar el partido. Maradona se fue 10 minutos antes y Argentinos, en ese lapso, dio vuelta el partido. Ganó 4-3.
Ese campeonato logrado fue clave para catapultar a Borghi como el máximo ídolo de La Paternal. Unico campeón como jugador y como técnico, Borghi ha estado en los cinco campeonatos ganados por Argentinos en su historia.
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La Paternal es un barrio de clase media trabajadora en el centro del cono urbano de Buenos Aires, lo que se conoce como Capital Federal. Según cifras de 2007, aquí viven 20 mil personas, en casas de fachada continúa, a veces con pequeños patios en el frontis. El barrio, a unos 20 minutos de Palermo y del microcentro, es una especie de fortín de Argentinos Juniors: cuesta encontrar una calle que no tenga un rayado alusivo al club y varios almacenes y bares despliegan objetos relacionados con el equipo. Luis Segura, el presidente del club, dueño de una confitería y una farmacia en el acomodado barrio de Belgrano, nació a tres cuadras del estadio y todavía vive a la misma distancia.
El arraigo, la identificación, no es sólo una cosa de Argentinos Juniors. Al pasar por los barrios cercanos a La Paternal, enseguida se ve el cambio en los colores, el marcaje de territorio. Los rayados y murales en los vecinos de Floresta son de All Boys. En Caballito, de Ferrocarril Oeste. Y en Villa Crespo, de Atlanta.
Es lunes en la tarde. Argentinos juega con River Plate su primer partido con técnico nuevo -el puesto que se le ofreció a Borghi- y Matías Lenoce hace de guía por las calles de La Paternal. Dos horas antes que empiece el partido en el Monumental de River, él y su grupo de amigos toma cerveza y fernet frente a un almacén sin nombre, que sólo tiene pintada la insignia de Argentinos en su muralla. Ninguno queda ajeno a la idolatría a Borghi. Juntos están levantando una moción para bautizar a la galería local con su nombre en el estadio que lleva el nombre de Maradona. "Por razones de marketing, la cancha se llama así", dice Javier Pazo. "Pero Bichi está por sobre todo".
A las 20 hrs, el grupo camina hasta la esquina cerca del bar Yatasto, lugar de reunión de los hinchas de Argentinos. El barrio entero luce poleras del club. Ocho buses esperan a los hinchas. El que lleva a Lenoce y sus amigos está lleno. Ellos van en la escalera, la mitad del cuerpo afuera. Cantan: "Porque al Bicho lo quiero, lo vengo a alentar, porque al Bicho lo quiero, lo vengo a alentar, en las buenas y en las malas muuucho más". Algunos toman, otros fuman marihuana. El folclore del fútbol.
El bus cruza por Buenos Aires y los insultos de la micro hacia afuera cambian según el barrio. Ya cerca del Monumental de River lo que más se repetiría es "Gashina, sos de la B", aludiendo al descenso de ese club la temporada antepasada.
En la cancha, Argentinos empataría a cero con el local.
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Un día antes del encuentro con River, Argentinos Juniors entrena en el predio de la UTA -Unión Tranviarios Automotor- en Moreno, localidad en las afueras de Buenos Aires, cercana al aeropuerto de Ezeiza. El preparador físico sale a decir que los jugadores no van a hablar, que están totalmente concentrados para el partido con River. Luis Segura, el presidente del club, no se hace problemas para conversar. Dice que conoce a Borghi desde su debut como jugador, cuando él era el vicepresidente de la institución.
- Le tengo un profundo cariño, me considero su amigo. Uno debe estar en las concentraciones antes de los partidos, porque es el presidente del club, pero con él era especial. Nos quedábamos charlando hasta muy tarde, casi nunca de fútbol. Acá nos hicimos hinchas de la selección chilena por Borghi.
Segura dice que no es un obsesivo, que en el banco no grita los goles. Y grafica su estilo en la siguiente historia. Antes del inicio de un campeonato, Segura estaba a punto de cerrar la contratación de un jugador, Gentiletti, que a Borghi le interesaba, pero que no le llenaba todo el gusto. Quedaba poco para el cierre del libro de pases, y Segura lo contrató de todas formas. Le dijo al jugador que fuera a entrenar el lunes, para darle tiempo el fin de semana de decírselo a Borghi. El sábado, Segura miraba la práctica y llamó al borde de la cancha a Borghi para comunicarle el acuerdo con el lateral.
-Por respeto a vos le dije que viniera el lunes.
-¿Va a venir el lunes?
Entonces Borghi llama a un jugador. Le pregunta: "Vos conocés a Gentiletti". "Sí", le responde. "¿Quién es?", pregunta. "Está entrenando ahí", le indica el jugador. Gentiletti, no le había entendido alpresidente del club y llegó a entrenar el sábado sin que Borghi supiera de su incorporacón. El DT lo acogió sin problemas.
"El tiene esas salidas", dice Segura. "De tomar las cosas con humor, lo que no significa que no tenga carácter. Acá logró mucho en poco tiempo".
A la conversación se suma Raúl Gismondi, quien llegó al club el 79 como kinesiólogo. Borghi debutó al año siguiente, el 80. Gismondi cuenta que las primeras dos temporadas alternaba en el equipo, hasta que vendieron al que jugaba en su puesto y fue titular de inmediato. "De chico ya era rápido de mente para las bromas".
Atardece en Moreno. Los jugadores ya no entrenan. Y mientras Gismondi habla, lo interrumpe Martín Felman, otro directivo: "Imagínate que Bichi es el máximo ídolo del club de Maradona. Para la mayoría de la gente es así."
Gismondi retoma el hilo y recuerda todas las veces que prendió cigarrillos en la banca de Argentinos para pasárselos al Bichi. Luego de dos piteadas, el DT le devolvía el cigarro, pues en Argentina está prohibido fumar en un campo de fútbol. "No me enfoqués, no me enfoqués", le decía Borghi cuando fumaba y el camarógrafo lo enfocaba.
A la conversación se suma un hombre bajito, de unos 40 años.
-Este es nuestro doctor- dice Felman.
-Claudio siempre decía: "cuando crezca, va a ser doctor"-, dice el presidente. Todos ríen.
El doctor, que se llama José Artese, saca a colación el miedo de Borghi a los fantasmas, que se suma a su conocido miedo a volar. La historia la cuentan a tres voces entre él, Gismondi y Felman. Dicen que penan en el predio donde se concentran, porque allí hubo una batalla entre realistas y criollos hace 200 años, con 300 muertos. En la noche se escuchan tambores, se mueven las sillas solas y se ven espíritus. Borghi dormía solo en un principio, pero luego pidió que le pusieran a un jugador en la pieza. Ese día había ido al baño de su habitación y al volver vio que su bolso no estaba en el mismo lugar. El supuesto fantasma se lo había movido. El miedo le quedó dentro. Si tenía que cruzar desde los camarines al lugar de concentración, iba acompañado.
Cuenta Felman: "Una vez al fantasma lo mataron a trompadas. Era el hijo del presidente que se había disfrazado. Salió tras el ventanal cuando el plantel estaba comiendo. Bichi se quería morir".
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En las concentraciones, en los ratos libres, Borghi contaba que cuando se retirara del fútbol se iba a construir una casa en el sur de Chile para dedicarse a pescar. Si alguien decía que algo era bueno de Argentina, Borghi respondía que en Chile era mejor. "Nosotros los chilenos somos mejores", les decía a sus cercanos en Argentinos. Y en eso incluía desde el vino hasta la carne.
Artese: "Son tantos recuerdos con él, que nos pusimos mal cuando vimos las paredes con rayados en contra de él en el complejo en Chile. Creo que es una persona, en el buen sentido de la palabra, que es inocente para este ambiente donde hay maldad. Y no hablo del fútbol chileno, aquí le pasó en Boca. Pero cuando vimos lo que pasaba en Chile, asumimos que deben haber sido cosas grandes. Si no, él las resuelve adentro".
Felman: "Conociéndolo al Bichi, no lo podíamos creer. Le fallaron mucho".
Artese: "En Chile y en Boca".
Felman: "Bichi es un gran técnico, pero es mucho mejor persona. Y mirá que es el mejor que hemos tenido. Por su propuesta de juego, por su trato con el plantel. La esperanza de que vuelva Borghi la tenemos siempre".
La misma esperanza de Felman recorre el barrio de La Paternal. La tiene Mirta del Valle, quien reza todos los días para que Borghi vuelva. También Matías Lenoce y su banda de amigos, quienes sueñan con que el técnico pase a conocer el mural que hicieron en su honor.
En el museo del club, ubicado en el mismo estadio de Argentinos, hay una parodia de la última cena. Maradona aparece al medio como Jesús. Borghi aparece a su lado, como su mano derecha. Está claro. El elegido de un pueblo entero junto al elegido del barrio de La Paternal. La nación de Borghi.
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