La noche de ritmo y glamour de Jennifer Lopez y Marc Anthony
<p>JLo salió pasada la medianoche cantando, bailando salsa y besando a su marido ante más de siete mil personas en en Angostura. Y desde Cecilia Bolocco hasta figuras sociales como Pilar Jorquera asistieron al concierto.</p>
Es muy sexy. Y Jennifer Lopez salió anoche contra el viento de Angostura, le dio dos besos a su marido Marc Anthony y se convirtió en un huracán que arremangaba su vestido de gasa rosa pálido con escote hasta el ombligo y en la espalda, para mostrar sus piernas de Miss Universo y esa famosa figura suya, bailando salsa, riéndose, dando pequeños brincos y coqueteando en el escenario con su esposo.
"¡Gracias Chile!" fue lo único que dijo pasada la medianoche, cuando finalmente salió con el pelo salvaje, los enormes aros de argolla que siempre usa y una pulsera con más diamantes que las de Julita Astaburuaga y Mary Rose MacGill juntas. Sobre sus tacones tapizados de cristales, bailó, le dio más besos al salsero, cantó dos temas con la mitad de voz que su pareja y se fue. Volvió para dar comienzo a un show de fuegos artificiales y desapareció definitivamente, dejando ese halo de glamour de reina de las alfombras rojas latinas. Y a los más de siete mil asistentes al recital con los celulares descargados de tanta foto.
Todavía ni salía JLo y Cecilia Bolocco era azotada por el viento en primera fila y eso que la diva aguantaba con valor, estoica, envuelta en el traje con mas escote de su última colección para una multitienda, un modelo fucsia, largo y anudado a la espalda que, eso sí, era mucho menos chic que el conjunto de Pilar Jorquera.
La ex modelo y esposa del empresario Carlos Cardoen llegó con un pantalón que apenas la dejaba caminar de puro ajustado y un top con brillos de Dolce & Gabbana. Era el máximo estilo anoche en el recital de Marc Anthony (ver crítica de Mauricio Jürgensen) y su esperada y sensual mujer, al aire libre, camino a Rancagua, junto a la ladera de los cerros que rodean el Casino Monticello, una especie de mall de las apuestas, el juego y la diversión, que inauguró su hotel con el show. Un mall grande eso sí.
Los parroquianos se paseaban con sus pantalones de gabardina y camisas de algodón blanco por entre los restaurantes que ofrecían desde un trozo de pizza a $ 1.200 a un exclusivo y madurado filete y otros platos finos. Junto a negocios de chales y chaquetas y alfombras de pura lana; artesanía; cómodas de madera de la zona a casi 300 mil pesos, buenos cafés, todo acompañando las máquinas y las mesas de apuestas. Y los primeros invitados estelares en llegar fueron María Alberó de negro junto a Iván Zamorano.
Ahí estaban María Elena Swett, la heroína de la telenovela Los ángeles de Estela, que andaba con su marido, el galán de los dramas televisivos Felipe Braun, que dejó la melena que usó por años y anda con corte a lo ejecutivo bancario. El canciller Mariano Fernández y el director de TVN Daniel Fernández compartían con Andrés Chadwick en el cóctel sólo, exclusivo, únicamente para los convidados "vip".
Bolocco mataba el retraso del espectáculo -que finalmente comenzó pasadas las 23 horas- sentada, lateada, saludando a la fila de admiradores en los mullidos sillones puestos en la semipenumbra del Suka Club -una especie de club-discoteca del casino. Hasta que finalmente salió el salsero con sus anteojos y haciendo que bailar a los visitantes que esperaban a JLo, que se pasó su primer día en Chile encerrada.
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