La rabia de Alexis

Alexis Sánchez

El tocopillano traslada a la Roja los gestos que molestan en Arsenal. Bravo, Fuenzalida e Isla recibieron de la dosis del ímpetu del delantero.




En las últimas semanas Alexis Sánchez ha estado en el ojo del huracán en Inglaterra. Su condición de estrella del Arsenal también le vale las críticas de propios y rivales. Dicen en Europa que a sus compañeros les molestan en demasía los gestos de desaprobación del chileno cada vez que uno de ellos se equivoca o realiza una acción que no le parece. Una voluntad profunda de ganar que quizás ahora se manifiesta con demasiada frecuencia como frustración con sus compañeros de equipo. Muchos de los cuales, se reconoce de forma privada en el club, "no se llevan bien", escribió hace un par de semanas The Guardian sobre el chileno.

Desde el Viejo Continente dicen que las gesticulaciones que realiza cuando estas cosas pasan enardecen los ánimos de sus pares en el cuadro Gunner. Que incluso colmó la paciencia de Arsene Wenger. Y esa actitud, esos gestos, el jueves pasado los traspasó a la cancha del estadio Monumental de River Plate en el duelo de la Roja ante Argentina, por la fecha 13 de las Eliminatorias.

Varios de los miembros de la Selección sufrieron con el genio del Niño Maravilla. Incluso el capitán Claudio Bravo. Corría el minuto 78 del duelo y el juez Ricci cobra un tiro libre peligrosísimo en favor de la Roja justo al borde del área transandina. Sólo una infracción pudo detener la carrera endemoniada del tocopillano.

Como toda la noche, Alexis Sánchez tomó la pelota y se dispuso a patear. Y es que la falta se la habían hecho a él mismo, por lo que seguramente en la cabeza de Alexis no consideró extraño hacerse cargo de ejecutarla.

El arquero del Equipo de Todos presenció la situación y salió disparado hasta muy cerca del área rival. La misión no era otra que encomendarle a Gary Medel que avisara que la falta debía ejecutarla Charles Aránguiz. "Ya se ha perdido dos", espetaba el capitán.

Pasa que era una de las últimas chanches de igualar un partido que estaba totalmente a la mano. Y quizás por esa razón la molestia del capitán al ver que hicieron caso omiso a sus órdenes y que encima la pelota pateada por Sánchez se fue a las nubes. Si el mismo Niño Maravilla gritó con rabia al cielo por la ocasión marrada, cubriéndose su cara con la camiseta.

El arquero del Manchester City se molestó muchísimo y en la misma cancha se alcanzaron a escuchar varios improperios dirigidos al cielo tras la acción que quizás, si es que seguían sus instrucciones, pudo haber cambiado el partido. Eso nunca se sabrá.

Pero Bravo no fue el único que sintió el carácter de AS7. Antes lo sufrió Mauricio Isla, que se llevó los retos de su compañero de tantas batallas por un centro recto y raso que llegó a los pies de un zaguero transandino y que pedía otro destino. El Huaso se había equivocado en la decisión y Sánchez le gritó que era hacia atrás.

Antes también lo había sufrido José Pedro Fuenzalida, uno de los más bajos de la noche en Buenos Aires. Y también por un centro mal ejecutado, el que llegó directamente a Otamendi cuando habían varios chilenos desmarcados.

Chile perdió. Alexis quería ganar. Y eso se le notó en sus gesticulaciones. Y vaya que lo sufrieron sus compañeros.

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