Las historias detrás de los chilenos anónimos en el Dakar
En la prueba más exigente del mundo abundan los sacrificios personales para conseguir los recursos suficientes para correr en el clásico del todoterreno y también para poder llegar al podio de salida.
Por José Contreras C. y Carlos González L.
El sueño cumplido de Garcés
Hace 12 años, la carrera de Hernán Garcés en el enduro tuvo un abrupto final. Un accidente en una carrera en Camarones lo obligó a tomar la decisión de dejar las motos.
Sin embargo, desde que el Dakar llegó a Chile, los deseos de tomar parte de la competencia más exigente del mundo se instalaron en su cabeza, aunque recién este año este sueño se hará realidad.
"Desde que llegó el Dakar a Chile siempre fue mi sueño correrlo. Todos los años he seguido la parte nacional con amigos, parrilla y cerveza, hasta que el año pasado mi amigo, Luis Eguiguren, quien ha corrido varias veces, me dijo '¿qué esperas para correrlo?'. Le pedí ayuda con sus conocimientos para construir un auto y en marzo partí con el proyecto", comenta el piloto del equipo Ecasa, en el que también participan Eguiguren, Antonio Hasbún y Alvaro Chicharro.
Garcés también destaca la trayectoria de su navegante, Alvaro León. "Es muy bueno y da mucha seguridad por su experiencia. Y lo más importante es que es una gran persona", afirma.
Asimismo, resalta que "tenemos un auto nuevo seguro y probado (Toyota Tundra). Estamos felices, porque además pasamos todas las revisiones sin problemas. En este momento, el auto está en el Parque Cerrado y no lo veremos hasta la largada. Ahora vamos a cumplir este sueño y este gran desafío".
El sacrificio de "Burrito" Rodríguez
Claudio Rodríguez correrá su quinto Dakar. El "Burrito", como popularmente se le conoce, ha debido sobreponerse a diversos obstáculos a lo largo de su carrera.
La falta de recursos fue su mayor dificultad en sus primeros años en las tuercas. Sin embargo, con mucho esfuerzo y sacrificio logró posicionarse en el mundo del enduro hasta llegar a disputar las pruebas más importantes de esta disciplina, con muy buenos resultados.
Su mejor participación en el Dakar fue en 2012, cuando terminó 33º. No obstante, en la última edición tuvo que abandonar en la cuarta etapa, debido a una fractura de muñeca, producida por una caída. Este año buscará una revancha.
"Este será mi quinto Dakar y la experiencia sirve de mucho. Yo trabajo todo el año enfocado en una meta, que es el Dakar", afirma el piloto que conducirá una moto Honda CRF 450.
En este sentido, el corredor del equipo Tamarugal XC Rally Team agrega que "uno dedica muchas horas de gimnasio, horas de moto, de competencias y de todo lo necesario para llegar bien preparado. Todo este esfuerzo se verá reflejado a la hora de empezar la competencia".
Para este año, la meta de Rodríguez es superar su mejor ubicación y situarse dentro de los 20 mejores de la competencia.
Vendió hasta completos para financiarse
Para Yamir Ortiz, el Dakar 2014 comenzó mucho antes, cuando inició la búsqueda de recursos para su segunda participación. El calameño no tiene un equipo detrás y se encarga de todo junto a su padre, funcionario de Codelco. "No tengo mecánico, así que yo hago la asistencia de la moto. No tengo dinero para pagarle a uno. Además de ser piloto, soy mi propio técnico y mecánico", narra.
El motociclista, que en 2013 abandonó en la 9° etapa de la prueba, madrugaba en la carpa arreglando la máquina y apenas tenía tiempo para dormir. "Descansaba unas tres a cuatro horas diarias después de ver la moto y así salía a correr", cuenta.
Sin embargo, esto no era lo más complicado para Ortiz, que maneja motos desde los ocho años. Para financiar parte de esta carrera vendió su antigua Honda CRF X. Ahí comenzó a buscar los recursos para adquirir una nueva.
Eran dos las opciones que tenía, pero ambas estaban lejanas. "Tenía dinero, pero no todo para comprarla. Tampoco me pasaban la moto faltando un porcentaje", explica el nortino.
No había más que hacer y salió a recolectar fondos, como sea.
Así, se vio a Ortiz negociando con empresas privadas y organizando shows bailables y hasta vendiendo completos en el centro de Calama. Todo por recaudar los recursos que le faltaban.
El ahorro familiar paga la travesía
Enrique Guzmán lleva más de dos años pensando en el Dakar. Comenzó cuando ideó la forma de financiar su sueño de forma independiente, sin ayuda de empresas. Básicamente, lo suyo fue el ahorro. "Llevo todo este tiempos en eso", dice el piloto de 37 años.
Y terminó hace unos meses, cuando el autofinanciamiento le permitió darse el gusto. No fue fácil. Los recursos que utilizó son, en su mayoría, excedentes familiares, lo que obligó a sacrificar varios proyectos que tenían con su esposa, Macarena Cox.
Guzmán destaca que "afortunadamente tengo el apoyo de ella y mi familia", grupo numeroso de cinco hijos que recibió de distintos modos la noticia.
"Mi hijo Enrique, de 10, lo tomó bien y me quería acompañar. Pero Margarita, de ocho, me dijo que no estaba en edad de hacer esto y que era un inmaduro", cuenta entre risas.
Ellos y el resto de sus hijos, Elena (7), Juanita (4) y Rosario (2), se quedarán por estas semanas con otros familiares y su esposa está con él en Rosario: "Me acompañará en la largada, en el día de descanso de Salta y en la llegada".
El anhelo de Guzmán es subirse al podio de llegada junto a todos ellos. Eso, si llega; abandonar es su gran temor.
"Lo más difícil de todo esto es que esta inversión quede en nada. Es un riesgo permanente, pero que mi familia está de acuerdo en compartir", asegura.
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