Las lentas reformas de Corea del Norte
Tras la llegada al poder de Kim Jong Un se flexibilizó el sistema estalinista y se permitió la actividad privada. Ahora en las calles, los norcoreanos tienen celulares y visten ropas vistosas y de colores.
Corea del Norte es uno de los últimos ejemplos de rígido estatismo estalinista, pero desde que asumió el poder Kim Jong Un en 2011, está experimentando una silenciosa transformación.
Hoy los directores de las empresas tienen una libertad de acción inimaginable antes de la asunción del "querido líder" que les permite fijar salarios diferenciados para estimular la producción y despedir empleados.
La reforma abarca también la producción agrícola. Después de entregar una cuota de producción al Estado, los campesinos pueden vender el resto de forma privada y reinvertir o disfrutar la ganancia.
Y como se ve en las calles de la capital Pyongyang hoy hay más maneras de disfrutar esos excedentes económicos. Como en cualquier otro lugar del mundo los norcoreanos andan pegados a sus celulares. La moda está cambiando. Carteras de leopardo y abrigos de un brilloso rosa rompen la monotonía previa del vestuario socialista.
Según Bradley Babson, académico de la Universidad John Hopkins en Estados Unidos y miembro del Comité Nacional sobre Corea del Norte, el cambio responde a una necesidad profunda. "Hay una creciente demanda de la población, una necesidad del régimen de legitimarse después de las hambrunas de los 90 y una creciente influencia china", señaló a BBC Mundo.
"La adopción del mercado surgió a nivel individual y popular como mecanismo frente a la hambruna que terminó con el sistema imperante con Kim Il Sung en el que el estado pagaba un salario suficiente y alimentaba a la población", dijo Hazel Smith, directora del Instituto Internacional de Estudios Coreanos de la Universidad de Central Lancashire y autora de North Korea Markets and Military rule. "Esto dejó de ser verdad con la hambruna. Hoy el conjunto de la sociedad, incluyendo a miembros del partido, la seguridad, los médicos, dependen en el día a día del mercado", sostuvo a BBC Mundo.
La resultante de esta nueva situación es un complejo sistema dual en el que el Estado sigue manejando los resortes estratégicos de la economía (minería, armamento, etc.) y el mercado sobrevive en una zona gris para los productos básicos del consumo.
Según algunas estimaciones el sector privado representa un 30% de la actividad económica. "Un ejemplo de esto son los celulares que se ven por todas partes. Son de procedencia china y han añadido mucho a la eficiencia económica y a la interacción social", señala Bradley Babson. Otra señal de los cambios es la presencia de inversores extranjeros.
Sin embargo, el carácter híbrido y vacilante de las reformas complica a veces su eficacia. "Los cambios en la agricultura le dieron más flexibilidad y libertad a los campesinos, pero es debatible si funcionaron bien", destacó Bradley Babson.
Aunque el cambio es lento, al menos hay cambios, dicen los observadores. Mucho va a depender del impacto concreto en la vida cotidiana de estas medidas.
A falta de información oficial confiable, hay polémicos cálculos efectuados por su vecino Corea del Sur, de que el norte creció un 1% en 2012 y 2013.
Está claro que hay un aumento y diversificación del consumo que no será fácil de revertir porque forma parte de una demanda de la población. Sin embargo, según Hazel Smith, el peligro es que la inercia termine dominando esta precaria economía dual.
"Para que Corea del Norte avance en este camino se necesitará más inversión extranjera y esta inversión no llegará a menos que se profundice el proceso. Por el momento estamos hablando de un desarrollo de baja intensidad. La reforma ha creado estabilidad económica, pero, a menos que haya más cambios, con un bajo nivel de actividad", indicó Smith.
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