Lima elige alcalde tras más de una década de profundos cambios

[elecciones en lima] La capital peruana, que celebra comicios mañana, ha experimentado una importante transformación en infraestructura y transporte público. Pero sus habitantes no cantan victoria y estiman que hay mucho por hacer.




"Roba pero hace obra". Esta es la frase que más se repite por estos días en Lima, en el marco de la contienda electoral por la siempre apetecida alcaldía de la capital peruana. La mitad de los limeños prefiere a las autoridades que "roban" pero hacen algo por la ciudad, percepción que ha generado un interminable debate en Lima, que mañana debe elegir a un nuevo alcalde (Luis Castañeda) o bien reelegir a su actual edil: Susana Villarán.

En Lima hay una suerte de resignación por los casos de corrupción en los que recurrentemente se ven envueltas sus autoridades. De hecho, el propio Castañeda (conservador), que fue alcalde entre 2003 y 2011, está acusado de una serie de supuestos ilícitos, pero aventaja por más de 30 puntos a Villarán (centroizquierda).

Ambos han realizado una serie de proyectos que le han cambiado la cara a una ciudad habitada por nada menos que 8,6 millones de personas, y que era famosa por su caótico transporte y un desorden inmobiliario. Esto lo admiten hasta los limeños más orgullosos.

Sin embargo, en la última década Lima ha experimentado una lenta pero importante transformación. Este cambio se inició durante la era del alcalde Alberto Andrade (1996-2002), quien es recordado por haber sacado a los vendedores ambulantes del centro histórico de la ciudad, por ejecutar la Vía Expresa Javier Prado y por edificar la Alameda Chabuca Granda.

Luego, Castañeda construyó las "escaleras solidarias" en los áridos cerros limeños, puso en marcha el sistema de autobuses Metropolitano y la Vía Expresa de Avenida Grau. En esta época también, Alan García reinauguró el Estadio Nacional, refaccionado a la europea.

A su vez, Villarán implementó el sistema de buses Corredor Azul -que circulan por una vía exclusiva supuestamente sin combis- y desarrolló el proyecto Vía Parque Rímac, que estaría listo en 2015. Si bien los nuevos sistemas de transporte aún operan de forma independiente, éstos se sumaron al Metro-tren de Lima, el proyecto que Alan García dejó inconcluso en su primer gobierno (1985-1990) y que comenzó a operar en 2011, al final de su segunda gestión. El Metro circula por un viaducto elevado de sur a norte y cubre una distancia de 34,6 kilómetros, con 26 estaciones. La Línea 1 va desde Villa El Salvador hasta San Juan de Lurigancho. Las autoridades proyectan un total de seis líneas de Metro y cinco de buses.

"Pero aún falta mucho por hacer. No tenemos un sistema de transporte público moderno", señaló a La Tercera el analista político limeño Luis Benavente. "Esto se suma al caos vehicular", agrega. Lima tiene 230 mil taxis, tanto formales como informales, que ocupan el 70% de las vías y sólo atienden el 10% de la demanda del transporte, según cifras de la propia Municipalidad de Lima. Así, la mayoría circula en combis.

Eso sí, Benavente reconoce que "por otro lado, la ciudad muestra signos de modernización arquitectónica como consecuencia del crecimiento económico peruano de los últimos 12 años".

"Lima está dividida en más de 40 distritos, pero no hay una misma lógica urbana. El Metropolitano y el Metro están muy bien, pero no forman parte de un sistema; son dos vías funcionales. Se requieren 20 igual", opina Carlos Meléndez, columnista de Perú.21.

La mayoría de los limeños suele quejarse del tráfico, pero quienes poseen un mayor nivel de ingresos al mismo tiempo hablan con orgullo de su exquisita gastronomía.

"El Central es reconocido como el restaurante más importante de Latinoamérica. También tenemos el IK, Astrid & Gastón, Rafael y el tradicional La Gloria", plantea a La Tercera Juan Carlos Valdivia, columnista de Correo y conocido sibarita.

"También tenemos nuevas obras de infraestructura, como puentes e intercambios viales. Y la modernización del cono norte, que nació hace 60 años", continúa Valdivia. Esta nueva cara también se mezcla con centros informales, como Polvos Azules, paraíso de la piratería de todo tipo. "Naturalmente, los grandes retos que enfrenta la ciudad están relacionados a la saturación y el caos de la metrópoli", concluyó un editorial del diario limeño Gestión.

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