Los caseríos olvidados de Ensenada
Vecinos esperan que la ayuda para retirar la ceniza y la gravilla de sus casas y caminos llegue antes que las lluvias.
Es pasado el mediodía y Alejandro Cárcamo, en completa soledad, retira con una pala y una carretilla, los más de 30 centímetros de gravilla que cayeron en el terreno donde se emplaza su vivienda, en el sector de Villa Elisa, en la localidad de Ensenada. La erupción del volcán Calbuco no echó abajo su casa de madera, pero el material piroclásitico que se acumula en el suelo se convirtió en una nueva amenaza, ante el inminente arribo de precipitaciones, pronosticadas para esta semana en la Región de Los Lagos.
Aunque es imperiosa la necesidad de remover los residuos, Alejandro se encuentra solo. Y clama por ayuda. "Acá estamos olvidados", señala desde el pequeño caserío emplazado en un camino lateral de Ensenada, hacia el borde del lago Llanquihue. "Necesitamos ayuda de los militares, para que nos vengan a sacar la gravilla antes de que llueva. No nos han traído ni un vaso de agua", agrega desesperado.
En Villa Elisa se levantan cerca de 30 viviendas. Esa es una de varias zonas habitadas del sector que hasta ayer no habían sido catastradas por las autoridades.
El director regional del Servicio de Vivienda y Urbanismo (Serviu) en Los Lagos, Iván Leonhardt, explica que "lo que estamos haciendo ahora es la limpieza de los sectores habitacionales más densamente poblados, como Reflejos del Lago, Los Volcanes y Los Arrayanes y, además, lo que está en torno al camino principal de Ensenada, pero hay nueve sectores que tenemos identificados en los cuales aún no hemos terminado el catastro".
La autoridad agrega que en los lugares en que están trabajando funcionarios del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, se espera concluir las labores esta semana. "La idea es que, en la medida que vayamos terminando esos sectores, podamos pedirle al Ejército que nos ayude en otros puntos", destaca Leonhardt.
"Estamos trabajando con todos los recursos disponibles. Hay zonas prioritarias debido a su densidad poblacional. Yo haría un llamado a los pobladores de sectores menos poblados que tengan un poco de paciencia y que se acerquen a los organismos correspondientes", sostuvo, por su parte, el intendente de Los Lagos, Nofal Abud.
A metros de la casa de Alejandro Cárcamo, Omar Sánchez (63) afirma que el sector de Villa Elisa cuenta con cuatro accesos por angostos caminos de tierra, los que no están unidos entre sí. "Todo este sector se llama Villa Elisa, pero ellos (las autoridades) ingresaron sólo por el primer camino", afirma.
Sin embargo, en una reunión realizada ayer entre empresarios turísticos del sector y autoridades -a la que se sumaron vecinos-, personal de la gobernación y del Serviu tomaron nota del problema y comprometieron ayuda tan pronto los recursos estén disponibles.
"Aquí hay que salvarse sólo", señala incrédulo Sánchez. "Hay que limpiar luego las canaletas que hay al lado del camino, ya que con la lluvia y la tierra van a colapsar", agrega, mirando su vivienda, parte de la cual cedió por el peso de la gravilla emanada tras la erupción del macizo el pasado miércoles.
A unos 10 km de ahí, en dirección hacia Puerto Varas, y adentrándose en el monte, se encuentra la zona de El Tepú. Ahí, los vecinos también dicen sentirse olvidados por las autoridades. Juan Valle (57) es el cuidador de unos predios agrícolas del sector. Hasta el día de la erupción, vigilaba y alimentaba a cerca de 150 cabezas de ganado. "Lo que necesitamos es ayuda para remover la gravilla, tanto de las casas como de los caminos. Necesitamos los caminos para llevarnos a los animales", afirma, agregando que "la ceniza lo cubrió todo. Lo que antes era pampa, ahora son arenales. Las vacas ya no tienen para comer".
Los habitantes de estas localidades deberán esperar hasta que las autoridades despejen las zonas prioritarias. Mientras, miran al cielo y esperan que las lluvias anunciadas no se dejen caer tan pronto.
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