Los cuestionamientos que marcaron los últimos meses de Peñailillo en el gabinete

En su gestión, logró aprobar la reforma al sistema binominal. Sin embargo, fue perdiendo respaldo tras el estallido del Caso Caval y sus vinculaciones con Giorgio Martelli.




Con 39 años, Rodrigo Peñailillo se convertía el 11 de marzo de 2014 en la persona más joven en llegar al Ministerio del Interior. Un mes y medio antes, su nombramiento había causado sorpresa, puesto que se esperaba que el denominado "hombre fuerte" de Bachelet se mantuviera en segundo plano, posiblemente como jefe de asesores del segundo piso.

"Las personas que me conocen saben que cuando yo ocupo un cargo, lo ocupo en plenitud", comentó Peñailillo la tarde del 24 de enero tras ser anunciado como el jefe de gabinete de la segunda administración bacheletista.

Durante el año, un mes y 23 días la gestión de Peñailillo tuvo luces y sombras. Durante su gestión logró aprobar la reforma al sistema electoral binominal, constituyendo un hecho inédito en 25 años. A esto se suman otras reformas cruciales para el gobierno como la reforma tributaria, el proyecto sobre fin al lucro, copago y selección, además del Acuerdo de Unión Civil, que por primera vez en Chile permitirá regular la convivencia de parejas homosexuales. A esto se suma el positivo efecto que tuvo la interpelación en su contra por la situación de la Araucanía, que aumentó su porcentaje de conocimiento y su respaldo, surgiendo incluso voces que lo mencionaban cono un posible presidenciable. 

Así, hasta fines de enero, el gobierno cosechaba triunfos por sus reformas. Sin embargo, todo cambiaría el viernes 6 de febrero, cuando revista Qué Pasa dio a conocer las gestiones de la nuera de la Presidenta Michelle Bachelet, Natalia Compagnon, con el empresario Andrónico Luksic, para conseguir un crédito de $6.500 millones para la compra y posterior venta de tres predios en Machalí. Días después se conoció que a la mencionada reunión había asistido Sebastián Dávalos, hijo de la Mandataria, y en ese entonces director sociocultural de la Presidencia. 

La crisis pilló a Peñailillo a cargo de La Moneda, mientras Bachelet se encontraba de vacaciones en Caburgua. Desde la Nueva Mayoría surgieron críticas a la forma en que el ministro administró la crisis. "Lo que resulta extraño es por qué pasaron siete días para la renuncia (de Dávalos) y ahí hubo una descoordinación del Gobierno. Hubo una vocería  equívoca. Evidentemente que este no es un asunto entre privados. Tenía y tiene una connotación política", manifestó el entonces presidente DC Ignacio Walker.

Sobre este tema, Bachelet dijo este miércoles en Canal 13 que "fui aconsejada no volver", pese a su "intuición". "No me di cuenta de la dimensión del problema", afirmó.  

En esta misma línea se suman las declaraciones de Erika Silva, ex asesora de Dávalos, quien dijo responsabilizó a Peñailillo de la reacción de Bachelet frente al caso.

"Yo hablé con Caburgua, con todo lo difícil que eso era. El Jefe de Gabinete subrogante del ministro Peñailillo me dijo a mí y a mi equipo que 'no deberían volver de vacaciones'. Que se deberían dar señales de normalidad. Sebastián Dávalos me dijo: 'La Presidenta dice que se hace lo que el ministro Peñailillo diga y tú vas a hacer lo que ellos digan'. Yo y mi equipo obedecimos", dijo.

EL IMPACTO DEL CASO SQM

Junto con el caso Caval, a mediados de febrero el caso SQM comenzó a salpicar hacia la Nueva Mayoría.  El fiscal Carlos Gajardo solicitó a la Policía de Investigaciones el levantamiento de información de 19 personas que en julio de 2009 figuran con boletas de honorarios sobre un millón de pesos con la sociedad minera Soquimich Limitada (SQM). Entre ellos se encontraba el hijo del diputado DC Roberto León y el ex embajador de Chile en República Checa y militante DC Marcelo Rozas. 

Luego, se concretaría una denuncia del SII contra 173 contribuyentes, donde además de los antes mencionados se incluía a la empresa de los hijos del presidente de la DC Jorge Pizarro.

Las vinculaciones del caso con figuras de la Nueva Mayoría no se detendrían ahí. El 1 de abril de 2014 The Clinic publicó que Giorgio Martelli, operador político y administrador electoral de la campaña presidencial de Michelle Bachelet de 2005, emitió boletas a SQM durante 2012 y 2013.

Dos semanas después se conoció que el ministro del Interior Rodrigo Peñailillo había emitido cuatro boletas por un monto de $4 millones a la empresa de Martelli. 

"Como cualquier profesional joven, debía trabajar para ganarme la vida", dijo Peñailillo.

Si bien Peñailillo manifestó que no tenía problema en mostrar los informes que había realizado a Martelli,  recién esta semana se conocieron los informes: "Crisis Económica Internacional: consecuencias y medidas en la Unión Europea",  eran los títulos de los textos.

"Tras la caída de Lehman Brothers en octubre de 2008, el BCE, el Banco de Inglaterra y otros bancos centrales de países no miembros del euro bajaron sus tipos de interés de intervención de forma coordinada con otros bancos centrales como la Fed o el Banco Central de Japón", decía el informe.

Este párrafo inició una nueva polémica, luego que desde la oposición acusaran un presunto plagio a un documento titulado "Crisis económica y financiera: el papel de la Unión Europea",  del VIII Premio de Investigación Francisco Javier de Landaburu Universitas 2009.

Desde el ministerio del Interior explicaron a este medio que la referencia "está debidamente citada y está incorporada en la bibliografía del estudio". 

La polémica por los servicios a Martelli impactó en la popularidad del ministro, que de enero a abril cayó 14 puntos según Adimark. La desaprobación llegó a un 54% superando por primera vez la adhesión hacia su figura.

LAS 72 HORAS DE BACHELET

"Le pedí la renuncia a todos mis ministros. Me tomaré 72 horas para saber quién se queda y quién se va", fue la frase con que la Presidenta Bachelet sorprendió al anunciar, en televisión y en horario prime, su decisión de concretar cuanto antes un cambio de gabinete. 

Consultada sobre la situación de Peñailillo, la Mandataria se limitó a señalar en la entrevista con Canal 13 que "he tomado una determinación más allá de los ámbitos humanos (…) Este es el momento para hacer un cambio de gabinete".

La radicalidad del anuncio fue interpretada por analistas y personeros de la Nueva Mayoría como una señal de que el cambio incluiría al menos al jefe de gabinete y posiblemente a todo el equipo político.  Una de las cosas que llamó la atención fue la ausencia del jefe de gabinete en la videoconferencia en que Bachelet sostuvo con el canciller Muñoz para analizar los alegatos en La Haya. Todos los otros días había estado.

El jueves, Peñailillo sostuvo un encuentro con la Presidenta Bachelet. Según la versión impresa de este medio, hubo dos versiones de la cita: Una, que dice que el renunciado ministro habría entregado los nombres que tendría en mente para el próximo cambio de intendentes. La otra versión dice que no hubo temas políticos en la conversación.

Tal como se especulaba -y a 108 horas del plazo autoimpuesto- Bachelet confirmó la salida de quien fuera el hombre fuerte durante el primer año de su gobierno y su estrecho asesor durante su primera administración.

Para Juan Carvajal, ex director de la Secom del primer gobierno de Bachelet, la salida de Rodrigo Peñailillo "marca el fin de un sector de colaboración muy estrecho que la Presidenta tenía desde su primera campaña presidencial y claramente se comienza una nueva etapa. Ella tiene que hacerlo para que esto funcione".

En tanto, para Jaime Quintana, presidente del PPD, "las críticas hacia el ministro han sido desmedidas. Desde Krauss hasta Chadwick, nunca hubo un escaneo tan intrusivo de un ministro del Interior, no sólo en su esfera pública, sino también en su esfera privada. Hubo una persecución política de una aristocracia obsesionada con Rodrigo, con sacar a un ministro que no se juntaba a tomar el té con ellos".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.