Los gestos de sencillez del Papa Francisco
En sólo dos días de papado, el Pontífice ha sorprendido con una personalidad sencilla y humana, haciéndole honor a su nombre, que evoca la pobreza y humildad de San Francisco de Asís y el espíritu evangelizador de San Francisco Javier.<br><br>
Con sólo dos días en su cargo como Pontífice, el Papa Francisco ha dado muestras de su personalidad sencilla y humana. Sin ir más lejos, el nombre que tomó el Sumo Pontífice evoca la pobreza y humildad de San Francisco de Asís y el espíritu evangelizador de San Francisco Javier.
Quizás habría que partir por mencionar, que la vestimenta esperada no calzó con lo que vimos en la primera aparición del Papa en el balcón de la Basílica de San Pedro, quien se presentó sin la esclavina roja en los hombros, sino vestido completamente de blanco. Además, sólo usó la estola de oro durante la liturgia, luego de eso se la sacó. Tampoco utilizaba la característica cruz de oro, sino una hecha en plata.
El Papa Francisco recibió el homenaje de los cardenales-el momento en que desfilan frente a él para saludarlo y jurarle obediencia- de pie ante el altar, algo diferente a lo que sucede normalmente, donde los pontífices se sientan en un sitial.
Luego de dar su primera bendición Urbi et Orbi, la cual estuvo marcada por la petición que realizó a los fieles a rezar por él, la oración dedicada a Benedicto XVI, además de un cálido saludo, el pontífice regresó a la Casa Santa Marta, pero prefirió irse en el autobús de los cardenales en lugar de utilizar la limusina que lo aguardaba especialmente.
Cenó junto a los cardenales y demostrando su buen humor les dijo: "Que Dios os perdone por lo que habéis hecho."
Ese mismo día, el Papa llamó a Benedicto XVI a Castel Gandolfo. Este fue el primer contacto y agradecimiento luego de su elección.
Ayer, el Sumo Pontífice visitó la basílica de Santa María la Mayor, el lugar más importante de los dedicados al culto mariano. Ahí habría rezado durante unos diez minutos frente a la imagen de la Virgen Salus Populi Romani. Luego de esto, saludó a los sacerdotes, al personal del templo y muchos fieles que se encontraban en el lugar.
Ya de vuelta al Vaticano, el Papa pasó personalmente a la Casa del Clero, la residencia donde había alojado los días previos al Cónclave, para recoger su maleta y pagó la cuenta. Para Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, este gesto fue para "dar el ejemplo".
Los traslados fueron de manera muy sencilla, con una pequeña escolta y sin procesión de coches.
Otro gesto curioso se dio hoy, cuando el Papa llamó personalmente a la Curia de los jesuitas para saludar al Padre General, Adolfo Nicolás. Primero se comunicó con un incrédulo portero, el que derivó la llamada al ahora incrédulo secretario, que no podía creer la situación que estaban viviendo, y que incluso pensó que se trataba de una broma. Pero de la impresión le pasó el teléfono al Padre General, quien recibió emocionado el saludo del Papa Francisco.
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