Los nuevos recursos de la música local
[Crowdfunding] La modalidad de financiamiento colectivo crece en Chile con varias entidades y como apoyo para los nuevos discos de Saiko o Ana Tijoux.
Fondart, sellos discográficos y grandes presupuestos. Un léxico conocido por todos, pero que, de manera paulatina, ha empezado a asomar como obsoleto ante otro concepto menos familiar, de raíz anglo y hasta difícil de pronunciar: crowdfunding. Se trata de la modalidad en que los artistas le piden ayuda económica al público para financiar sus proyectos, en muchos casos a cambio de recompensas que varían según la donación. Casi como en la calle: el artista pasa el gorrito para seguir haciendo su gracia a cambio de un puñado de dinero.
El mismo ejercicio que en EE.UU. y Europa explotó en 2012 -la instancia movió más de US$ 2,7 millones en más de un millón de campañas- y que en Chile ya avanza como un financiamiento alternativo a los más tradicionales, sobre todo en la música. Y no sólo en los créditos nacidos en la era de la independencia; nombres que conocieron la bonanza de la vieja escuela, como Saiko o Ana Tijoux, también han adoptado el mecenazgo masivo.
"Es que tiene muchas más ventajas para los tiempos que corren", advierte Denisse Malebrán, cantante del trío de Lo que mereces, y en relación a una tendencia que en el circuito anglo se asomó con Marillion -en 1997 levantaron una gira sólo con el aporte de sus fans- y que tuvo su cima en abril, cuando el proyecto de realizar una película de la serie Veronica Mars recaudó el récord de US$ 5,7 millones.
En sincronía con Malebrán, los músicos locales que han recurrido al crowdfunding detectan dos beneficios: la posibilidad de sondear con anticipación cuánto público tiene interés en un disco; y la mayor publicidad que ofrece un proyecto en línea que va despertando un interés paulatino. "Acá ya tienes claro qué cantidad de álbumes tienes que fabricar, porque sabes de manera concreta cuánto público lo va a comprar", asegura la cantante, cuyo nuevo disco de su banda requiere de cerca de $ 7 millones, cuenta que estará arriba desde el 1 de julio, y a partir de 60 días, a través de Idea.me, la mayor plataforma regional de crowdfunding.
Bajo esos mismos dogmas, la firma La Tienda Nacional habilitó la plataforma Contienda Nacional para recolectar fondos para los próximos títulos de Niño Cohete, Natisú y (Me llamo) Sebastián, los que necesitan entre $ 3,6 y $ 4 millones. "Si te ganas un Fondart, después esos discos quedan tirados y nadie los compra. Aquí hay una transacción con el fanático que es súper valida, porque igual después ellos compran el álbum. A cambio entregamos desde aparecer en los créditos hasta tocatas o talleres de canto y yoga, como en el caso de Natisú", cuenta Gabriela Villalba, fundadora de La Tienda Nacional.
"Sucede que no es una limosna, es un trueque", aclara bajo la misma filosofía Camila Moreno, quien logró levantar más de $ 5 millones para su álbum Panal (2012). Una de las modalidades retribuía a sus financistas con un concierto íntimo, el que se hizo en un casa de La Florida: "Conversamos harto rato, estuvimos compartiendo con las personas. Es lo que lo diferencia además de un fondo público, donde te llega dinero que es de la gente, pero que ellos no saben por qué se está entregando ni a quién. Es paternalista, y no me gusta. En este caso, se está apoyando un imaginario".
Una experiencia distinta tuvo Angelo Pierattini, uno de los cantautores locales más prolíficos. Postuló su disco a través de Idea.me, pero no alcanzó la meta en el tiempo acordado: juntó $ 1.160.000 de un total de $ 4 millones. En ese caso, la web automáticamente lo obligó a devolver lo acumulado. Eso sí, otras vitrinas, como Contienda Nacional, prefieren que todo lo recolectado vaya al artista, independiente que no se llegue a la meta.
Eso sí, el tropiezo no disuadió a Pierattini: el músico publicó su cuenta Rut y está recibiendo los aportes directamente. Además, publica discos a ritmo de dos por año, pero descarta que esa independencia pueda jugarle en contra. Porque, ¿para qué dar dinero a un músico que ha demostrado solvencia? "Esa capacidad de gestión no juega en contra, porque la problemática de los fondos existe igual. El bajo presupuesto que entrega el Estado a las artes sigue siendo cuestionado. Cuando financias tus discos, la economía que estás generando es interna. Mientras más producción artística haya, el público siente la necesidad de participar", explica.
En eso coincide Cristián Ramos, actor y gestor cultural, quien el 9 de julio subirá la primera plataforma local de crowdfunding, sueltenlaslucas.cl. "Es un cambio de paradigma. Y no tenemos ánimo de lucro. Sólo cobramos el 6% de las transacciones para solventar los gastos de administración", explica.
Por su parte, Idea.me se sostiene sobre un esquema similar y también ha advertido la popularidad de los proyectos musicales entre las ofertas a financiar en Chile. "Cada país tiene su particularidad", explica el mexicano Luis Ortiz, director de la plataforma que cuenta con 60 mil usuarios, 10 mil de ellos provenientes desde Chile. Según sus cifras, cerca de tres mil chilenos registran aportes monetarios, por un monto de cerca de $ 75 millones.
Como proyección, en La Makinita -gestora musical de Juana Fe y donde también está Tijoux- cuentan que de esta misma manera se arma el próximo álbum de la cantante. "También estamos explorando el financiamiento colectivo. Es una alternativa válida", revela Tomás Muhr, de Juana Fe. Entre las voces disidentes han surgido especialistas que advierten que gran parte de los proyectos a nivel mundial no llega a su fin y que -en el caso de firmas que financian la fabricación de productos como relojes- no entregan a cambio un buen material. Además, citan como contraparte a sellos o productoras independientes de éxito. La discusión recién comienza.
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