Los proyectos de flexibilidad laboral utilizados en la Unión Europea para sortear la crisis
Pese a sus fuertes sindicatos, en Alemania se instauró un plan donde el Estado subvenciona la reducción de la jornada laboral.
Algunos estudios, como el de Clapes-UC, aseguran que de aprobarse la reforma laboral en Chile se perderían 80 mil empleos. Así, temas como la flexibilidad pactada en la jornada de trabajo o la negociación por rama productiva han desatado un duro debate. ¿Pero cómo lo han hecho otros países en esta coyuntura? Pese a tener poderosos sindicatos, Alemania y Dinamarca aparecen como ejemplos de que, en momentos de crisis económica, la flexibilidad puede ser una importante herramienta que ayude a generar trabajo, sostienen los expertos.
A diferencia de los países anglosajones y Japón, donde predomina la negociación a nivel de empresa, los países nórdicos se caracterizan por llevar a cabo negociaciones de ámbito nacional para el conjunto de la economía, en una concertación bipartita o tripartita entre las centrales sindicales, las organizaciones empresariales y el Estado. Alemania es un ejemplo de ello.
Conocido como "Kurzarbeit", el proyecto de flexibilidad laboral germano se originó en 2008, tras el estallido de la crisis subprime en Estados Unidos. El gobierno de gran coalición (demócratacristianos y socialdemócratas) liderado por Angela Merkel, creó este plan para retener a los trabajadores en tiempos de crisis, al permitir subvencionar públicamente la reducción de la jornada laboral.
La base fundamental de este modelo son los sindicatos, ya que es en la negociación colectiva donde se establecen las condiciones de esta flexibilidad acorde a cada sector productivo. "La fuerte presencia sindical permite supervisar que no se abuse de este esquema, sino que cumpla específicamente con el objetivo de atenuar el impacto de la crisis en el desempleo", dice a La Tercera Jürgen Weller, economista de la División de Desarrollo Económico de la Cepal.
Dinamarca, en tanto, aparece como el país a la vanguardia en la aplicación del llamado sistema de "flexiguridad" para su mercado del trabajo. En declaraciones al diario italiano Corriere della Sera, Pier Kongshoj Madsen, especialista en mercado laboral de la Universidad de Aalborg, asegura que la filosofía del modelo es que "si se protege a quien tiene un trabajo estable, inevitablemente se alzan barreras contra el ingreso al mercado de trabajo de quien no lo tiene".
La "flexiguridad", una exitosa concertación entre Estado, empresas y sindicatos, se sostiene en tres pilares: la flexibilidad, es decir, la posibilidad que tienen las empresas de despedir empleados; la seguridad, donde el Estado garantiza un subsidio a los desempleados, y la continua recalificación de los trabajadores, estén desempleados o no. La combinación de estos tres elementos da como resultado una gran movilidad laboral. Se estima que cada año, un 25% de los daneses cambian de empleo. Cada dos años, el Estado, las empresas y los poderosos sindicatos daneses negocian un contrato nacional colectivo por sector.
Por su parte, la flexibilidad laboral define a EE.UU. Aunque Weller aclara que la potencia económica "no 'califica' como país con sindicatos fuertes, pues el nivel de sindicalización es bastante baja", reconoce que Estados Unidos es un país "más flexible" en materia laboral.
Distinta es la situación en América Latina, donde, a juicio del analista argentino Julio Burdman, "no se ha encontrado el punto medio". Así, sostiene que en Argentina -país que define como el de "sindicatos más fuertes de la región"- "las medidas de 'flexibilización' que se habían tomado en los gobiernos de Menem y De la Rúa (que, comparativamente, tampoco habían sido tan fuertes como en otros países, precisamente por la presión de los sindicatos) fueron revertidas durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, aliados de los sindicatos peronistas".
Burdman explica a La Tercera que en Argentina las negociaciones colectivas por rama productiva (conocidas como "paritarias") "son una clave de la política económica". "A partir de las negociaciones colectivas, los gremios negocian con más fuerza que por empresa, y logran más cosas", asegura, destacando que fue el kirchnerismo el que repuso las paritarias, "y ahora los empresarios piden a (el candidato opositor) Mauricio Macri que las suspenda si llega a ganar".
En Brasil, en tanto, los sindicatos protestaron esta semana contra el proyecto de ley que se tramita en el Congreso y que flexibiliza la contratación de trabajadores tercerizados (subcontratistas). Pese a la fuerte crisis que afecta a Brasil, el presidente de la Central Unica de Trabajadores (CUT), Vagner Freitas, cree que el proyecto "no trae beneficios ni para la economía brasileña ni para los trabajadores". A juicio de los expertos, Brasil necesita una reforma laboral que flexibilice los contratos y relaje reglas implícitas como la del salario mínimo para recuperar competitividad, pero la CUT, la mayor central sindical de Brasil y con históricos lazos con el gobernante PT, parece ser la piedra de tope.
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