Los rebeldes sirios comienzan a cercar la capital del Estado Islámico
Las Fuerzas Democráticas Sirias, de mayoría kurda, reciben respaldo aéreo de la coalición internacional que encabeza Estados Unidos. Eso pese a la oposición de Turquía.
La guerrilla mayoritariamente kurda de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) está avanzando en su objetivo de cercar la ciudad de Raqqa, considerada la capital del yihadista Estado Islámico (EI), y ya combaten a decenas de kilómetros de esa localidad. Así las FDS, que reciben respaldo aéreo de la coalición internacional que encabeza Estados Unidos, ya tomó Tal Samn, a 27 kilómetros al norte de Raqqa. Además, esas fuerzas lograron llegar a 45 kilómetros al oeste, junto al estratégico dique de Tabqa, en el río Eufrates. Fuentes sostienen que las FDS también habrían tomado los pueblos de Swedia, Karira y Saghira, en las cercanías del mismo dique.
Los progresos rebeldes sobre Raqqa se producen días después de que el régimen Basher Assad recuperara el control de Alepo, la segunda ciudad de Siria, tras la derrota tanto de los grupos insurgentes como del EI. Además, este avance contrasta con el estancamiento en la batalla por recuperar la ciudad de Mosul, en Irak, tomada por los yihadistas en 2014.
Los kurdos sirios de las Fuerzas Democráticas Sirias son parte de los grupos rebeldes apoyados por comandos de operaciones especiales como asesores y por apoyo aéreo por parte de la coalición internacional. Turquía desea que eso cambie algo que podría suceder con la salida de Barack Obama de la Casa Blanca. De hecho, el Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ya pidió al presidente electo estadounidense Donald Trump que retire el apoyo a los kurdos y que se sume a una acción conjunta con las fuerzas turcas para tomar Raqqa.
Turquía teme que los kurdos sirios logren controlar un territorio que les dé continuidad con el Kurdistán iraquí, que ya es bastante autónomo, y con las regiones turcas de mayoría kurda, reforzando la aspiración kurda de crear un Estado propio. Eso en el contexto que desde la invasión angloestadounidense de Irak 2003 comenzaron a resquebrajarse las fronteras actuales de la región, diseñadas antes del fin de la Primera Guerra Mundial cuando Londres y París se repartieron el agónico Imperio Otomano.
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