Luces y sombras de Jeff Koons: el artista vivo más caro y controvertido del siglo

Los críticos se dividen por su obra: algunos la consideran genial y otros un invento del mercado.




Jeff Koons (1955) no conoce de medias tintas ni cuando hace una obra, ni cuando la crítica habla de ella. El veredicto suele ir de un extremo a otro:  se ama o se odia a Jeff Koons. Mientras el mercado lo alza como el artista vivo mejor cotizado, el año pasado se subastó su obra Ballon Dog (orange) en Christie's, por la cifra récord de  US$ 58 millones, algunos de los críticos más reconocidos se han dedicado a desarmar su carrera. Michael Kimmelman del The New York Times tachó su obra de "artificial", "barata" y "descaradamente cínica". Mientras que el prestigioso Robert Hughes lo describió como  "una manifestación extrema de la autocomplaciente mojigatería que se une a grandes cantidades de dinero".

Sin embargo, en esta pasada la balanza vuelve a inclinarse a favor de Koons, quien por estos días vive otra prueba de su consagración: protagoniza la mayor retrospectiva de su carrera en el Whitney Museum de Nueva York, donde reúne 150 de sus piezas más famosas. La institución eligió al artista como broche de oro  antes de clausurar su histórico edificio para trasladarse a su nueva sede  junto al parque High Line, que abrirá sus puertas en 2015.

Como siempre, la exhibición ha recibido desde comentarios positivos ("un espectáculo apasionante", dijo Roberta Smith del The New York Times) hasta descarnados ("Tras ser la novedad por  largo tiempo, Koons está fuera de moda", anotó el diario británico The Guardian).

La controversia ha perseguido al artista desde que irrumpió en 1983, con un trabajo que mostraba irreverencia y humor en las mismas dosis: la escultura en tamaño natural y bañada en oro de Michael Jackson y su chimpancé Bubbles. Desde entonces la obra de Koons sedujo a coleccionistas y a la escena artística que lo etiquetó como el discípulo más aventajado de Andy Warhol.

Nacido en Pennsylvania en 1955, de niño Jeff Koons pintaba cuadros de estiló rococó, que su padre vendía en su tienda de muebles, mientras su madre cosía vestidos de novia. Estudió arte en la Universidad de Baltimore, para luego trasladarse a Chicago, movida que lo empujó a círculos vanguardistas -Walt Disney, Georgia O'Keefe y Orson Welles pasaron por esas aulas. Sus primeras obras, de fines de los 70, fueron una mezcla de losreadymades de Duchamp con la producción en serie de Warhol: transformaba en obras de arte aspiradoras y pelotas de básquetbol.

Tras eso, el artista se lanzaría de lleno a hablar del lujo , el sexo y la banalidad. Se tomó  fotos eróticas con su esposa italiana, la actriz porno Cicciolina, para luego crear juguetes enormes y brillantes con forma de perro, conejos y corazones. Antes, eso sí, trabajó un tiempo en  Wall Street, como corredor de Bolsa. Quién sabe si ese fue el germen de su faceta comercial.

Su carrera también ha sabido de altibajos. Tuvo problemas con Hacienda, por el mal pago de sus impuestos y, tras el divorcio, se enfrentó a Cicciolina por la custodia de su hijo. En 1996, Koons no tenía fondos para lo que sería su gran exposición en el Guggenheim de Nueva York, Celebration, compuesta por sus  esculturas gigantes de perros y diamantes hechos en acero inoxidable. Tuvo suerte: sus coleccionistas fueron al rescate y Koons salió del hoyo.

En 2008 expuso la serie en el Metropolitan de Nueva York e inicio sus colaboraciones con marcas con BMW, Dom Perignon y Lady Gaga. Ahora mismo, para su exposición en el Whitney Museum, H&M vende bolsos de edición limitada del Ballon Dog (yellow). Pero ¿cuánto más podrá durar el éxito comercial de Koons? El artista cree que la libertad creativa es la clave.  "No creo en hacer juicios, estoy abierto a todo y así todo está en juego. He aprendido en  la vida a seguir mi intuición. Siempre me he centrado en lo que me interesa y siempre he llegado a un lugar metafísico", ha dicho.

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