ME-O en su hora más solitaria
El abanderado y su partido -el PRO- ven con preocupación la convergencia de la izquierda en el Frente Amplio y el peligro de que la colectividad quede aislada y fuera de este nuevo bloque político.
El lunes 5, los vicepresidentes del Partido Progresista (PRO), Camilo Lagos y Ricardo Godoy, enviaron un mensaje público a las colectividades y movimientos de izquierda para abrir la negociación de una lista parlamentaria única, al margen de las candidaturas presidenciales.
La columna, que había sido visada por Marco Enríquez-Ominami, buscaba dar una señal política hacia los grupos que están conformando el Frente Amplio, los que han puesto como condición al PRO bajar la candidatura presidencial de ME-O para aceptar el ingreso de la colectividad al naciente bloque.
"Independiente de la definición presidencial que tengan las fuerzas ajenas al duopolio, hacemos un llamado de unidad a las fuerzas regionalistas, liberales, verdes, humanistas, sociales, autonomistas y de izquierda, a construir la unidad parlamentaria (...). No vamos a imponer nuestra candidatura presidencial como condición para llegar a acuerdos parlamentarios", señala el texto, firmado por los vicepresidentes programático y territorial del PRO, en un esfuerzo por romper el aislamiento del partido ante el avance logrado por 12 partidos de izquierda junto a movimientos sociales, como No+AFP, estudiantiles y AC, para dar vida a un nuevo proyecto político.
Hace un mes y medio, Enríquez-Ominami y miembros de la directiva del PRO habían hecho una dura catarsis. La estrategia de presidencializar las elecciones municipales había terminado en un rotundo fracaso (3,95% de los votos en concejales), lo que venía a sellar el año más complejo de ME-O, quien se encuentra formalizado en el caso SQM, investigado por el uso de un avión de la empresa brasileña OAS en la campaña del 2013 y una fuerte caída en las encuestas, en las que el abanderado presidencial del PRO marca apenas el 1% de apoyo, una cifra impensada para un político que busca por tercera vez la Presidencia.
En esa ocasión, afirman dirigentes del PRO, Enríquez-Ominami y la directiva del partido llegaron a la convicción de que era indispensable un cambio de estrategia. El partido, aseguran las mismas fuentes, no resistiría otros cuatro años fuera del Congreso.
ME-O pidió a los miembros de la directiva iniciar conversaciones bilaterales simultáneas con representantes del naciente Frente Amplio y de sectores de la Nueva Mayoría con miras a sumar al PRO en un acuerdo parlamentario. Una estrategia que ha sido calificada de ambigua y confusa en el resto de los partidos.
En ese sentido, dirigentes del PRO se han reunido con el coordinador nacional de Revolución Democrática, Sebastián Depolo; con el presidente del partido Nueva Democracia, Cristián Cuevas; con representantes de los autonomistas y con el presidente del Partido Humanista, Octavio González, para buscar un acercamiento. Pero al mismo tiempo, han mantenido conversaciones con la Izquierda Ciudadana y el MAS. La semana pasada, el vicepresidente del PRO, Camilo Lagos, se reunió con el miembro de la comisión política del PC, el periodista Juan Andrés Lagos, y el viernes 9 con miembros del PPD.
La respuesta desde el Frente Amplio fue un duro golpe para las aspiraciones de Enríquez-Ominami. Aun cuando no pusieron un veto al PRO, la figura del presidenciable, por sus vinculación con el caso SQM, se convirtió en un escollo para el ingreso de la colectividad a un bloque que ha fijado como uno de sus principios fundamentales la separación total de la política de los grupos económicos.
Así se los hizo ver el presidente del PH, Octavio González, hace poco más de un mes, cuando almorzó con la directiva del PRO. "Marco debería dar un paso al lado, liberar al PRO y poner las bases del partido en disposición a otros, de un proyecto con otros y que no sea monodependiente de Marco. Debería hacer ese gesto y se vería como un 'superhéroe', como un candidato presidencial en disposición a un proyecto común, eso facilitaría que el PRO fuera parte de este proyecto tan lindo que se está armando fuera del duopolio", afirman que les dijo González.
Hace dos semanas, el PH junto a las otras cinco colectividades que venían conformando el Frente Amplio sumaron a este proceso a los partidos regionales, los que por estar inscritos sólo en una región dejarán de existir de acuerdo con la nueva ley electoral. También a movimientos sociales y estudiantiles y otras fuerzas políticas. Como bloque esperan dar un primer paso en las próximas semanas, con la presentación de una coordinadora política amplia, la que convocará a primarias parlamentarias y presidenciales.
Su apuesta más óptimista es elegir el 2017 unos 20 diputados y dos senadores, convirtiendo al Frente Amplio en una bancada importante dentro del Congreso.
Militantes del PRO han visto con preocupación el avance de ese proceso de convergencia de la izquierda y el peligro de que el partido quede aislado y fuera de este nuevo bloque político.
Poco después de las municipales, un grupo de militantes y adherentes del PRO, entre ellos casi la totalidad de la comisión programática, firmaron una carta pidiendo a la directiva convocar a un congreso extraordinario de carácter resolutivo, a más tardar en diciembre de este año, para "discutir la estrategia política, la institucionalidad partidaria y la política de alianzas".
"Un mal que el PRO no ha podido superar desde su conformación el 2012 es su estrategia, la cual fue y, al parecer, sigue siendo, apostar todo a la posibilidad de que Marco sea Presidente de la República y dejar en un plano muy secundario su rol como partido, el cual es: recoger e interpretar y representar las preocupaciones del pueblo para movilizarlas de forma permanente en la sociedad", dice la carta suscrita, ente otros, por Rafael Urriola, miembro de la Vicepresidencia de Programa y director de la Comisión de Salud de la Fundación Progresa.
Dos semana atrás, dice Urriola, 70 miembros de este grupo disidente se reunió en un local de Bellavista para insistir en la convocatoria a este congreso extraordinario. "Muchos planteamos que había que evaluar la candidatura de Marco y que había que hacer cambios dentro del PRO para dar mayor democracia interna", señala Urriola.
A la cita arribaron también la presidenta del PRO, Patricia Morales, y el vicepresidente del partido, Camilo Lagos. Pero según Urriola, no se llegó a acuerdos. "Lo que hay ahora es un impasse total entre la directiva del PRO y un grupo significativo de militantes", afirma.
La directiva partidaria les dijo que el congreso se realizaría el 2018, lo que implica postergar el debate hasta después de las próximas elecciones presidenciales.
"Hay mucha convergencia con la mayor parte del Frente Amplio. El gran problema es que se pone una condición: que Marco deponga su candidatura presidencial en esta vuelta, lo cual termina arrastrando a todo el PRO", señala Urriola.
El lunes 5, con la venia de Marco Enríquez, los vicepresidentes del partido lanzaron la invitación al Frente Amplio para negociar una plantilla parlamentaria única de la centroizquierda, al margen de las candidaturas presidenciales. Una señal insuficiente para sectores que piden que ME-O dé un paso al costado y permita al PRO salir de su aislamiento.
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