Minuto NBA: Cumbre de torres

Los más entendidos aseguran que más temprano que tarde, el verdadero jugador dominante de la NBA será Anthony Davis. El ala-pivote, de 2,08 metros, hace rato viene dando muestras de su talento en New Orleans Pelicans, un equipo de segunda categoría dentro del universo de la liga de básquetbol más importante del planeta. De hecho, llevó a la franquicia a los Playoffs en 2015. Salvo una tragedia de por medio, todos los caminos que transita esta estrella de 23 años se direccionan hacia un anillo de campeón, en ésta u otra escuadra.

Promedia 27,9 puntos por partido y 11,9 rebotes. Es el jugador con el mejor contrato en la historia de la Asociación (29 millones de dólares al año). Es el amo y señor de los pelícanos. Sin embargo, Davis, o La Ceja, como también se le conoce, estaba y se sentía solo, como él mismo reconoció abiertamente en más de alguna ocasión. En otras palabras, necesitaba a alguien que le hiciera el peso en la plantilla o que, al menos, le ayudara a llevar la carga de toda una ciudad.

Si el rey lo manda, hay que cumplirle. Eso dijo Dell Demps, el manager general de New Orleans, quien movió todos los hilos para darle en el gusto a su súper estrella. Y lo consiguió con el fichaje de un nombre que remeció todo el mercado de la NBA, que siempre cierra después de la Noche de Las Estrellas. El domingo pasado, al día siguiente de la última edición del All Star Weekend, los Pelicans anunciaron la contratación de DeMarcus Cousins, el centro estelar de los Sacramento Kings, quizás el mejor en su puesto por estos días y que aceptó cambiar de colores por un salario muy bajo, con el compromiso de un aumento sustancioso en la próxima campaña.

En otras palabras, New Orleans apuesta todo a sus dos nuevas torres. Una dupla que puede marcar una nueva forma de juego en la liga, sólo comparable a lo que una vez prometieron (y luego cumplieron) David Robinson y Tim Duncan en San Antonio Spurs. Los números de Cousins también son de un jugador franquicia: un promedio de 27,5 puntos, 10,8 rebotes, 4,9 asistencias y 1,4 bloqueos. Es el sexto mejor anotador del campeonato, mientras que Davis es el cuarto.

Las dos torres han conseguido buenos números individualmente, pero no han podido firmar su primera victoria. De esas que en esta fase de la temporada se necesitan más que nunca, especialmente en los equipos que buscan un cupo entre los ocho mejores de la Conferencia. La principal meta de los Pelicans es clasificar a los playoffs. Hasta ayer, marchaban en la 12ª plaza del Oeste, con 23 triunfos, a dos de Denver Nuggets, que por ahora se quedan con el octavo y último cupo. Houston y Dallas festejaron frente a ellos: 129-99 y 96-83, respectivamente.

La pregunta es lógica: ¿podrán jugar juntos y resignar puntos para que brille el otro, en beneficio del colectivo? Cousins, conocido también por su explosivo temperamento, tomó la palabra en este asunto. El jugador que en esta campaña acumula 19 faltas técnicas y una expulsión, fue rotundo. "Nuestros estilos de juego se complementan (...) Podemos sembrar el terror en esta liga. ¿Será algo que pasará de un día para otro? Probablemente no, pero nuestro potencial mete miedo", expresó el poste de 2,11 mts.

El común de los equipos de la NBA juegan hoy con un pivote tradicional y cuatro figuras que pueden desempeñarse en dos o tres funciones, sin problema. Los Warriors, los Cavaliers, son ejemplo de eso. Con el esquema de dos gigantes como eje de la ofensiva, New Orleans efectivamente cambian la dinámica de la liga. Con un detalle, eso sí, tanto Davis como Cousins son especialmente certeros desde la larga distancia, lo que le da un plus todavía más grande a su escuadra.

Alvin Gentry, el entrenador del conjunto de Luisiana, se soba la manos. Tiene la oportunidad de armar una dinastía en torno a sus nuevos ases. También tiene una tarea importante, porque debe lograr que de verdad funcionen juntos. Quizás no les alcanzará en esta temporada, pero ya para la próxima, los Pelicans tendrán toda la obligación.