Moreno consolida su gestión en Ecuador tras quiebre con Correa

Lenin Moreno

Pese a las pugnas con su antecesor, de quien fue vicepresidente, el mandatario ecuatoriano ha logrado captar apoyo opositor por su política anticorrupción.




En 2012, durante una visita a Santiago, el entonces Vicepresidente ecuatoriano Lenín Moreno reconocía en una entrevista con La Tercera que las diferencias que mantenía con el Presidente Rafael Correa eran "por temperamento". Cinco años después, con Moreno instalado en el sillón presidencial del Palacio de Carondelet, la relación entre ambos parece definitivamente rota, en el marco de una pugna que también divide al oficialismo.

Pese a haber sido Vicepresidente de Correa por seis años (2007-2013), Moreno ha tomado clara distancia del ex Presidente. Así lo dejó de manifiesto poco después de ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en abril, cuando dijo: "Tomaré mis propias decisiones al frente del gobierno; aplicaré mi propio estilo político, que es diferente".

Una postura que reiteró el mes pasado en una entrevista con la BBC. Allí disparó nuevamente sus dardos contra Correa, a quien acusó de haber "olvidado un poquito la promesa" que le hizo personalmente de que evitaría molestarlo cuando dejara el poder. "A algunos ex Presidentes se les olvida que dejaron de serlo", comentó.

Estas diferencias se hicieron aún más evidentes esta semana, luego que la Directiva Nacional del movimiento oficialista de Ecuador, Alianza País, decidiera destituir como su máximo líder a Moreno y designara en su lugar a Ricardo Patiño, ex canciller durante el gobierno de Correa. Sin embargo, la medida fue revertida por un tribunal de Garantías Penales de Quito, que acogió un pedido de "medidas cautelares" en favor del actual mandatario.

La pugna entre Correa y Moreno se hizo pública poco después de que este último llegara al poder, en mayo. A través de mensajes por Twitter y columnas en la prensa, el ex mandatario le criticó a su sucesor, entre otras cosas, la decisión de designar una comisión para investigar la corrupción en los gobiernos pasados, incluido el suyo (2007-2017). En respuesta, el actual Presidente se limitó a insinuar que Correa padecía de "síndrome de abstinencia".

Convertido a esa altura ya en un verdadero "Juego de Tronos", la disputa en el seno del movimiento oficialista Alianza País se agudizó en agosto, cuando Moreno suspendió todas las funciones asignadas al Vicepresidente Jorge Glas, en medio la tensa relación entre ambos. Glas, quien también fue Vicepresidente de Correa y es un fuerte aliado del ex mandatario, cuestionó a Moreno por sus críticas al gobierno anterior. A comienzos de octubre, la justicia decretó la prisión preventiva para Glas, por su presunto vínculo en un caso de corrupción que incluye el cobro de sobornos provenientes de la constructora Odebrecht.

Pero la pelea entre Correa y Moreno ya estaba declarada. A mediados de septiembre el Presidente acusó a su antecesor de espiarlo a través de una cámara oculta instalada en el despacho presidencial. Días después, Correa aseguró que no descartaba pedir una Asamblea Nacional Constituyente ante la situación que vive Ecuador por la consulta popular convocada por Moreno y que se realizaría a inicios de 2018.

La consulta, demandada desde hace tiempo por distintos círculos opositores que abogan por una mayor democratización, considera siete preguntas, de las cuales cinco tienen carácter de referéndum porque implican cambios a la Constitución. En ese sentido, el analista ecuatoriano Santiago Basabe explica a La Tercera que el gobierno de Moreno "tiene tras de si algunos de los 'enclaves' autoritarios heredados de Correa" (ver entrevista).

En cuanto a la pugna de Correa con el actual mandatario, el analista y sociólogo Wladimir Sierra recuerda que "la distancia que Moreno comenzó a desplegar desde el inicio de su gobierno, molestó a más de uno de aquellos que apostaron por él como un alfil del correismo". "La fractura ya es notoria y curiosamente ahora la mayor oposición al gobierno no está afuera, sino dentro del mismo movimiento Alianza País", dice.

"Sin embargo, lo que Moreno pierde adentro lo gana afuera. La oposición de derecha e izquierda han cerrado filas para apoyar sus políticas anticorrupción", señala Sierra a La Tercera. "Por ahora, la figura de Moreno está muy bien posicionada en el país (...). Hay que ver cómo canaliza y maneja ese capital político. El objetivo claro a lograr es descorreizar Alianza País para evitar fracturas políticas graves", concluye.

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