Muerte de líder talibán anticipa incierto escenario para el grupo en Afganistán
El gobierno afgano ratificó el deceso del mulá Akhtar Mansour tras un ataque militar con drones en Pakistán. Mientras Pakistán reclama una violación a su soberanía, EE.UU. dijo que Mansour representaba una amenaza inminente.
El gobierno de Afganistán confirmó la muerte del líder talibán afgano, mulá Akhtar Mansour, quien fue blanco de un ataque aéreo con drones, realizado por Estados Unidos el sábado en la zona de Dalbandin, en la provincia de Baluchistán, en el suroeste de Pakistán.
El jefe ejecutivo afgano, Abdulá Abdulá, ratificó lo que el viceportavoz del Directorio de Seguridad Nacional (NDS) de su país, Jamil Sultani, ya había dicho.
Según un comunicado, el organismo de inteligencia afgano dijo que "Akhtar Mansour, estaba bajo vigilancia desde hace tiempo y viajaba el sábado en un vehículo con sus compañeros en la zona de Dalbandin, donde fue alcanzado y abatido".
El Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, se refirió al tema ayer, durante una visita a Birmania. "Mansour planteaba una amenaza inminente para el personal de EE.UU., los civiles afganos y las fuerzas de seguridad afganas. Se oponía directamente a las negociaciones de paz ", dijo.
Fuentes del alto mando de los talibanes afganos confirmaron la muerte de Mansour a raíz de una acción militar estadounidense. Un dirigente manifestó que "puedo decir, en base a una fuente segura, que el mulá Mansour ya no está en este mundo". Agregó que el movimiento llevaba a cabo una reunión en la ciudad paquistaní de Quetta para elegir a su sucesor.
Pakistán reaccionó a través de un comunicado del Ministerio de Exteriores. En la nota afirmó que el bombardeo supone "una violación de su soberanía, una cuestión tratada con Estados Unidos en el pasado". Además, el gobierno paquistaní agregó que el primer ministro, Nawaz Sharif, y el jefe del Ejército, Raheel Sharif, fueron informados por EE.UU. del bombardeo después de que se llevó a cabo.
La muerte de Mansour se produce apenas tres días después de la quinta reunión del Grupo a Cuatro (G4) formado por Afganistán, China, EE.UU. y Pakistán, que busca una salida dialogada al conflicto afgano.
En la reunión, celebrada en Islamabad, se acordó continuar apostando por el diálogo, pese a que los rechazos reiterados de los insurgentes a cualquier negociación.
A pesar a su pugna interna, los talibanes ganaron más espacio desde el final de la misión de combate de la OTAN en Afganistán a fines de 2014, ejecutando ataques con enormes bajas y lograron incluso tomar la ciudad de Kunduz, al norte del país, durante unos días en 2015.
Para el ex diplomático y analista, Ahmad Saedi, la operación militar para acabar con Mansour debe considerarse como un mensaje de Estados Unidos a Pakistán, justo cuando el proceso de paz lanzado en diciembre pasado por el G4 lucha por sobrevivir y redobló su llamado a lograr una salida negociada, pese al rechazo sistemático de los talibanes al diálogo.
"Estados Unidos esperaba que Pakistán llevara a los talibanes a la mesa de negociación, como prometió al principio, pero Pakistán no pudo cumplir las promesas que hizo al G4", dijo Saedi.
En su opinión Pakistán en estos momentos es objetivo de casi todos los reclamos de Estados Unidos por la presencia de líderes talibanes en el país. "Estados Unidos tomó como objetivo a Mansour para, por una parte, mostrar a Pakistán que los líderes talibanes están en Pakistán y, por otra, para mandar un claro mensaje a las autoridades paquistaníes", indicóLa muerte del mulá Akhtar Mansour abre un complicado escenario de sucesión y un panorama que apunta a una fragmentación del grupo, lo que podría dificultar aún más la salida negociada al conflicto que vive el país desde hace 15 años.
El hecho ocurre apenas 10 meses después de que asumiera el poder del principal grupo insurgente de Afganistán, sucediendo a su fundador, el mulá Omar, quien había muerto dos años antes a causa de una enfermedad.
Bajo su liderazgo, logró expandir el poder insurgente en Afganistán, pero fue incapaz de superar las divisiones internas. Su designación fue muy discutida dentro de las líneas talibanas, en las que se han producido escisiones e incluso un enfrentamiento militar abierto entre los leales a Mansour y los liderados por el mulá Rasul.
Varios nombres aparecen en la lista de posibles sucesores para los analistas. Para Ahmad Saedi, dos de ellos corren con ventaja.
Uno es el primer lugarteniente del mulá Mansour, Sirajudin Haqqani, hijo del fundador de la red Haqqani, grupo terrorista fundado en los años 70 y que según Estados Unidos ha recibido apoyo reiterado de Pakistán. El otro es el mulá Obaidullah, segundo lugarteniente de Mansour.
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