Nicolás Larrondo, el primer héroe de Canadá que deja el fútbol
Las lesiones y la poca continuidad en estos años marcaron el destino del ex defensor de la "U". "No pensé verme fuera tan joven", dice el zaguero, tercero en el Mundial Sub 20 de 2007.
El 28 de agosto de 2008 es una fecha que jamás olvidará Nicolás Larrondo. Aquel día, en el complejo de El Líbano, donde Universidad de Chile decidió entrenar esa mañana, el defensor sufriría el corte de ligamento cruzado en la rodilla derecha, lesión que marcaría para siempre su destino en el fútbol.
"En ese momento, lo tomé como algo común en la carrera del futbolista, una prueba más que debía superar. Pero ahora, a la distancia, sé que a partir de ese momento todo cambió para mí", confiesa Larrondo, hoy fuera del fútbol y dedicado de lleno a dos emprendimientos comerciales, que lentamente le empiezan a dar frutos: "No puedo decir que soy un ex futbolista, porque nunca se sabe lo que puede pasar, pero esto me tiene muy feliz y motivado. Veremos qué pasa a fin de año, pero si ahora no hubo ningún ofrecimiento, no veo por qué debería cambiar después de estar seis meses sin club".
El ex defensor de la "U", Huachipato, Rangers y Coquimbo, su último club, dice no sentirse un perdedor. O como a algunos les gusta decir, un fracasado. Larrondo, con 26 años recién cumplidos ayer, cree que no se guardó nada para torcer la historia. Y que aquella lesión de 2008 mucho tuvo que ver con lo que pasó más adelante.
"Hasta ese momento, había cumplido todas las metas. Había debutado profesionalmente, jugué un Mundial Sub 20 y al momento de la desgracia en mi rodilla, era titular en la 'U'. Que más podía pedir", cuenta Larrondo, quien un año antes de su fatídica lesión volvía a Chile con la medalla del tercer lugar colgada al pecho, tras su participación en Canadá con aquella selección juvenil que integraban, entre otros, Arturo Vidal y Alexis Sánchez.
Eran sin duda otros tiempos en la vida del zaguero. Hasta ese momento, muchos le daban una alta proyección en el fútbol, como a muchos de los integrantes de ese equipo, que hoy brillan en el fútbol mundial.
"Me hubiese gustado estar donde están ellos. No lo voy a negar. Pero no les tengo envidia. Para mí, la envidia es maldad y jamás podría experimentar un sentimiento negativo contra ellos. Ahora no me queda más que mirarlos por TV y alegrarme con sus éxitos", puntualiza Larrondo, a quien no le quedaron muchos amigos de ese equipo que hizo vibrar a todo un país: "Me llevo bien y hablo de repente con Carmona, Grondona y alguno más que se me escapa. Pero amigo, amigo, no es ninguno".
Titularísimo en aquella Sub 20 y luego en la "U", Larrondo parecía cumplir con todas las expectativas que se habían forjado en torno a su figura. Sin embargo, lentamente su estrella comenzaría a apagarse.
"Más allá de la lesión, que obviamente me perjudicó, haberme ido de la 'U' fue un error. Aunque eso no es totalmente responsabilidad mía, porque el club tampoco hizo ningún ofrecimiento por retenerme. Pero salir de ahí, insisto, no fue la mejor decisión que tomé", reconoce.
La salida del cuadro azul gatilló una serie de pasos en falso. Partió a Buenos Aires para intentar fichar por River Plate, pero su rodilla no estaba bien. En 2010 recaló en Huachipato y, al poco tiempo, volvió a sufrir otra grave lesión en la misma articulación. Intentó volver al primer plano en O'Higgins, pero jugó muy poco. Lo mismo en Rangers y en Coquimbo jugó 25 minutos.
"En el fútbol hoy todo se sabe. Y si revisan mis números en los últimos años, es obvio que no son auspiciosos. Nadie contrata a un jugador que en dos años jugó cinco partidos. Por desgracia, la poca continuidad me pasó la cuenta", dice Larrondo, quien desde que se fue de la "U" apenas disputó 22 encuentros en Primera División.
Más allá de su autocrítica que desembocó con él fuera del fútbol, además de los problemas en la rodilla que lo afectaron, el ex zaguero también le apunta a otra parte importante de la actividad, esencial a la hora de buscar un equipo.
"Quizás si hubiese estado con alguno de los principales representantes, seguramente habría encontrado equipo. Todos sabemos como se maneja esto y hay algunos técnicos que siempre terminan llevando futbolistas de ciertos manejadores. Pero nunca me quise vender. No me manejo de esa forma. Siempe tuve claro que el fútbol no se iba a acomodar a mí, pero no por eso iba a traicionar mis principios. Aunque eso significara mi adiós al fútbol a los 26 años", asegura.
Los aplausos y los éxitos parecen ya cosa del pasado. Hoy todo el esfuerzo de Larrondo está puesto en sus labores en Procolor Spa y Provetec Minning, con la que comercializa productos para la minería. "Entreno todos los días y estoy en unas ligas para mantenerme en forma, pero sé que es muy difícil que vuelva a jugar. No sé qué pasará a fin de año, pero con lo que estoy haciendo ahora me siento muy contento. No pensé verme fuera del fútbol tan joven, pero ya está. No le quiero dar más vueltas. Es lo que me tocó vivir", concluye.
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