Obras clausuradas de Pascua Lama están paralizadas desde 2013
Barrick alcanzó a ejecutar el 40% de la construcción, antes de dar de baja el proyecto original.
El proyecto minero de oro y cobre a rajo abierto Pascua Lama, la primera iniciativa de este tipo de carácter binacional, nunca alcanzó a operar.
En septiembre de 2013, tres años después de iniciadas las obras, la Corte Suprema ratificó un fallo de la Corte de Apelaciones de Copiapó, que había acogido un recurso interpuesto por opositores a la iniciativa, ordenando así paralizar las obras. Era el principio del fin de Pascua Lama en su concepción original.
En octubre de ese mismo año, la propia compañía decidió suspender su construcción, como parte de un plan de ahorro de costos, dados los intensivos requerimientos de capital que implicaba para la compañía, en una iniciativa que se encarecía año a año. Entonces, Pascua Lama llevaba un avance del 40%, aunque nunca quedó claro cuánto se había invertido hasta entonces.
Publicaciones de esa época planteaban montos de entre US$ 4 mil y US$ 8 mil millones, para un proyecto que, cuando fue presentado a evaluación ambiental el año 2000, costaba US$ 950 millones.
En 2015 la empresa ratificó la suspensión de las obras, para lo cual solicitó un permiso provisorio al Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), el que fue renovado en 2017 y está vigente hasta 2019.
Avance de las obras
"El proyecto Pascua Lama fue paralizado cuando estaba en construcción, en 2013. Nunca ha habido una operación minera, sino una construcción que no se alcanzó a terminar. Hoy, la única actividad que existe no es minera, es de tratamiento de agua, destinada a cumplir con los compromisos ambientales. Todas las inversiones que se hicieron para la faena minera hoy están paralizadas desde 2015, por un cierre temporal aprobado por Sernageomin", complementa René Muga, director ejecutivo de Barrick Chile.
A la fecha de la suspensión, se había alcanzado a remover el 1% del material estéril del rajo (proceso conocido como prestripping), a la vez que el depósito de material estéril había alcanzado el 1% de su capacidad de diseño. Al mismo tiempo, se había construido el hoyo para los cimientos del chancador primario, mientras que el túnel y la correa transportadora, no se terminaron por lo que en definitiva no hubo conexión con Argentina.
Además, se habían terminado de levantar algunas instalaciones auxiliares, entre ellas el sistema de manejo de aguas, que está operativo. También se levantó un campamento para los trabajadores.
Actualmente, en faena trabajan unas 300 personas por turno, entre trabajadores propios y contratistas, quienes se abocan principalmente al desmantelamiento de faenas y al cumplimiento de los compromisos ambientales. Hoy, la compañía abandonó el plan original y estudia explotar el yacimiento en forma subterránea.
Inicialmente, se esperaba que la producción anual promedio sea de entre 750.000 a 800.000 onzas de oro en sus primeros cinco años de operación.
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