O'Higgins se suma a la vergüenza internacional del fútbol chileno

fiasco

El equipo de Cristian Arán cae 2-0 ante Fuerza Amarilla en Ecuador y se despide de la Copa Sudamericana. Los rancagüinos se agregan a la larga lista de fracasos de los equipos nacionales.




La intención declarada previamente era no especular, pero lo hicieron. Querían salir a buscar el gol de la tranquilidad, pero ni se acercaron al arco rival. O'Higgins visitaba a Fuerza Amarilla con la misión de hacer valer el 1-0 obtenido en la ida y seguir en carrera en la Sudamericana. Sin embargo, todo salió al revés.

Los ecuatorianos, inferiores en el papel, fueron los verdaderos dominadores. Apelando a su fortaleza física, se apoderaron del control de la pelota y establecieron el ritmo del partido. Con mucha velocidad por los costados, obligaron el repliegue de los rancagüinos, que tuvieron que retroceder para evitar pasar zozobras.

Pero las pasaron. Primero porque, a los 22', los dueños de casa ya estaban en ventaja. Y también porque, su propio nivel, estuvo lejos del mínimo requerido en competencias internacionales.

O'Higgins jugó mal. No tuvo creatividad y le faltó actitud. Evidenció, además, una infinidad de desaplicaciones en el fondo. Todo eso se conjugó para engrandecer la figura de Fuerza Amarilla que, con poco, hizo mucho.

En el descanso, Cristian Arán ordenó la salida de Arancibia, acaso el más voluntarioso de los suyos. Lo reemplazó Muñoz, que no fue factor. La modificación implicó que Marco Medel pasara del centro a la banda izquierda. Pero nada resultó. Todo lo contrario. En el complemento los chilenos fueron puro desorden.

Medel no fue enlace ni tampoco volante externo. Llamado a manejar el ritmo del juego en la zona media, el zurdo no logró trascender y erró casi siempre el camino. Haciendo que el peso ofensivo de los visitantes fuera mínimo.

El conjunto local jugó tranquilo. No se apuró para hacer circular la pelota ante la pasividad celeste. El esfuerzo de Márquez y Fuentes en la contención fue insuficiente. Y Arán veía desde un costado cómo su rival se generaba una y otra ocasión de gol, mientras los suyos apenas miraban.

Al final fue 2-0 por un penal mal sancionado. Pero, a esas alturas, importaba poco. Servía al menos para hacer justicia en el marcador tras varias ocasiones desperdiciadas por los anfitriones. La diferencia pudo ser tranquilamente de tres o cuatro goles.

En el epílogo, el orgullo herido hizo que los nacionales se fueran al frente, pero ya no servía. La llave estaba sentenciada. Fuerza Amarilla sigue adelante y O'Higgins se queda afuera. Como casi todos los chilenos en un año particularmente malo en competencias internacionales.

Los celestes vuelven con las manos vacías. Masticando lo que fue su participación en la Copa: un total y completo fracaso.

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