Ola de violencia y temor al fraude marcan elecciones en Afganistán
Los talibanes advirtieron que sabotearán los comicios, por lo que se ha reforzado la seguridad.
El miedo al fraude, la amenaza de violencia de los talibanes y los ataques en la capital, Kabul. Este es el escenario en que los afganos acuden hoy a las urnas para elegir al sucesor de Hamid Karzai. El actual presidente ha dirigido al país desde la caída de los talibanes en 2001 y ha consolidado su poder, con el respaldo inicial de las fuerzas internacionales - las que se preparan para retirarse a fin de año-. Por eso, la elección marcará el inicio del primer relevo presidencial democrático de la historia de Afganistán.
La violencia latente ha obligado, sin embargo, a reforzar la seguridad en la capital afgana con numerosos policías y soldados desplegados en sus calles y controles permanentes de vehículos por temor a las bombas. De hecho, el Ministerio de Defensa anunció recientemente el despliegue de 95.000 soldados y 48.000 policías en todo el país para proteger los comicios. Esto, porque los talibanes anunciaron hace semanas en un comunicado que planean sabotear las elecciones con ataques a colegios electorales, trabajadores de las elecciones y a las fuerzas de seguridad. Por ejemplo, a fines de marzo atacaron en dos ocasiones las oficinas centrales en Kabul de la Comisión Electoral Independiente (IEC) del país, causando la muerte de 15 personas. Esto ha llevado a que los candidatos hayan celebrado sus concentraciones sólo en las ciudades, en un país mayoritariamente rural. Por otra parte, ayer, dos periodistas de la agencia Associated Press fueron atacadas por un falso policía afgano. Una de ellas, la fotógrafa alemana Anja Niedringhaus, falleció y su compañera, la canadiense Kathy Gannon, resultó herida.
Las elecciones, en las que podrán votar 12 millones de afganos, no sólo marcarán el fin de la era Karzai, sino que también son las últimas antes de que concluya la misión de la OTAN, a finales de año. Y aún no existe claridad si después se establecerá una misión de apoyo y formación para las fuerzas de seguridad afganas. Esto, porque Karzai no ha firmado un acuerdo con Estados Unidos, que es considerado esencial para establecer la nueva misión de la OTAN, a partir de 2015.
Ocho candidatos se presentan en estos comicios, aunque sólo tres tienen verdaderas posibilidades de ganar: el ex canciller Zalmai Rassul, considerado como el candidato del poder actual; Ashraf Ghani, un reconocido economista, y Abdula Abdula, que había sido derrotado por Karzai en 2009. Todos ellos, que son conocidos en Occidente, han prometido que firmarán el acuerdo con Washington, marcando distancia con Karzai. Sin embargo, existen dudas entre los analistas sobre el verdadero poder que mantendrá el actual presidente en el futuro gobierno, en especial si gana su candidato, el ex canciller Zalmai Rassul.
Los sondeos presentan a los tres candidatos favoritos muy emparejados, lo que aumenta el temor a un fraude y a un nuevo período de inestabilidad. "No hay personalidades neutrales capaces de determinar quién ha cometido fraude y quién no. La presencia internacional se ha reducido sustancialmente", dijo a la agencia France Presse el prestigioso periodista y escritor paquistaní Ahmed Rashid. "Y el retiro de las tropas estadounidenses en este momento es realmente un desastre, porque la total responsabilidad de la seguridad recae sobre los afganos", agregó.
En Afganistán, los vencedores de las elecciones dependen más de las etnias -existen ocho en el país- y de las alianzas que de los programas y promesas electorales. Por eso, los candidatos se presentan a las urnas junto a dos postulantes para el cargo de vicepresidente, que buscan atraer el apoyo del mayor número posible de grupos étnicos.
Tanto Rassul como Ghani pertenecen a los pashtunes, el mayor grupo de población, con lo que podrían disputarse votos mutuamente. El potencial de Abdula, en cambio, reside en los tayikos, el segundo grupo más numeroso, aunque sus votos en solitario no son suficientes para vencer con mayoría absoluta en una primera vuelta. Así que el 28 de mayo podría llevarse a cabo una segunda ronda entre los que hoy sean más votados.
El voto femenino será otro punto que focalizará la atención, dado que los derechos de las mujeres fueron un eje central de los esfuerzos internacionales tras el régimen talibán que obligaba a las mujeres a cubrirse con burkas y vedaba el acceso de las niñas a la escuela. Unos 3,8 millones de nuevos electores -entre ellos 1,3 millones de mujeres- se han inscrito para participar en estos comicios.
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