Pablo Escobar en la gran pantalla: las mil caras del Patrón del Mal
Se estrena Escobar: Paraíso perdido, donde Benicio del Toro es el jefe del cartel de Medellín.
Decía que lo había comprado porque era el símbolo del buen forajido. De todos sus tesoros en la pantagruélica Hacienda Nápoles del municipio de Puerto Triunfo, el agujereado Ford V8 era el más preciado para Pablo Escobar. Más que los helicópteros, avionetas, cocodrilos o elefantes que poblaban su personal palacio de Xanadú, el auto en que Bonnie y Clyde fueron acribillados por la policía federal en 1934 era su orgullo. Era, también, una mentira: el automóvil nunca había sido de los legendarios asaltabancos y fueron los propios esbirros de Escobar quienes se encargaron de llenarlo de agujeros para que pareciera auténtico.
A El Patrón, uno de los múltiples apodos de Escobar junto a El Doctor, Don Pablo o El Señor, poco le importaba que el auto fuera falso: lo crucial era hacer creer a todos sus invitados, fueran ilustres o silvestres, que efectivamente poseía el viejo Ford de Clyde y Bonnie. Había que alardear y nunca dejar de ser amable.
Aquel personaje levemente fanfarrón y de espíritu generoso es a primera vista el que compone en la pantalla Benicio del Toro en la película Escobar: Paraíso perdido. Con el paso de los minutos, habrá también bastante del otro Escobar: del asesino de cálculo frío que liquidaba ministros de Estado y campesinos. La película del italiano Andrea Di Stefano, que se estrena el próximo jueves, se inspira lejanamente en un caso verídico y es la nueva versión que la ficción trae del más emblemático de los narcotraficantes.
Protagonizada por Benicio del Toro como Pablo Escobar, la cinta recrea la relación de éste con Nick (Josh Hutcherson), un joven canadiense que llega a Colombia en busca de playas aptas para el surf y termina enredado con la mafia de Medellín. La historia de este thriller con ambiciones de biografía arranca en el año 1991, poco antes de que El Patrón se entregue a las autoridades y se haga encerrar en la lujosa cárcel conocida como La Catedral. Antes de dejar el hogar, Escobar le pide a Nick que vaya lejos, cave una fosa y esconda su fortuna en un apartado rincón rural. Para ir, deberá hacerse acompañar por un guía al que, una vez en el lugar, tendrá que matar a sangre fría para no dejar testigos.
En aquel momento Nick comprende que no tiene el valor ni la bajeza espiritual para asesinar a nadie. Tras este inicio, el filme del debutante Di Stefano (antes actor de Marco Bellocchio y Ang Lee) realiza un largo racconto que parte en 1983, cuando Nick llega al país caribeño y se enreda con María (Claudia Traisac), una atractiva colombiana que resulta ser la sobrina de Escobar. Luego vendrán ocho años de vida al alero del jefe del cartel de Medellín.
La película, estrenada en el último Festival de Toronto con positivas críticas en Variety y The Hollywood Reporter, se mueve de acuerdo al punto de vista de Nick, pero no escapa jamás a la figura de Pablo Escobar. La interpretación de Benicio Del Toro, bastante excedido de peso para el rol, fue comparada incluso con la caracterización de Marlon Brando en Apocalipsis ahora y El padrino: como al coronel Kurtz y Don Corleone, le bastan pocas escenas para desplegar toda su sombra en la historia. Como el Don, el Escobar de Andrea di Stefano también tiende a cercar de protección a su familia y establecer lazos de larga fidelidad.
PANTALLA ESCOBAR
La realización con Benicio del Toro es el eslabón más cercano en una larga cadena de ficciones y no ficciones inspiradas por la controvertida figura del narcotraficante de Antioquia. Hace tres años, la serie colombiana El patrón del mal logró altos niveles de audiencia en su país y en Chile. Al mismo tiempo se estrelló contra las críticas que la tildaban de ofrecer un retrato benévolo del criminal.
En Hollywood, la película Inhala (2001) retrataba los negocios del traficante estadounidense George Jung (Johnny Depp), el principal distribuidor de cocaína de Pablo Escobar (Cliff Curtis) en Norteamérica.
Actualmente se barajan dos futuros filmes sobre su vida. Uno es el largamente postergado Killing Pablo, basado en el libro Matar a Pablo Escobar, del periodista estadounidense Mark Bowden y para el que sucesivamente se ha considerado a Javier Bardem y Christian Bale. El proyecto del director Joe Carnahan detalla los 16 meses de pesquisa y la posterior captura y muerte de Escobar el 2 de diciembre de 1993 a manos de la Policía Nacional de Colombia y la DEA de Estados Unidos.
La otra cinta en preparación es The infiltrator, donde Bryan Cranston (Breaking Bad) personifica a Robert Mazur, el agente encubierto que se infiltró en el cartel de Medellín y logró desbaratar los negocios de lavado de dinero de Pablo Escobar en Norteamérica.
Enemigo público número uno de Estados Unidos en los años 80 y figura que divide opiniones en Colombia, Escobar es también el eje de la nueva serie de Netflix Narcos, a cargo del brasileño José Padilha, quien para el rol central reclutó a Wagner Moura, su actor preferido desde Tropa de elite.
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