Parot: "Tenía mala fama, pero nunca fui mala leche"

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El defensor cruzado está feliz. De ser un jugador prescindible en Universidad Católica, pasó a ser un titular indiscutido de Mario Salas. La ida y la vuelta de un zurdo que evalúa con extrema dureza su pasado reciente.




Universidad Católica venció a Unión Española y ratificó su alza. Lo hizo dando una demostración de carácter y también de buen fútbol. Tres puntos vitales, que le valen a los cruzados mantenerse en la pelea por el título, donde ahora marchan apenas dos puntos por detrás del líder, Deportes Iquique.

El equipo de Mario Salas parece haber encontrado la forma, lo que coincide también con el alza individual de la mayoría de sus jugadores. Uno de ellos es Alfonso Parot, quien supo ganarse la confianza del DT y, hasta ahora, se ha convertido en uno de los inamovibles del equipo que sigue soñando con un inédito bicampeonato. El Poncho, que el sábado celebró 27 años, analiza junto a La Tercera el presente del cuadro estudiantil. También sus propias aspiraciones tras superar un sinnúmero de altibajos y estar hoy, según su propio testimonio, en uno de los mejores momentos de su carrera. Esa misma que casi pierde por falta de profesionalismo, pero que supo enmendar en el momento justo.

Antes de alcanzar la titularidad tuvo que superar una serie de cuestiones que casi terminan con su carrera. ¿Qué cambió desde su paso por Huachipato hasta ahora?

Este año partió bien movido. Empecé en Huachipato. Después volví acá con la ilusión de ojalá poder quedarme. Se dio, me quedé, me gané la confianza del profe y todo el cuerpo técnico, y también la de mis compañeros. Ahora estoy viviendo una realidad totalmente distinta a la que estaba viviendo hace seis meses. Irme a Huachipato me ayudó para darme cuenta de cosas que quizás yo no veía que estaba haciendo mal. El tema de los detalles cotidianos, que son las cosas que se hacen después de los entrenamientos: la alimentación, el descanso, el ser más profesional. De esas cosas me di cuenta en Huachipato. Por eso volví con otra mentalidad. Miguel Ponce y todo su equipo de trabajo me ayudaron a darme cuenta. Volví con otra mente y con ganas de quedarme. Eso lo vio Mario (Salas) y ahora me toca jugar.

¿Por qué cuando Salas llegó a la UC no lo consideró?

Los errores que cometí tienen que ver con aspectos profesionales. El trabajo y el cuidado personal. Si uno tiene cinco o seis kilos de más, no rinde. A no ser que seas extraordinario. Pero en general eso te hace más lento, menos ágil. No sirve para el fútbol actual, que es muy rápido, dinámico y de resistencia física. Eso me faltaba y no me daba cuenta. Hoy bajé todos los kilos que tenía de más. Estoy muy bien, si es que no estoy físicamente en la mejor forma de toda mi carrera. Y eso era el error que cometía. Me daba cuenta, pero no lo asumía. Por irresponsabilidad. Por pensar que el fútbol es para siempre. Cambié mi mentalidad, bajé los kilos que tenía que bajar gracias al trabajo que me hicieron en Huachipato y el lavado de cabeza que me hizo Miguel Ponce.

¿En qué consistió ese lavado de cabeza?

Me hablaba, me conversaba mucho. Me dio confianza. Nunca fue que llegara a Huachipato y me dijera que iba a jugar al tiro. Me dijo que me llevó porque le gustaba como jugador, pero que tenía que responder. Yo entrenaba y me quedaba todos los días 40 minutos trabajando aparte con el preparador físico. Eso me fue abriendo los ojos. Si quería jugar, tenía que estar en óptimas condiciones. Eso me marcó. Además, venía de seis meses en los que no me citaban ni jugaba... En ese período nadie me quiso. Estaba tirado. Con contrato acá, pero tirado en lo futbolístico. Muchos me rechazaron y Ponce me dio una chance. Soy un agradecido de él y de todo su staff.

Y su relación con Salas. ¿Ha cambiado ahora que es titular?

Siempre he tenido una buena relación con él. Más allá de los gustos futbolísticos, la relación humana siempre fue buena. Y va a seguir siéndolo, juegue o no. Todo tiene que ver con lo que hemos hablado. Para el fútbol que juega la UC, con mucha importancia de los laterales, que tienen que ir y venir constantemente, siete kilos de más no te sirven. No estaba a la intensidad de mis compañeros. Estaba tres o cuatro peldaños más abajo. Entonces está perfecto lo que decidió el profe. Entre un jugador que corre los 90 minutos y otro que corre 45… Entonces es algo obvio. Lógico. No me di cuenta en su minuto, pero el tiempo le dio la razón al profe. El fútbol es justo. Una vez que volví, corriendo 90 minutos, me abrió las puertas y me dijo 'ahora sí. Depende de ti'. Y ha sido así hasta ahora.

¿Sus cambios han sido sólo físicos? ¿Qué aspectos ha mejorado? De usted se decía que era algo violento...

La época del Parot loco que pegaba patadas, que hacía faltas tontas, pasó hace rato. El cambio es total. Ya ni siquiera me muestran muchas amarillas. Hay una madurez importante de la cabeza. Ahora soy más cauto. Veo más los matices. Mi cambio es total y se ha reflejado en la cancha.

¿Era un jugador mala leche? ¿Lo es ahora?

Tenía mala fama, pero nunca fui mala leche. Si lo hubiese sido, habría quebrado o lesionado a muchos compañeros. Sí iba fuerte a la pelota. Y lo sigo haciendo, pero cuando sé que no voy a llegar, aguanto y no voy. A eso me refiero con los matices del juego. Si no vas, aguantas. Si se juega hacia atrás ya es un duelo ganado. Antes no. Antes para mí el duelo ganado era quitar la pelota. Con o sin falta, pero quitaba la pelota. El tiempo te ayuda a mejorar.

En algún momento hasta las excesivas lesiones en la rodilla le cerraron puertas. Antofagasta desistió de contratarlo por eso...

Se hablaron cosas de más. La rodilla dejó de ser tema hace rato. Ellos dijeron que no por el tema de entrenar en pasto sintético, pero fueron excusas. Tuve una lesión jodida, pero ha pasado tiempo y estoy muy bien. Ya no es tema. Si tengo que jugar seis, siete u ocho partidos en el mes, no tengo problemas.

¿Cómo proyecta esta suerte de segunda oportunidad que tiene en su carrera?

Termino contrato en junio de 2017 y prefiero ir paso a paso. No me pongo metas a largo plazo porque es muy fácil decepcionarse. Mi meta a corto plazo es seguir al mismo nivel, que no me pase nada, seguir siendo una opción y ojalá seguir jugando. Que nos vaya bien a todos como grupo, porque eso también beneficia. Quiero ir partido a partido. No relajarme, no bajar los brazos, seguir con esta mentalidad de tener los objetivos claros. Es mejor ir tranquilo, fin de semana a fin de semana. Después se verá qué va a pasar conmigo.

El triunfo sobre Unión Española los mantiene en carrera. Era importante ganar para seguir arriba. ¿Son conscientes de que el margen de error es nulo?

Internamente dijimos que después de enfrentar a Huachipato todos los partidos serían clave. Ese día ganamos y, por los resultados que se dieron, quedamos ahí... El torneo está muy estrecho. Se nos abrió el apetito. Ahora está todo más claro y estamos trabajando a full. Encontramos la forma de juego y lo hemos demostrado. Sabemos que el margen de error es cero. Pero lo es para todos. Así está el torneo. Falta que los de arriba juguemos entre nosotros. Tenemos que estar claritos y, por lo mismo, nos ponemos metas a corto plazo.

¿Qué es lo que más se destaca del triunfo en Santa Laura?

Nos da un tremendo envión anímico. Demuestra que el proyecto va viento en popa. Tenemos que seguir trabajando y metiéndole cabeza. Se vienen desafíos importantes.

¿Qué le falta todavía a la UC para alcanzar su ideal de rendimiento?

Ya nos dimos cuenta de las cosas que hemos hecho más o menos, y de las que hemos hecho mal. Lo que hay que hacer ahora es potenciar las cosas buenas. Tenemos que mantener la concentración, aprovechar las ocasiones que nos generamos, ser contundentes. El nivel del campeonato está parejo. Ya nadie gana con la camiseta. Eso dejó de existir hace rato. Hoy si no haces las cosas bien puedes perder en cualquier lado. Hay que mantener la idea de juego e intentar aplicarla lo mejor posible.

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