Penas de amor a ritmo de tango y bolero trae la nueva obra de Radrigán
Amores de Cantina fue aplaudida en Festival de Miami y llega el 15 de septiembre al GAM.
Una prostituta encerrada en un bar de mala muerte (Claudia Cabezas). Un cantinero bruto y celópata (Luis Dubó). Un sicario de origen proletario (Iván Alvarez de Araya). Un alma en pena (María Izquierdo). Un rockero (Ivo Herrera) y una viuda enamorada de un fantasma (Ema Pinto). Todos ellos se reúnen en Amores de cantina, la última obra de Juan Radrigán, candidato al Premio Nacional de Teatro. Un musical en verso libre con ritmo de tango y boleros.
Dirigido por Mariana Muñoz, el montaje llega el 15 de septiembre al GAM, tras cosechar elogios en el Festival Hispano de Miami. "Cava muy profundo en la tradición musical de Sudamérica, produciendo un musical, tan desgarrador como divertido, sobre la clase baja trabajadora", escribió el periódico Miami Herald.
El dramaturgo comenzó a escribir esta obra hace 12 años. La directora Mariana Muñoz la presentó en la Muestra de Dramaturgia Nacional 2010 y el autor decidió retocarla. Estructurada en canciones, es el segundo musical de Radrigán tras El encuentramiento (1996) y en él vuelve al concepto de patria desolada. "Lo hermoso es que para hablar del Chile de la transición y de la soledad del hombre contemporáneo, nos lleva al plano del amor. Y este siempre está destinado al fracaso en sus obras", dice la realizadora.
La historia es agridulce y se cuenta a través de boleros, rancheras, tangos, cumbias y blues que los propios actores entonan en vivo. Acompañados de un grupo de músicos liderados por Joselo Osses, integrante de la banda Chico Trujillo, narran el conflicto entre un asesino a sueldo y el dueño del bar. Los hombres se pelean el amor de una mujer, pero resulta que esta no quiere a nadie. "La belleza está sucia, todo está lleno de ausencias como en un baile de ancianos", dice el sicario mientras acaricia la pistola. "El dueño de la cantina representa la propiedad privada y la mujer solo será liberada cuando haya caos. Antes eso, se beben las penas, se cuentan verdades", agrega Muñoz.
Un fantasma que ronda este bar y que propicia esta explosión de vida y muerte, es Carmen, el personaje que encarna María Izquierdo. "A quién buscan los cuchillos por las calles de Santiago, qué vidas, qué sinsabores, han de casar vida con muerte", se pregunta mientras barre. "Es un alma en pena que viene a decir que el otro lado es oscuro y duele", explica sobre su personaje.
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