Piñera se alista para acoger propuestas económicas de Enríquez y Frei las políticas

Mientras recorre ciudades del centro-sur del país, el abanderado de la Coalición por el Cambio, Sebastián Piñera, está estudiando el programa económico de Marco Enríquez-Ominami y analiza incorporar tres ideas a su plan de gobierno. La primera pista la dio ayer su jefe de campaña, Rodrigo Hinzpeter, quien dijo ayer en Radio Agricultura que el candidato aliancista hará suya en los próximos días la propuesta del diputado ex PS para las pequeñas y medianas empresas (pymes), quienes hoy generan la mayoría del empleo en el país.

"Lo anticipo: hay propuestas de Marco Enríquez en protección de las pymes que nosotros haremos nuestras y le saco el sombrero a ustedes -dirigiéndose a Max Marambio- que han puesto un punto relevante y nosotros lo hacemos parte de nuestro gobierno", dijo Hinzpeter. Y agregó: "Hay que darle oportunidad a la gente de que emprenda y salga adelante con sus proyectos y su imaginación. Eso supone una convicción muy fuerte en la creación de pymes y Frei no tiene esa convicción. No lo hizo en su gobierno, no generó condiciones, tiene el récord de quiebras de pymes".

En el comando de Piñera agregan que incorporar los planteamientos de Enríquez en materia de pymes no genera mayores ajustes en el plan de gobierno, ya que las propuestas son bastante similares. Las mismas fuentes aseguran que el candidato de la Alianza tiene financiado su plan de gobierno, pero cree que debe acelerar la aplicación de su programa en cinco áreas: creación de empleos, seguridad, salud, educación y revolución digital. Para acelerar esas reformas, está abierto a estudiar otras medidas de financiamiento. Por ello, está abierto a cambios impositivos, siempre y cuando no impliquen más tributos a las pymes y las personas.

Desde esa perspectiva, y la de que si se aumenta la carga tributaria sea a las actividades que son fuentes contaminantes, el candidato aliancista analiza dos planteamientos de Enríquez: el royalty a la minería y la rebaja de impuesto a las personas.

Consultado si era partidario subir los impuestos, el 30 de agosto Piñera dijo que "(...) si después de todos esos mecanismos necesitáramos recursos para financiar el programa, por supuesto que no está vedada ni es tabú una reforma tributaria. Pero... no les vamos a subir los impuestos a las personas ni a las pequeñas ni medianas empresas".

GUIÑOS AL ELECTORADO
Tras las declaraciones de Enríquez la noche de la primera vuelta, en cuanto a que no llamará a votar por ningún candidato, el equipo de Piñera se centró en buscar a sus electores. La primera medida fue orientar la campaña gráfica del balotaje a las comunas de mayor votación marquista.

El miércoles, en otro gesto al ex candidato presidencial, Piñera incorporó a Paul Fontaine, ex miembro del equipo económico del diputado, como consejero. Este contó ayer a Radio Duna que "estuvimos analizando los dos programas y viendo qué temas, en la opinión de ambos, adaptar para que fuera un programa liberal progresista y, afortunadamente, se comprometieron a incorporar al menos tres o cuatro puntos sustanciales de nuestro programa económico".

Mientras, Piñera dijo ayer en Linares: "Ustedes van a ir viendo cómo todos los días se van a ir incorporando a nuestra campaña gente que estuvo con Enríquez. Partimos con Fontaine y vienen más fichajes".

La propuesta de la candidatura de Marco Enríquez-Ominami en la campaña apuntó a ampliar el pago del royalty minero por dos vías. Primero, aplicar este pago a mineras que producen desde siete mil toneladas (hoy se aplica sólo a partir de las 12 mil toneladas), lo que en la práctica significa elevar el número de mineras que pagan este tributo. En segundo lugar, subir el impuesto en su tramo máximo de 5% a 8%, pero con la opción de que el 50% del gasto en responsabilidad social empresarial (RSE) sirva como un crédito contra el pago del royalty, hasta por un monto equivalente a 25% del mismo. El comando estima que la recaudación adicional sería de US$ 400 millones al año.

Otro planteamiento de la candidatura de Enríquez fue bajar el impuesto a las personas en un 25% en todos los tramos, incluyendo a quienes pagan el tramo máximo (aquellas cuya renta bruta mensual es mayor a $ 5.530.000), donde la rebaja sería de 40% a 30%.

Hoy, sólo 4.781 personas pagan el impuesto en su tramo máximo, mientras que 497 mil personas pagan el impuesto en su tramo mínimo de 5% (aquellos que ganan entre $ 497 mil y $ 1.105.000 aproximadamente). Otros cinco millones de trabajadores quedan exentos de este impuesto. El comando de Enríquez-Ominami estimó que el efecto de esta reducción será una baja en la recaudación de US$ 400 millones.

Las medidas para las pymes son tres. Primero, un impuesto de 0% para utilidades retenidas hasta $ 442 millones (1.000 UTA). Esto, en un contexto donde el comando de Enríquez proponía elevar a 30% el impuesto a las empresas sobre ese monto o si son distribuidas. Segundo, eliminar el tercer tramo de la tasa máxima convencional, lo que permitiría a la banca cobrar tasas de acuerdo al real riesgo de las empresas medianas, ampliando el acceso al crédito. Por último, crear un incentivo tributario a la contratación. Este subsidio se aplicará si el desempleo es mayor al 7%, a empleados contratados por primera vez en la empresa y también regirá para contratos que cambien de plazo fijo a indefinido.