Por qué la reina Isabel II no da señales de abdicar

Para la monarca, la abdicación es parte de un trauma familiar.




Todo indica que no habrá contagio al otro lado del canal de la Mancha. La "moda" por abdicar al trono, que ya se ha visto en Holanda, Bélgica y ahora en España, no llegaría a Inglaterra, por la determinación de la reina Isabel II de mantenerse en el trono hasta su muerte. Algunas razones podrían ser la buena forma en la que se mantiene la monarca de 88 años y la renovada crisis de popularidad de la monarquía inglesa. El historiador y biógrafo experto en la Casa Real, Hugo Vickers, citado por el diario británico The Independent, dijo que, a diferencia del rey de España, que ha sufrido problemas de salud y una caída de popularidad por varios escándalos, la reina Isabel "está en plena forma". La monarca ayer tuvo una fiesta, hoy inaugura el año parlamentario y luego realizará una visita de Estado a Francia. "Su madre estuvo sana hasta los 101", destacó Vickers.

Pero habría otros motivos que impulsan a la soberana inglesa. El primero es que, de seguir en el trono hasta al menos septiembre de 2015, se convertirá en la reina con la permanencia en el trono más extensa de la historia del país. Superará así a su tatarabuela, la reina Victoria, quien estuvo al frente del país por 63 años y 217 días, entre 1837 y 1901.

El segundo motivo puede ser más sólido y tiene su origen en la historia de su padre, quien debió ascender al trono en 1936, tras la abdicación de Eduardo VIII. El padre de Isabel II, Jorge VI, tuvo que asumir una responsabilidad para la que no estaba preparado y que se transformó en un peso para él y un trauma familiar. Agobiado, murió cuando llevaba 15 años de reinado, a los 56 años, a causa de una trombosis coronaria.

"'Abdicación' es una palabra muy impopular en el hogar de la reina", dijo Vickers. La renuncia "es impensable para ella", por "la crisis de la abdicación en 1936", explicó a la agencia France Presse Robert Hazell, profesor de política británica de University College de Londres (UCL).

La determinación de la reina quedó plasmada en el discurso cuando cumplió 21 años: "Declaro ante todos ustedes que toda mi vida, ya sea larga o corta, estará dedicada al servicio de ustedes y al servicio de nuestra gran familia imperial, a la que todos pertenecemos".

Además, como escribió el diario The Guardian, la reina no es una monarca cualquiera. Junto con ser "una mujer de profunda fe cristiana", también "es jefa de una iglesia nacional: la Iglesia de Inglaterra. De esa forma, sus votos fueron hechos ante Dios".

Por último, la renuncia implica poner al frente del trono a su hijo Carlos, que si bien ha sido preparado toda la vida como heredero, podría despertar algunas dudas en la reina. Alguna vez, el príncipe dijo que "la providencia de Dios" decidirá sobre su ascensión al trono. Aunque a continuación agregó que "igual caigo muerto mucho antes" que la reina.

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