Prada evita los grandes almacenes alemanes que no aprovechan el auge de los productos de lujo

El crecimiento del mercado de lujo alemán el año pasado superó el aumento del 9% registrado en todo el mundo, según las cifras de la asociación comercial Meisterkreis. <br>




La abogada de Fráncfort Mareike Gruhn gasta por lo menos 500 euros (US$610) por mes en la compra de artículos de diseñador de marcas de lujo como Jimmy Choo y Prada. Los minoristas como Kaufhof y Karstadt nunca ven un centavo de esas compras.

"Los grandes almacenes de Alemania tienen cosas de poca calidad", dijo Gruhn de 36 años. "Nunca compro ropa en ellos y ni siquiera miro lo que hay en sus estantes", añadió.

En una tierra famosa por sus ahorrativos ciudadanos, los grandes almacenes alemanes no aprovechan el aumento de las ventas de artículos de lujo. El gasto en estas grandes tiendas, que se remontan al siglo XIX, cayó 3,9% desde 2009 en tanto los compradores más ricos buscan ropa de diseñador en las tiendas exclusivas, elevando el gasto en artículos de lujo un 16% a 12.900 millones de euros el año pasado.

La empresa propietaria de Kaufhof Metro AG trata sin éxito desde hace cuatro años de salir de la cadena, cuyas ventas bajaron 3,7% en 2011.

"Las grandes tiendas alemanas no han tomado plena conciencia del potencial para aprovechar los segmentos premium y de lujo", dijo Mirko Warschun, responsable de industrias de consumo y venta minorista de A.T. Kearney GmbH de Munich, en una entrevista telefónica. "Alemania no es un mercado de lujo en auge como China pero es uno fuerte y resistente dentro de Europa occidental".

El crecimiento del mercado de lujo alemán el año pasado superó el aumento del 9% registrado en todo el mundo, según las cifras de la asociación comercial Meisterkreis. Las grandes tiendas representaron menos del 4% del monto total que gastaron los compradores, indicó Meisterkreis.

PRADA Y CARTIER

La aversión de las grandes tiendas al lujo se puede observar en el local de Kaufhof en Fráncfort, donde ningún artículo de indumentaria o calzado expuesto en la vidriera cuesta más de 100 euros y la peluquería del sexto piso ofrece cortes por 22 euros. En la tienda Vuitton de la zona, los artículos expuestos incluyen una maleta de 4.550 euros, un vestido de 1.340 euros y una chaqueta de 775 euros.

Las marcas como Prada y Cartier, que se consiguen en las tiendas Printemps de París o Harrods de Londres, no se pueden encontrar en Kaufhof ni en Karstadt de Essen, que en general ofrecen artículos de mercado intermedio como Esprit y Ferry Weber.

Las cadenas alemanas quizá no consideran que la inversión necesaria para hacer pie en el mercado de lujo valga la pena porque los consumidores no las asocian con marcas premium y sus locales no son vistos como destinos visitados por los turistas como Harrods o Printemps, explicó Warschun.

"Hace falta mucha inversión y tienen un presupuesto limitado", agregó. "Los consumidores no asocian a Kaufhof a una marca premium y prefieren ir a una calle con tiendas de lujo donde la experiencia de comprar es más agradable".

"En Nueva York, a los clientes les sirven champagne y pueden ver los desfiles de moda o zapatos", dijo Gruhn. "Los grandes almacenes alemanes debe pulir su imagen".

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