Presos amotinados al norte de Brasil liberan 28 de sus más de 100 rehenes

Casi 500 reclusos en un complejo penitenciario de la ciudad de Aracajú, exigen "el fin de los maltratos y las torturas".




Los 476 reos que están amotinados desde ayer en un complejo penitenciario de la ciudad de Aracajú, noreste de Brasil, liberaron hoy a 28 de las más de 100 personas que mantienen como rehenes desde el inicio de la rebelión, mediante la cual exigen "el fin de los maltratos y las torturas".

Según informó hoy la Secretaría Provincial de Seguridad Pública, 27 familiares de los presos y un funcionario de la prisión, localizada en la provincia de Sergipe, fueron liberados en horas de la mañana, mientras que otros 101 familiares, en su mayoría mujeres y niños, y dos agentes carcelarios continúan bajo el dominio de los presos, quienes están negociando el fin de la rebelión con representantes de la Policía Militar.

Algunos de los presos amotinados permanecen en el interior de los pabellones del penal, junto a los rehenes, mientras otros, encapuchados, se dejan ver sobre las azoteas del edificio manifestando a viva voz sus reivindicaciones.

Todos están armados con escopetas calibre 12 que robaron de la sala de armas de la propia prisión.

Durante las negociaciones, los presos dijeron estar cansados de las sesiones de tortura que se registran a diario dentro del penal y prometieron entregar una lista con los nombres de los responsables por los malos tratos.

Asimismo, exigen la destitución del director de la cárcel, el cierre del sector al que son enviados los violadores, conocido como "el aislamiento", y un mejor trato a las mujeres durante las visitas.

Además de la toma de rehenes, los presos incendiaron colchones y dañaron muebles y ventanas. Según la Policía Militar, también mataron a un perro que colaboraba con la seguridad de la cárcel.

La Secretaría de Justicia provincial sostiene que el motín está articulado por el grupo delictivo Primer Comando de la Capital (PCC), que en 2006 promovió una serie de rebeliones en prisiones de Sao Paulo y sumió a la ciudad en pánico con una serie de atentados contra patrulleros y autobuses. Los enfrentamientos entre el grupo y la policía dejaron un saldo de unas 200 personas muertas en diez días.

El gobierno provincial entregó agua y alimentos a los líderes del motín para que estos artículos de primera necesidad no les falten ni a los presos ni a los rehenes.

Efectivos del Batallón de Choque de la Policía Militar, del Grupo de Operaciones Especiales, del grupo de Operaciones Carcelarias, del Cuerpo de Bomberos, la Policía Civil y organizaciones de defensa de los Derechos Humanos y varias ambulancias, rodean el edificio de la cárcel a la espera de actuar cuando concluyan las negociaciones.

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