Primer ministro japonés quiere explicar a China y Corea del Sur su visita a santuario de Yasukuni
Beijing y Seúl desaprobaron la visita que realizó Abe al santuario militar, lo que podría apeligrar las relaciones que mantienen estas dos regiones con Japón.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, dijo el lunes que desea reunirse con los líderes de China y Corea del Sur para explicar por qué realizó una polémica visita a un santuario considerado un símbolo del militarismo de Tokio en la II Guerra Mundial.
La visita realizada por Abe el 26 de diciembre al Santuario Yasukuni de Tokio, donde los ex líderes japoneses condenados como criminales de guerra son honrados junto a los muertos de otras guerras libradas por Japón, enfureció a Beijing y Seúl y preocupó además a Estados Unidos, un aliado clave.
"La búsqueda del diálogo con China y Corea del Sur es extremadamente importante para la paz y la seguridad de esta región", dijo Abe en una conferencia de prensa después de una visita habitual de Año Nuevo a un santuario de la ciudad de Ise, en el centro de Japón.
"Me gustaría explicar mis verdaderas intenciones con respecto a mi visita a Yasukuni. No hay actualmente aproximaciones directas que se estén realizando para establecer dichas reuniones, pero la puerta para el diálogo está abierta, como siempre", añadió.
China y Corea del Sur han estado especialmente sensibles sobre las visitas a ese santuario y Abe es el primer líder en funciones que rinde homenaje en Yasukuni desde 2006.
La visita a Yasukuni forma parte de la agenda conservadora de Abe para restaurar el orgullo de Japón respecto a su pasado y replantear su historia militar en un tono menos humilde.
Tanto China como Corea sufrieron bajo la ocupación japonesa a comienzos del siglo XX.
Las relaciones comerciales entre China y Japón, la segunda y tercera economías más grandes del mundo, habían mejorado después de un retroceso el año pasado por una disputa sobre unas diminutas islas del Mar de China Oriental, controladas por Japón pero reclamadas también por China.
Sin embargo, existe temor a que un incidente no intencionado entre aviones japoneses y chinos en torno a las disputadas islas pueda llevar a un enfrentamiento militar.
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