Reina Isabel II cumple este lunes los 60 años de su ascenso al trono británico

El aniversario de la monarca de 85 años estará marcado por una serie de acontecimientos regionales, nacionales e internacionales durante todo el 2012.




Isabel II se prepara para celebrar en junio su Jubileo de Diamante, los 60 años de su ascenso al trono, que celebrará en plena forma después de haber dejado atrás con un "bienio admirable" los antiguos "años horribles" del fin del siglo pasado. Para conmemorar las seis décadas de su reinado, se brindará a los británicos tres días de vacaciones y lo que prometen ser festejos "inolvidables".

Pero la fecha, en rigor, es este lunes, cuando se cumplen 60 años del fallecimiento de su padre y predecesor en el trono, Jorge VI, que la convirtió automáticamente en jefa de Estado.

Para marcar el acontecimiento, Isabel y su marido, el príncipe Felipe, participaron hoy de un servicio religioso en la iglesia de West Newton, ubicada en su mansión de Sandringham.

La reina llega a la cita con un índice de aceptación digno de una estrella y brilla con luz propia en la web, el universo más contemporáneo, aunque en abril cumplirá 86 años.

Isabel II fue la primera en usar e-mail, en enviar un mensaje a la Luna, en usar el iPad y abrir páginas de Facebook y Twitter.

LA SOBERANA
La soberana habla a sus súbditos en YouTube, no solo en la BBC, como su padre y su abuelo, Jorge V. "Dios salve a la reina", repetirán este año incontables veces los fieles británicos y ciudadanos de su antiguo imperio. Isabel Alexandra Maria, soberana constitucional de 16 de los 54 estados del Commonwealth, nació el 21 de abril de 1926 en Londres y fue educada en su casa.

En 1945, hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial, la princesa Isabel se unió al Servicio Auxiliar Territorial, donde era conocida como número 230873 Segundo Subalterno Isabel Windsor y adiestrada como chofer.

Durante este período la futura reina estuvo por primera vez en contacto con otros jóvenes de su edad, y la experiencia la indujo a educar a sus hijos en la escuela y no en el palacio.

Inmediatamente después de la guerra, en 1947, fue su matrimonio con su lejano primo Felipe, un oficial de Marina. En 1948 nació Carlos, su primogénito, y dos años después fue el turno de Ana.

Isabel estaba en Kenia en visita oficial cuando Jorge VI murió de cáncer durante la noche, el 6 de febrero de 1952, y ella se convirtió en reina. La ceremonia de coronación se produjo 16 meses después, el 2 de junio de 1953, un retraso debido al respeto por el luto de la familia real.

Hoy Isabel tiene, además de cuatro hijos (Andrés y Eduardo nacieron respectivamente en 1960 y 1964), ocho nietos y dos bisnietos.

El príncipe Guillermo la invitó hace unos meses a "tomárselo con calma", pero agregó que "la abuela no quiere saber nada".  Su 85 cumpleaños, en efecto, le dio a Isabel una dosis de rejuvenecimiento que hasta la transformó en un icono de la moda.

La peletería cercana a Birmingham que fabrica sus carteras registró, por ejemplo, un cúmulo de pedidos después de su aparición en la boda de Guillermo y Kate Middleton en un vestido amarillo "rayo de sol", con accesorios a tono.

Su cumpleaños, su éxito en la boda real y también el Oscar a "The King's Speech", la película sobre su padre, rejuvenecieron a la anciana reina, que retomó sus salidas a caballo a pesar de sus problemas de rodilla.

Nada permite presagiar que Isabel, que en su reinado tuvo 13 primeros ministros desde los tiempos de Winston Churchill, quiera dejar el trono.

Pese al susto por la hospitalización del príncipe Felipe por problemas de corazón en Navidad, la soberana trabaja sin pausa, en cumplimiento de la ética de la casa Windsor y las exigencias de la "Firm" -como apodan los ingleses a la familia real-, que vive a costa de los contribuyentes.

Están lejos los tiempos duros de la Corona: sobre todo 1992, el "annus horribilis", con las crisis matrimoniales de Carlos y Diana, y de Andrés con Sarah Ferguson, además del incendio del castillo de Windsor.

Hace diez años, poco después de la celebración del Jubileo de Oro, los índices de aceptación de la monarquía habían bajado a su mínimo histórico del 43 por ciento.

Pero con perseverencia de hormiga, Isabel se recuperó a lo grande, y sus súbditos parecen dispuestos a seguir entonando "Dios salve a la reina".

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