República Checa: Cesky Krumlov

<img style="padding: 0px; margin: 0px;" alt="" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200910/550385.jpg" width="81" height="13">  National Geographic Traveler lo ubicó 16 entre los 100 destinos históricos más lindos del mundo. Esta pequeña ciudad cercana a Praga brinda la posibilidad de asomarse por unas horas al mundo en el que vivía la aristocracia checa hace siglos. Y, de paso, probar la mejor cerveza del planeta.




A 180 kilómetros de Praga hay un pueblo que tiene todos los ingredientes para hacer el mejor cuento infantil: príncipes, bellas duquesas y muchos sirvientes, feroces osos que deambulaban en los alrededores, fabricantes de marionetas, al más puro estilo de Geppeto y, por supuesto, un castillo. Pero no cualquier castillo, sino uno gigante y hermoso, capaz de asombrar al más impávido visitante, pero también misterioso, donde, incluso, rondan fantasmas. Todo eso, y más, tiene Cesky Krumlov (se pronuncia chesqui), milenario poblado checo que, por su enorme belleza arquitectónica y cultural, es Patrimonio de la Humanidad Unesco y es llamado "la pequeña Praga".

LA VIDA EN UN CASTILLO
Situada a orillas del río Moldava, el mismo que pasa por la capital y gran parte de República Checa, la ciudad (14 mil habitantes) se levantó en torno al castillo o Horni Hrad, el que comenzó su construcción en el siglo XIII. Es el segundo más grande del país después del de Praga y tiene un interior de gran belleza y estilos como gótico, renacentista y barroco. Fue sede de los Rozmberk, los Habsburgo, los Eggenberg y los Schwarzemberg, todas dinastías de gran tradición y enorme poder económico.  

Un recorrido por su interior es imprescindible. Son 300 habitaciones, enormes salones, salas de baile y uno de los teatros mejor conservados de Europa. Pero como son tantos los atractivos (recorrerlo entero demoraría días), se ofrecen  tours que abarcan temas o períodos específicos. En varios se cuenta que el fantasma de Perchta de Rozmberk, conocida como la Dama de Blanco, ronda por el palacio. La leyenda dice que fue casada contra su voluntad con un ricachón que la trató pésimo toda su vida. Durante su agonía, el cruel marido le pidió perdón, pero ella se lo negó. Por eso la maldijo y, desde que ella murió, su alma en pena da vueltas por el castillo asustando hasta a los turistas. Dicen, además, que si Perchta lleva guantes blancos, es señal de buenas noticias, pero si son negros, mejor arrancar.

Recorrer el castillo permite percibir cómo vivía la antigua nobleza checa. Desde su torre, con 162 escalones, hay grandes vistas a la ciudad y a los campanarios de las iglesias San Vito y San Justo. Su teatro barroco, único, es uno de los mejor preservados del mundo y todavía exhibe equipos originales de 1755, como maquinaria para efectos especiales, luces y cortinajes. El salón de baile reluce con sus grandes pinturas murales, o los carruajes de oro o las habitaciones donde las alfombras son enormes osos disecados.

MARIONETAS Y CERVEZA
Pero Cesky Krumlov no es sólo un castillo. Es un ejemplo de pequeña ciudad medieval europea, con 300 edificios de interés histórico. Su tranquilo desarrollo ha permitido conservar intacto su patrimonio por más de cinco siglos. Y eso se percibe al caminar el centro, donde se prohiben los autos. 

El Centro Egon Schiele de Arte es una visita del todo recomendable para conocer algunas obras del pintor austríaco, que vivió acá, aunque fue expulsado, ya que su obra se consideraba pornográfica a inicios del siglo XX. 

Atelieres, talleres de artesanos, fábricas de marionetas, entusiasman a los turistas. Y si la caminata lo inspira, pruebe la cerveza Eggeberg en cualquier taberna. Se elabora desde ¡1560! y su fábrica puede visitarse en un tour. Algo no menor, ya que la cerveza checa está entre las mejores del mundo.

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