Robin Thicke busca redimir su imagen sexista con nuevo disco

Tras rotar incansable en todo el mundo con su canción Blurred lines, el músico convierte su regreso en una larga disculpa a su ex mujer.




El sonido de una guitarra acústica y una cadencia cercana al bossa nova en clave lounge. Los primeros segundos de Paula, el nuevo álbum del estadounidense Robin Thicke, tienen cara de disculpas: es música de pretensiones delicadas, maduras y sobrias; casi el negativo de Blurred lines, la canción que lo tuvo sonando durante la mayor parte de 2013, convertida en el sencillo más vendido del año, facturando casi 14,8 millones de unidades a la fecha. Un single infeccioso y sinvergüenza. Aunque Thicke, en su regreso, prefiere las disculpas a los ritmos festivos con que se metió al radar del pop global.

Paula es el nombre del nuevo álbum del músico, con fecha de lanzamiento fijada para hoy en todo el mundo. Paula es también una exposición indecorosa de sus líos personales y la culpa marital. Para entenderlo: los años que preceden a su hit en 2013 son los de un Robin Thicke rasguñando audiencia con lanzamientos de corto alcance, anclados en un nicho funk y r&b que parecía la estación final de su carrera, con alguna inyección de energía que llegó con la sociedad junto al grupo de productores The Neptunes que inauguró en 2006.

Pero vino Blurred lines y Thicke -por primera vez para alguien que partió en los años 90 como compositor de canciones para Marc Anthony o Christina Aguilera- quedó al centro de un estrellato tardío. Acompañado de Pharrell Williams y T.I., el norteamericano urdió la canción del verano boreal, 12 semanas a la cabeza del Hot 100 de Billboard y la canción número 14 entre las de mayor rotación radial en Chile durante 2013.

De cuerpo entero

Blurred lines también lo retrató como el sexista más grande en el pop, con versos que fueron leídos como una invitación al abuso. El video tenía dos versiones, una con las mujeres en topless y otra con un poco más de ropa. No ayudó a su defensa el sobajeo que armó junto a Miley Cyrus durante su presentación en los premios MTV, ni tampoco sus fotos acariciando señoritas que no eran su esposa Paula Patton. En febrero, la pareja anunció su divorcio.

Por eso, el nuevo álbum concentra varias esperanzas: la de la industria, por exprimir uno de sus éxitos más rutilantes; y la de Thicke, que convirtió cada una de sus canciones en una disculpa para recuperar a su ex esposa, desde el título hasta un primer adelanto, Get her back ("Recupérala", en castellano).

Si bien el álbum Blurred lines mostraba otros estados de ánimo distintos a la canción que le da título, en Paula Thicke apuesta la mano completa a su vocación crooner a la antigua. Recién en la sexta pista comienza a sacudirse la nube negra, con Living in New York City. El álbum cierra, sin embargo, con la balada Forever love, que el músico dedicó en vivo durante este fin de semana a su ex, desde la tarima de los premios BET. Nunca será el hit del verano. Su potencial casamentero, por otro lado, queda pendiente.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.