Roma, capital del ''Vintage''
Uno de los centros neurálgicos de este furor por los objetos de época es Via del Governo Vecchio, cercana a Piazza Navona, reclamo para turistas, romanos y famosos que se dejan deslumbrar por los brillos y los colores de sus escaparates.<br>
Roma es por antonomasia la capital de lo antiguo y en ella pueden encontrarse centenares de tiendas con objetos "vintage", diseños que un día pasaron de moda para convertirse hoy en exclusivos y que son la expresión de una cultura que mira al pasado con nostalgia.
Bolsos, botas, chaquetas de cuero, cinturones y vestidos como los que lucían Marilyn Monroe o Audrey Hepburn en "Some Like It Hot" o "Brakfast at Tiffany's", se amontonan sin orden ni concierto en pequeñas tiendas, en las que apenas queda espacio para el comprador, donde muchos buscan una prenda para dar el golpe.
Pero no siempre es posible encontrarla. En "Michele Salvatore", abierta desde 1974, hay una larga lista de espera para comprar los bolsos de Chanel que su propietaria, Giulia Salvatore, consigue rescatar de los almacenes "vintage" de la Toscana (centro de Italia), según explica.
"Hay una larga lista de espera, porque sólo llegan dos o tres al mes. Y la gente los pide porque son únicos y difíciles de encontrar", afirma uno de los dependientes.
El comerciante destaca el atractivo que "Michele Salvatore" tiene para los actores o diseñadores de vestuario cinematográfico: "Ocurre a menudo que una actriz presente su película esa misma noche y busque algo 'vintage' para la ocasión".
FAMOSOS
Así lo hicieron Julia Roberts, que en 2001 eligió un Valentino del 1992 para la noche de los Óscar, o Penélope Cruz, que para la gala en que recibió su estatuilla lució un Balmain palabra de honor, diseñado sesenta años atrás, que dio mucho que hablar.
En las tiendas "vintage" de Roma se encuentran quimonos provenientes de Japón, botas tejanas o abanicos que algún día ondearon en los cabarets de París, porque los comerciantes viajan por todo el mundo para deleitar a sus compradores con los objetos más llamativos.
Los precios son muy heterogéneos, pero el "vintage" es accesible sólo para unos pocos y los dueños de sus comercios notan los efectos de la crisis económica.
"Se está extendiendo el turismo 'low-cost' y cada vez hay menos cultura para comprar 'vintage', porque la gente ya no distingue entre una gabardina de firma de una que no lo es", lamenta Cecilia, dueña de la tienda de segunda mano más conocida del centro romano, "Omero&Cecilia".
La Ciudad Eterna tiene nostalgia de lo antiguo. Lo dicen sus tiendas, sus escaparates y las calzadas, donde aún circulan muchos Fiat 500 o "vespas" como la que conducía Gregory Peck en "Roman holyday".
Y es que la pasión por lo antiguo no se limita sólo a las prendas que pueden guardarse en un armario, porque Roma también está poblada de librerías de segunda mano, tiendas de anticuario y muebles usados.
Uno de los lugares con más encanto para encontrar objetos de segunda mano es el mercadillo de "Porta Portese", en el barrio de Trastevere, con más de 4.000 puestos en los que se mezclan artículos de todo tipo, desde reliquias a chatarras.
Zapatillas usadas, abrigos de piel y transistores oxidados se mezclan con la pieza necesaria para reparar una vieja lámpara, el utensilio de cocina más insospechado o el disco de vinilo que uno anda buscando.
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